tag:blogger.com,1999:blog-65786434158621841672024-03-04T20:10:24.405-08:00luces y sombras.Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/06026024478975184996noreply@blogger.comBlogger48125tag:blogger.com,1999:blog-6578643415862184167.post-67612498002894943722012-01-04T16:02:00.000-08:002015-10-24T03:11:14.978-07:00MI MUNDO PERFECTO<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div align="justify" class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhoOP806xKDsuVv0kbvJy4B1k4d7ll-eEHhu5WkMB-4vBj_ojKxmAu0Yc7Bwy8WFfVisfaAcNEmv6EI4wuXVPpwij1ePGdHRWqqNkMDOE1MYbzhQWjj_Ed9JqiRJfrrGDOs_JVAXAEuDcY/s1600/image.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhoOP806xKDsuVv0kbvJy4B1k4d7ll-eEHhu5WkMB-4vBj_ojKxmAu0Yc7Bwy8WFfVisfaAcNEmv6EI4wuXVPpwij1ePGdHRWqqNkMDOE1MYbzhQWjj_Ed9JqiRJfrrGDOs_JVAXAEuDcY/s1600/image.jpg" /></a></div>
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<span style="font-size: x-large;">D</span>icen que la belleza de las flores es inigualable y que son más bonitas cuando están a punto de despuntar, dicen que cuando alcanzan su madurez se pueden percibir con intensidad sus colores, que uno se embriaga contemplando cada matiz, cada pétalo que se abre. A menudo me imagino lo que sienten los demás: cierro los ojos y pongo a trabajar la imaginación; salgo a mi pequeño jardín y me quedo observando el pequeño rosal que mi padre plantó para mí antes de morir; recuerdo que de niña me sujetaba en sus rodillas y me hacía recitar con él cada parte de las rosas que tan prolíficamente adornaban la primavera; desde mi triste invierno yo no podía distinguir los colores, pero cerraba los ojos y juro que sentía cada tonalidad y me olvidaba de que mi mundo estaba hecho en blanco y negro. </div>
<div style="text-align: justify;">
Con el tiempo he adquirido gran destreza e intento llevar mi enfermedad sin detenerme demasiado a pensar en los detalles que me hacen diferente. Al principio era incapaz de ir sola de compras por miedo a no saber combinar bien los colores pero, tampoco era cuestión de llevar siempre carabina; así que aprendí a jugar con mis limitaciones y a distinguir la tonalidad de los grises; apuesto a que la mayoría de la gente no tiene ni idea de que hay miles de grises diferentes, ni se ha parado a pensar siquiera la cantidad de pistas que puede dar el blanco a través del brillo que desprende, a veces tan intenso y otras tan opaco; yo he aprendido a vestirme jugando con las gamas del blanco y del negro y les aseguro que sé perfectamente la equivalencia con su color real, pero esto no ha sido siempre así. <br />
<br />
Durante años, sobre todo cuando era tan sólo una adolescente me empeñaba en querer cambiar el destino y en buscar desesperadamente una cura para mi incapacidad visual, pero el diagnóstico no dejaba muchas esperanzas para mí: acromatopsia completa, me espetó sin anestesia, aquel señor opulento, de gafas que yo veía grisáceas, pero que hoy puedo afirmar que seguro eran marrones oscuras; para después consolarme, diciéndome que tenía unos ojos muy bonitos y que aquello, nunca lo podría cambiar nada; de cualquier modo, nunca podría distinguir la vida más allá del luto del negro y de la soledad del blanco. <br />
"Mira las montañas, que bonitas se ven cubiertas de nieve" -me decía mi madre, que siempre buscaba el lado bueno de las cosas; pero yo las miraba y me parecían tan distantes y tristes que simpre me ponía a llorar; entonces ella me llevaba delante de un espejo y me obligaba a observarme detenidamente: " ¿qué ves? -me preguntaba-, y lo hacía con un tono de voz autoritario, que a mí se me antojaba resolutivo pero sin poder ocultar un deje de tristeza, "veo mi cara" -le contestaba entre lágrimas- ", después me dejaba un momento sola y volvía con fotografías antiguas en blanco y negro, de actrices bellísimas; esas fotos con ese aroma adulzorado que tenían las imágenes de otra época. <br />
<br />
Me imagino que quería que entendiese que el color no lo era todo y que la belleza de las cosas la componían la forma y la proporción y, que antiguamente cuando las fotos sólo se hacían en blanco y negro, el color era subjetivo y los chicos fantaseaban con sus novias y mujeres cuando estaban lejos de ellas, sin importarles demasiado el color de sus ojos, pero si su tamaño y el brillo que desprendían, el brillo que que con los años se ha convertido en mi mejor alíado: Así era ella, siempre viendo el vaso medio lleno, aunque el agua estuviera a punto de derramarse. <br />
<br />
Dicen también, que cuando se sufre una minusvalía visual los demás sentidos se agudizan, pero creanme. esa teoría tiene una dosis importante de utopía: si, es cierto que puedo distinguir el bermellón de la sangre del carmín de un lápiz de labios, ya que son dos olores inconfundibles pero... estoy convencida de que el dolor se agudiza cuando se intenta disfrazar, cuando lo único que se quiere es pasar por la vida como uno más, uno más que va caminando día a día y construyendo su universo a base de batacazos, de caer y de levantarse. Hoy me niego a que haya siempre alguien que impida que me caiga, hoy digo que quiero disfrutar del placer de equivocarme, de caerme y de levantarme una y otra vez sin recurrir a la mezquindad de refugiarme en mis barreras. Hoy le he encontrado un sentido a la vida y puedo caminar... Hoy puedo ver la vida en colores, mientras contemplo en blanco y negro mi mundo perfecto.<br />
</div>
</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/06026024478975184996noreply@blogger.com12tag:blogger.com,1999:blog-6578643415862184167.post-92048524663736180312011-08-11T02:36:00.000-07:002011-08-11T23:51:12.472-07:00SABOTAJE<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div align="justify" class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgPdcTOe_YeK3sWAHIvImFSJ0XtG2b13AVpKL_YgYXkmZC-5OVaThZXo60Nemsg08hnMEGR6ZzM9qrgMtkMrspTmTmxIAWhQx2wEq-tnpe1DvxHdB20v6Y6h7VkpN7KhlojJOiz8FtvGfU/s1600/IMG_7504.JPG" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgPdcTOe_YeK3sWAHIvImFSJ0XtG2b13AVpKL_YgYXkmZC-5OVaThZXo60Nemsg08hnMEGR6ZzM9qrgMtkMrspTmTmxIAWhQx2wEq-tnpe1DvxHdB20v6Y6h7VkpN7KhlojJOiz8FtvGfU/s320/IMG_7504.JPG" width="240" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">C</span>uando Estela llegó al hospital, las dos chicas seguían discutiendo acaloradamente en los pasillos. La directora no dió crédito a sus oídos cuando encontró a sus dos mejores fichajes comportarse como arpías a punto de arrancarse la piel a tiras. Chesca con el uniforme desabrochado y la cara enrojecida zarandeaba el brazo de Pilar, mientras le vociferaba mil y un improperios. En cambio ésta última, bastante más taímada dejaba que unos cuantos lagrimones resbalasen por su cara, al tiempo que lejos de devolver los desaires, ponía la otra mejilla. </div>
<div style="text-align: justify;">
-¡Basta ya! -estalló Estela conmocionada por las lágrimas de Pilar.</div>
<div style="text-align: justify;">
-¡No es culpa mía esta vez!, -inquirio Chesca con el rostro inexpresivo y sin el mínimo atisbo de compasión por su compañera.</div>
<div style="text-align: justify;">
-¡La tiene tomada conmigo!, yo sólo intento hacer bien mi trabajo, -dijo al fín Pilar mientras seguía llorando sin parar.</div>
<div style="text-align: justify;">
-¡Esto es imperdonable! -arremetió la directora dejando sobre la anatomía de Chesca una reprobadora señal de alarma sobre su futuro como enfermera.<br />
Aun así, ésta no hizo ni el mínimo esfuerzo por finiquitar aquella situación que tan poco la benificiaba y dando media vuelta se fue sin aclarar el porqué de aquel estallido de violencia que se había fraguado durante el turno de noche y había terminado como siempre durante los últimos meses, estrellándose contra ella. Chesca lo sabía. Sabía que nunca la creerían, que no importaban sus desesperadas explicaciones. En lo más hondo de su ser le ardía la impotencia de saber lo fácil que era para Pilar sabotear todo su trabajo sin levantar la mínima sospecha. Una extraña en su propia vida, un pájaro perdido que vuela cada noche para terminar en la misma jaula. Así se sentía aunque fuera incapaz de llorar, aunque fuera tan frágil que hasta una mosca podía hacerle daño; pero eso nadie podía intuirlo. Era tanto su afán por que nadie notara sus debilidades que ni siquiera se defendía con argumentos, ¿para qué?, pensaba que si la verad ya estaba escrita en el libro de la vida nada tenía que demostrar para rebatir la mentira, pero eso... nunca fue suficiente y seguía soportando las broncas por sus descuidos, las advertencias contínuas por su negligencia y, tenía que seguir soportando a Pilar; bastante menos impulsiva y calculadora, que sabía lo que quería y como conseguirlo. <br />
<br />
<span style="font-size: large;">C</span>hesca había vuelto muy cambiada después de las vacaciones de verano; algo se había renovado en el interior de la muchacha y le había dejado una pureza de espíritu que se había plasmado en su rostro, dejándole una sutil sonrisa casi perpétua. Todos se habían percatado de ello y también lo había hecho Pilar la primera noche después del asueto, que les tocó hacer una guardia juntas. Chesca la había abrazado y se había impregnado de aquel olor suyo a tabaco negro que siempre estaba adherido a su pelo. Extrañamente, aquel detalle le había dejado el cuerpo con un regusto a victoria sólo comprensible para ella que era una mujer de pequeños detalles, ya que pensaba que eran las pequeñas cosas las que definían a la persona y también las que al final quedaban en el recuerdo.<br />
Aquella noche cenaron un poco antes de comenzar la tarea y Chesca charló animadamente con Pilar, detallándole cada sitio donde había estado durante aquel mes de julio tan caluroso. Pilar admiró de boquilla el moreno tan intenso con que Chesca había regresado de sus vacaciones y, aunque ésta sabía a ciencia cierta que en el fondo se moría de envidia, disfrutaba enormemente al comprobar como se le torcía la boca de tanto sonreír de mala gana.<br />
A las once de la noche, Pilar subió a revisar las plantas segunda y tercera y su compañera se quedó en la primera y, entró en la sala de curas, ya que era tarea suya preparar la medicación de los internos para el día siguiente. Chesca cerró la puerta muy despacio y encendió la tenue luz de la mesa mientras se relajaba en el sillón de cuero envejecido que había sido un capricho más de Estela, desde que se había hecho con la dirección del hospital. Sonríendo, se quedó ensimismada contemplando la rectangular vitrina de cristal donde estaba expuesta la medicación; aquella misma tarde ella había estado alli preparando las tres tomas de cada uno de los enfermos con extrema dedicación como siempre lo hacía, pero esta vez no habría errores, todo había sido revisado ya por Estela que le había dado un ultimatum a aquella chica que tan segura estaba de ser víctima de un sabotaje cada noche. La directora ante la insistencia de Chesca de que fuera revisado su trabajo para demostrar que Pilar era la responsable de tantos errores en la medicación, no tuvo más remedio que aceptar, no sin antes advertirle que si se equivocaba perdería toda su confianza y se pensaría muy seriamente la renovación de su contrato. La enfermera seguía con los ojos fijos en la vitrina y en las minúsculas cámaras que habían sido instaladas aquella tarde con extrema precisión y que abarcaban solamente el ángulo delantero de la vitrina, de manera que cualquiera que aquella noche se colacara delante de ella, sería interceptado sin lugar a dudas. En cambio el campo de visión no llegaba al lugar donde estaba sentada Chesca ni tampoco podía capturar el momento en que sacó del bolsillo de su uniforme dos colillas de ducados que colocó astutamente debajo de la mesa. Pero revisaba el reloj no sin un punto de neviosismo, no faltaba ya mucho para que Pilar terminase en las plantas de arriba y, si aquella noche decidía no sabotearla ella estaría acabada; así que cruzó los dedos y desapareció por la planta primera comenzando su trabajo por las habitaciones del fondo. Debía preparar el escenario para que todo estuviera tranquilo y Pilar pudiera campar a sus anchas; cerró la puerta y cogió el botiquín mientras el ascensor bajaba lentamente; apresuró el paso y se dispuso a tomar temperaturas y preparar las curas nocturnas. La ansiedad se apoderaba de ella y no la dejaba concentrarse en el trabajo; era tal el deseo por comprobar si la medicación seguiría como ella la había dejado aquella tarde que no podía imaginar que así fuera. Aquella noche precisamente, debería haber más errores que nunca. <br />
<br />
A las ocho en punto, Estela tenía a las dos enfermeras en su despacho. -¡Quiero hablar con vosotras!, y su voz sonó opaca pero con un deje de satisfación que a Chesca no le pasó desapercibido.<br />
-Bien... creo que ya sé quien de vosotras dos va cubrir la plaza que tan honorablemente ha dejado libre nuestra querida Mercedes, quien tantos años ha dedicado a esta institución y que tan alto ha dejado el pabellón de enfermeras.<br />
Pilar con una sonrisa triunfal no dejaba de observar el rostro de Estela, buscando una mirada cómplice que no acababa de encontrar, pero Chesca no miraba nada en concreto y se entretenía con los dibujos minimalistas que decoraban las paredes de aquel despacho tan bien decorado.<br />
Cuando la directora le dijo que trabajaría allí de forma permanente ya que el puesto era suyo, respiró intensamente y miró irónicamente a su contrincante, que se había quedado pálida y confusa al mismo tiempo.<br />
<br />
La dos se disponían a salir, pero Estela no había terminado todavía...<br />
-¡Ah!, Pilar, ha quedado libre una plaza de limpieza, quizás te interese más que el trabajo que tienes ahora, así podrás recoger las colillas que dejas tiradas por doquier en la sala de curas. Y al fín concluyó con un "Ya podeis iros chicas"... <br />
<br />
<br />
Ya estaban las dos en el quicio de la puerta y, Chesca buscó afanosamente una lágrima en el rostro de Pilar, una sola de las lágrimas que tan buen resultado le habían dado hasta entonces, pero sólo encontró un rictus de rabia contenida y silencio. Ninguna de las dos dijo nada.<br />
FIN<br />
<br />
<br />
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Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/06026024478975184996noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-6578643415862184167.post-27306801505225857442011-08-02T21:44:00.000-07:002011-08-02T22:00:40.499-07:00ALGUIEN ESTÁ LLORANDO<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div align="justify" class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjTAP3LZF3gJ0LqQsqOG3DHxjVfyC0lnhqVg1lpG6dU8qClFE3koixnO6zQS5pWL4uYr6KBqejNv6EX5N_ClUeWgG7DhhhTTAF6_9dOmak7IbF6nkPuhP_tv9AC6W5hiQH5GcLGHOgsyx0/s1600/picasso-madre-con-nino-muerto.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjTAP3LZF3gJ0LqQsqOG3DHxjVfyC0lnhqVg1lpG6dU8qClFE3koixnO6zQS5pWL4uYr6KBqejNv6EX5N_ClUeWgG7DhhhTTAF6_9dOmak7IbF6nkPuhP_tv9AC6W5hiQH5GcLGHOgsyx0/s1600/picasso-madre-con-nino-muerto.jpg" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
"<span style="font-size: large;">L</span>a teniente Olivia Monroy era una mujer menuda y de tez muy pálida; sólo con observar sus movimientos lentos y opacos se adivinaba que no era gustosa de soportar largos monólogos y yo, que deseaba tanto que me escucharan, no me atreví a pronunciar una sóla palabra durante los interminables minutos que me entretuvo sentada frente a ella. Allí me mantuve inmóvil, con las manos entrelazadas y memorizando cada uno de los mohines de su cara, esperaba que al menos alguien como yo despertara su curiosidad; al fin y al cabo, tarde o temprano dejaría de escribir y llegaría el momento en que yo tuviera algo que contar.</div>
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<br />
</div>
<div style="text-align: justify;">
Y tenía tantas cosas que explicar; así era en las películas policiacas que tanto me gustaban donde los polis siempre dejaban que el incauto que confesaba sus crímenes (la mayoría de las veces precipitadamente, todo hay que decirlo) se explayara a sus anchas detallando cada uno de los recónditos instintos que justificaran su delito; así era siempre, pero aquella mujer no estaba en mi imaginación, ni era un personaje de ficción, era real, absurdamente real y mezquina y yo, me permitía el lujo de juzgarla a ella ante la brutal indiferencia que parecia inspirarle. </div>
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<br /></div>
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Olivia me miró sin mucho interés y al fín parecía que llegaba mi momento o eso creía yo, porqué apenas pronuncié dos palabras me cortó secamente y me dijo que me ciñera a los hechos y, eso consistía en decir día y hora en que ocurrieron y hora exacta en que todo terminó. Me costaba entender sus últimas palabras ya que había sido yo la que había ido voluntariamente a entregarme pero, no tuve tiempo de pensar demasiado... </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
No pasaron ni cinco minutos cuando dos policías me sacaron de allí, sabía que ya no me dejarían contar mi historia. Otra mujer policía también sujetaba a mi niño mientras meneaba la cabeza de un lado a otro, después con un gesto muy delicado lo apoyó sobre un carrito que tenía al lado de su mesa; al poco tiempo dos enfermeros que no se de dónde habían salido se lo llevaron y, yo me angustié porqué le tenían la cara cubierta por la manta con que yo tan celosamente había envuelto su cuerpecito,¡me lo van a ahogar!, pensé, mientras los dos maderos me arrastraban de muy mala manera hasta el calabozo.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Aquel cubículo no estaba demasiado sucio pero igual olía fatal, a desinfectante o matarratas; yo que soy alérgica a los olores demasiado penetrantes comencé a estornudar hasta caer agotada en el estrecho catre. Soy tremendamente escrupulosa, así que aparté los sucios harapos y quitándome la chaqueta me tumbé encima, cuidando que mi pelo quedase debidamente apoyado sobre ella, por si acaso había piojos o cualquier otra porquería. Me preguntaba que habrían hecho con mi hijo, sabía que no era mío, pero sólo porqué no lo había parido, pero fue mío durante un tiempo; yo le cuidé, le cambié, le alimenté y estuve con él en todo momento, ¿no consiste en eso la maternidad?, ¿no tengo yo derecho a ser madre también?, después de todo había decidido devolverlo a sus padres pero no me dejaron explicarlo y, se lo llevaron sin más.</div>
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</div>
<div style="text-align: justify;">
No se que hora sería cuando me trajeron la comida, como me habían quitado el reloj, andaba algo desorientada. El funcionario abrió la puerta y se quedó mirando las mantas y las sábanas que yo había tirado al suelo; luego, dejó una bandeja con comistrajos sobre una pequeña mesa y se fue escudriñándome como si fuera una apestada. Sólamente el olor de la comida, volvió a hacerme estornudar de nuevo pero, cuando me calmé volvieron los recuerdos de mi pequeño. Me arrepentí de haberlo entregado; ahora el niño me extrañará y tal vez esté llorando, si, llorará siempre porqué ya no estoy con él." </div>
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<em><span style="font-size: large;">E</span>scuché la historia de aquella mujer con estupefacción y una dosis importante de dolor pero, al fín y al cabo es mi trabajo y, además hasta aquel momento nadie lo había hecho.</em></div>
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<em> Miranda nunca había querido tener hijos, nunca mientras fue joven y se ponía el mundo por montera. Fue después de cumplir los cuarenta cuando se empezó a obsesionar con la maternidad; pero Miranda estaba acostumbrada a conseguir las cosas fácilmente, de una manera rápida y, aunque no era ninguna estúpida, su mente había terminado por perturbarse hasta tal punto de pensar en robar un niño y cuidarlo durante unas semanas; después lo devolvería y en su enajenación pensó que así se arreglaría todo y saciaría su instinto maternal; ni siquiera quiso aceptar el hecho de que el niño falleciera de muerte súbita una noche. A la mañana siguiente lo envolvió en una manta y se dirigió con él en brazos a la comisaría más cercana.</em><br />
<br />
<em> Han pasado cinco largos años y Miranda sigue interna en un psiquiátrico, preguntando por el niño a todo el que se encuentra. Mis esperanzas de que algún día se recupere están casi olvidadas; le he explicado que el niño está muerto pero ella no quiere escucharme y se va. Cuando nos volvemos a ver me vuelve a decir que necesita contar su historia porqué alguien está llorando y yo la escucho una vez más.</em></div>
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<br />
<span style="font-size: large;">FIN</span></div>
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</div>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/06026024478975184996noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-6578643415862184167.post-23787880095867474352011-07-26T03:33:00.000-07:002011-08-02T21:42:19.257-07:00LA TRAMPA<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div style="text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjq3mBxVMMmuQQIQT8-_yZsj19zrC7pBbZ1EGDHfBpz12J1sXm2_lum6WpdWoCojnpN6U7qBlD0OI3qpkN8CoBHwdhayXh1-zALwkf9IL63Iobu7vhgSxVbzWW4ZVcjmeUvZkjKAONG9mU/s1600/9.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjq3mBxVMMmuQQIQT8-_yZsj19zrC7pBbZ1EGDHfBpz12J1sXm2_lum6WpdWoCojnpN6U7qBlD0OI3qpkN8CoBHwdhayXh1-zALwkf9IL63Iobu7vhgSxVbzWW4ZVcjmeUvZkjKAONG9mU/s320/9.jpg" width="262" /></a><span style="font-size: x-large;">M</span><span style="font-size: small;">e desperté en medio de la nada. Mi cuerpo estaba entumecido y dentro de mi cabeza percibía un vacío estremecedor; como si todo lo que antes había allí dentro se hubiera evaporado, como si ya no tuviera momentos que arrancarle a la vida y algo se hubiera muerto dentro de mí.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
Lo que hubiera dado en aquel momento por devolverle la sabiduría a su dueño, por rescatar el misterio de la ignorancia, lo que hubiera dado por no haber deseado conocerlo todo y haber dejado que el destino me sorprendiera poco a poco... pero quise adelantarme a sus designios y he caído en su trampa. Ahora sé que no me sirve de nada, que no podré cambiar nada.. es desolador y a la vez irónico, pero es el precio que pagaré por mi insolencia. </div>
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<br /></div>
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Cada día de mi vida lucho incansablemente por olvidar aquella tarde en que quise jugar a ser Dios y adelantarme a sus planes y cada día compruebo lo necios que resultan mis desvaríos por intentar cambiar mi profecía. Todo lo que aquel fatídico día me anunciaron se está cumpliendo irremediablente sin que yo pueda hacer nada por evitarlo y mientras, yo juego a ser una oveja más del rebaño que vive la vida como si nada. Pero cada día sé lo que me va a ocurrir en cada momento; es como si un mecanismo en mi interior se activara más rápido que mis pensamientos y mis actos, es como si hubiera perdido totalmente el control, como si alguien manejara los hilos de mi vida y fuera sólo una marioneta en manos del destino; eso es lo que soy, un muñequito movido por hilos que ha perdido la capacidad de decidir. </div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Todo esto comenzó hace ya cuatro años; una tarde en que yo estaba aburrida y acepté la invitación de mi amiga para ir a ver a quien ella llamaba su consejera espiritual. Elisa no era muy dada a creer en fantasías pero sí le gustaba ser original, por eso siempre andaba metida en espiritismos y andanzas de brujerías aunque, nunca cruzaba la línea; ella siempre decía que no era bueno saber demasiado, en cambio yo ansiaba conocer lo que me deparaba la vida y, todavía no sé porqué. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
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Yo en aquella época dudaba si seguir con mi novio o dejarle e irme con mi amante con el que ya llevaba un tiempo clandestinamente; dudaba entre los dos porqué si los juntaba creía tener al hombre ideal, por eso no me decidía a cambiar nada y, pensé que tal vez una ayuda del más allá me ayudaría a elegir.</div>
<div style="text-align: justify;">
Aun recuerdo las palabras de aquella mujer antes de irme de allí: "vete y no vuelvas, nada hay que puedas hacer por cambiar tu destino. Te he enseñado lo que va a ser tu vida pero nada puedo hacer ya, por ayudarte a cambiarla".</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Cuando salí de alli, las carcajadas de Elisa retumbaron en las estridentes paredes de la sala de espera, mi rostro debía de estar desencajado pero, ella que no se tomaba la vida muy en serio quiso restarle importancia y me acompañó a tomar un café ajena a lo que había ocurrido allí dentro.</div>
<div style="text-align: justify;">
"Esta será la última vez que tomaremos un café juntas", le dije con el rostro inexpresivo mientras desde la terraza donde estábamos contemplaba los coches pasar de un lado a otro ajenos también a lo que iba a ocurrir diez minutos después. Elisa, sin prestarme demasiada atención pagó los dos cafés y cruzó la cafetería para ir al baño. Yo, me quedé mirándola pero no corrí tras ella, sólo lo hice diez minutos después como era lógico en una persona que se impacienta por la tardanza de alguien y no sabe lo que ocurre, pero yo sí lo sabía...</div>
<div style="text-align: justify;">
Aquella fue la última vez que la ví con vida.</div>
<div style="text-align: justify;">
Lejos de sentirme culpable, viví aquella fatídica desgracia con resignación y con la misma pena e impotencia del que ignora el porvenir. Mi cerebro no tenía tiempo suficiente para registrar los movimientos pertinentes para adelantarse a todas las desgracias que hubiera podido evitar y lo mismo me ocurrió tan sólo dos meses después: yo había decidido dejar a mi novio y aunque sabía lo que eso me depararía, nada hice por evitarlo: una mañana empaqué mis cosas y me despedí de él para siempre: "serás muy feliz, te lo aseguro, te volverás a enamorar y dentro de poco te habrás olvidado de mí" le dije con el rostro impasible y sin derramar una sóla lágrima y, lo hice dos segundos antes de cruzar la puerta y saber que ya nunca más volvería a despertarme a su lado.</div>
<div style="text-align: justify;">
Aquellas fueron las últimas palabras que le dije.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Otra noche en que yo estaba en la cama con mi nueva pareja, escuchaba rutinariamente todas las patrañas que me contaba: viajes de negocios en que no podía acompañarle por lo aburridos que me resultarían, cenas de trabajo que de trabajo nada tenían y yo, sabiendo en cada momento lo que pasaba por la mente de quien en aquel momento compartía mi cama, nada hacía por evitarlo. Ni una sóla vez intenté cambiar sus planes, ni en una sóla ocasión quise adelantarme y jugar con el viento a mi favor, más bien al contrario: escuchaba sus retaílas con pasividad y esperaba con ansiedad los pocos momentos que me regalaba y le dejaban libres las otras mujeres; mientras, me llegaban aun sin quererlo las buenas nuevas de mi anterior relación: los embarazos de su nueva novia, los éxitos profesionales que se habían fraguado estando conmigo y que con el tiempo se materializaron en una vida estable; era como un castigo y yo que ya sabía todo eso, seguía caminando sin pararme por la línea torcida que era mi vida y que ya nunca se enderezaría. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Y aquí sigo, esperando... viendo pasar mi vida y sabiendo todo lo que me va a ocurrir. He pensado en fulminarla, romper con todo, rasgar la delgada línea que me ata a este mundo, pero es inútil, sé que moriré de vieja, me he visto así: desahuciada, sóla, porqué pronto voy a quedarme así, tampoco voy a hacer nada por evitarlo. Cuando él se muera dentro de muy poco, tampoco quedará mucho de mí, más que la condena y la penitencia de seguir en este mundo con los restos de mi cuerpo maltrecho. Si pudiera, debería tratar de evitar lo que ese día va a ocurrir, pero es mi cerebro quien lo sabe; las palabras, los conatos de movimiento y los argumentos están anestesiados, desperdigados y no quieren aliarse con él.</div>
<div style="text-align: justify;">
Soy sólo una marioneta, un muñequito movido por hilos muy finos, que ha perdido la capacidad de decidir... </div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;">fin</span></div>
</div>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/06026024478975184996noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-6578643415862184167.post-23731019345754110782011-04-18T19:30:00.000-07:002011-04-19T05:53:45.803-07:00EL DESTINO EN EQUILIBRIO III<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on"><div align="right" class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgpPCdAbmJzfBnn5A9-kq9_DOl6S3RlxAHecf1DgtweQ__NrpDVsikRXQWGmN87M32s1D_QhhmOlAJr2iuMMZwCA9rn6SmaOhoUJdvjEzm8GeQq1F3jKEMjuTwasWkibm4s5rgwnBD5oAA/s1600/hh.bmp" imageanchor="1" style="clear: left; cssfloat: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="190" r6="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgpPCdAbmJzfBnn5A9-kq9_DOl6S3RlxAHecf1DgtweQ__NrpDVsikRXQWGmN87M32s1D_QhhmOlAJr2iuMMZwCA9rn6SmaOhoUJdvjEzm8GeQq1F3jKEMjuTwasWkibm4s5rgwnBD5oAA/s200/hh.bmp" width="200" /></a></div><div style="text-align: justify;">CÍRCULO CERRADO </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: x-large;">D</span>icen que llega un momento en que las defensas bajan tanto que el cuerpo pierde el control. Pero somos mucho más fuertes de lo que creeemos y, es en ese momento, en que el ánimo está más bajo y uno se quiere morir cuando la adrenalina vuelve a instaurar los niveles óptimos de supervivencia. Sabemos que no nos queda otra y, que sólo si recuperamos la cordura podremos seguir adelante. Y es que en el fondo la meta siempre es la misma: conseguir ser felices, al menos un rato cada día.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">La semana había sido dura para Belén y, había adoptado una postura victimista que le estaba dejando los ojos muy hinchados y muy pocas respuestas a lo que había ocurrido en el hotel. Los dos habían salido aquella noche sobre las tres de la madrugada; caminando hacia el aparcamiento casi sin dirigirse la palabra; cuando llegaron, él le abrió la puerta pero ella se limitó a coger el abrigo que estaba en el asiento de atrás y se negó a que la dejara en su casa. Iván le pidió que le diera un beso y ella arrimó la cara sin mirarle. Los dos tomaron caminos distintos: Belén convencida de que no volvería a verle, él desconcertado ante las postura caprichosa de ella.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Cuando llegó a casa, Ricardo dormía ajeno a lo que había ocurrido. Belén sin encender las luces se quitó la ropa y se metió en la cama. Los días pasaban sin que el móvil diera señales de Iván y, al cuarto día estaba convencida de que no quería ya volver a verle pero seguía esperando una llamada, un mensaje de texto, la oportunidad de ser ella quien dijese la última palabra. <br />
<br />
Sin embargo a pesar de no entender porqué su amante había querido salir escopetado del hotel dejándola allí sóla con la excusa de que no podía dormir, ella era lo suficiente inteligente para entender que aquella cita era lo suficiente importante para haberla preparado mejor; pero para eso tendría que no haber existido Ricardo, no debería haberle mentido diciéndole que no sabía freir un huevo y, tendría que haberle citado directamente en su casa y, haber preparado el escenario debidamente; así podría haberle sorprendido con la magnífica decoración de su bonita casa, encandilarle con sus artes culinarios y hacer que se sintiera cómodo en una soberbia cama que en nada se parecía a la del hotel y, por supuesto lucir la lencería fina que nunca se ponía.<br />
Tal vez sí aquella tarde no hubiera empezado tan mal, la noche no hubieran acabado peor, pero también es cierto que en esa ocasión Belén no pudo elegir.<br />
Ricardo estaba acostumbrado a los cambios de humor de su mujer, así que no se sorprendió al verla deambular por la casa como una autómata; con los años se había hecho a sus silencios, a sus neuras y cada uno disfrutaba de su espacio sin pedirle cuentas al otro y, así vivían en armonía o eso creía él.<br />
<br />
Al quinto día, Belén cogió un papel y escribió todo lo que le gustaba y no le gustaba de Iván y se convencía a si misma de que haber seguido con la relación sólo le traería problemas y, que no le convenía en absoluto; es fácil transformar en defectos las cosas que te atraen de una persona cuando crees que la has perdido o no has luchado lo suficiente para que las cosas funcionaran; el caso es que al final había llegado a la conclusión que Iván sólo le gustaba en la cama, pero lo que le aterraba era que incluso cuando no la trataba todo lo bien que ella quería la excitaba; era como un yin yang en ebullición constante: que más dá que me humille si al segundo me sube al séptimo cielo; qué importa si me ridiculiza si después se desvive por complacerme; entendió como una persona puede llegar a depender de otra hasta perder su propia autonomía y, sentía escalofríos sólo de pensar que a ella le estuviera ocurriendo eso. El círculo se iba cerrando y, ella allí dentro sin saber que hacer.<br />
<br />
<em>la dependencía es un síntoma que sufren las personas que percibieron no sentirse queridas en su infancia; es terrible porqué la enseñanza que han exprimido de la vida es que hay que dar mucho para recibir algo a cambio. Estas personas dejan que los demás tomen las riendas de su vida, por eso la balanza siempre se inclina del lado contrario. Buscan estabilidad pero su frustracción no les dejará nunca encontrar el equilibrio, a no ser que logren reaccionar a tiempo. </em><br />
<br />
CUESTIÓN DE SEXO<br />
<br />
Y si todo se reduce a eso, ¿para que seguir buscando más?, aquella tarde en que Iván estaba de un humor de perros, se lo había dicho a Belén mientras tomaban unas sidras: "me cansais todas, al final que más da que una chica sea guapa, que sea fea, si total todo está visto ya". Ante tan desafortunado comentario, ella se había limitado a sonreír como si no estuviera implicada, como si sólo pasara por allí: pero no había sido la única metedura de pata de Belén; aquella tarde le había bailado el agua de una manera humillante, había enseñado sus cartas de una forma demencial:"mírame, ¿no ves que estoy necesitada?, guíame, señálame la senda que no te negaré nada". No necesitó decírselo con esas palabras porqué su mirada, sus gestos posturales y hasta su indifirencia hablaban a gritos.<br />
Los exfuerzos de Iván en las citas anteriores en conquistarla, se le antojaron aquel día ridículos; la química no existía ya y la física estaba allí, reclamando exprimirla hasta saciarse para pasar página cuanto antes.<br />
Estaba convencido de que él a ella sólo le interesaba como un pasatiempo, pero tampoco estaba dispuesto a permitirle que se acercara demasiado. Al fin y al cabo, ella no quería involucrarle en su vida, no se dejaba conocer; pero aquella noche en vez de un halo de misterio por descubrir, se había convertido en largas horas de sexo puro y duro, pero sólo eso y había resultado muy frustante para él.<br />
Quiso llamarla muchas veces e intentó mandarle mensajes sólo para saber de ella, pero nunca se atrevió. La manera en que se habían despedido aquella noche le había espantado su osadía, pero fue ella al cabo de tres meses en que nada sabían el uno del otro quien le envió un mensaje citándolo donde siempre, para hablar de algo importante según ella. Para sorpresa de Iván, que hacía ya un par de semanas que había comenzado a salir de nuevo con Lucía, su corazón le dió un vuelco y allí estuvo puntual, esperándola como si el tiempo no hubiera transcurrido, como si se tratase de las primeras citas cuando tenía tanto interés en conocerla.<br />
Allí estaba él, en el café Gijón, sentado en una de las mesas del fondo, tomándose una coca cola y, allí seguía cuando la vió entrar veinte minutos tarde: altiva, maravillosa, pero diferente: no hubo besos pero si una sonrisa inmensa que dejaba patente su perfecta dentadura, el pelo le cubría gran parte de la cara pero sus ojos seguían sin poder esconderse y, allí estaban recordándole a él lo guapa que era.<br />
<br />
La primavera estaba ya dejándose ver discretamente en Asturias y Belén había cambiado sus mitones negros de ante por unos muy finos de algodón. Sus manos bajo ellos le parecieron sublimes y, ella no trataba de esconderlas como antes, en cambio gesticulaba con ellas constantemente. Era la primera vez que hablaban de cosas trascendentes e Iván se daba cuenta que la tarde había pasado casi sin darse cuenta: perfecta, aromática, sensualamente discreta. Fue precisamente aquella tarde cuando se dió cuenta que Belén era la mujer de su vida.<br />
Ella se levantó justo en el momento en que le propuso invitarla a cenar: "ah lo siento, tendrá que ser otro día, es que no te he contado, sabes... me casé el mes pasado, fue un flechazo y, fíjate que hoy mismo tenemos una cena, pero otro día será, por los viejos tiempos", y se despidió regalándole un par de besos: uno por mejilla.<br />
Él la vió alejarse cadenciosamente y volver la mirada cuando estaba a punto de salir y, todavía seguía mirándola cuando Belén se subió en un taxi y se alejó de allí, dejándole solo. Por un momento quiso volver al pasado y despuntar justo en el momento en que ella estaba sentada en la cama de aquel hotel: indefensa, llorando porqué no quería quedarse sóla. Pero ella se había ido, ya era primavera y el reloj marcaba las ocho de la tarde.<br />
<br />
<br />
Dias después, Belén contemplaba desde la ventana como las rosas comenzaban a resurgir despues de aquel invierno que había resultado tan duro, como eran todos los inviernos en el norte; interminables. Ricardo se le acercó despacio y le rodeo el vientre mientras ambos miraban el horizonte en la misma dirección. El día acababa de amanecer y era domingo, pero lo importante es que Belén nunca se había sentido más feliz en toda su vida.<br />
<br />
<em><strong> </strong>En cualquier relación humana en que dos personas se convierten en una, el resultado siempre será dos medias personas. La esclavitud de intentar complacer a los demás a cualquier precio nos convierte más que en sensibles, sensibleros y vivimos en una sociedad en que nadie escucha a nadie. Nos gustan las personas cuando las percibimos fuertes e inalcanzables por eso deseamos lo que más nos cuenta conseguir. En cuanto lo tenemos dejamos de valorarlo porque deja de ser una meta y los seres humanos necesitamos recargarnos las pilas y derribar fronteras, necesitamos dominar la situación, poder elegir, saber que al fin la pelota después de botar sin sentido ha caído en nuestro tejado y se ha quedado ahí. </em><br />
<br />
<em>¿Queremos de verdad conseguir el equilibrio o buscamos la inestabilidad de un columpio para caernos siempre que queramos? </em><br />
<br />
<br />
<em> <span style="font-size: x-large;">FIN</span></em><br />
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</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div></div>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/06026024478975184996noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-6578643415862184167.post-91342989801935175172011-04-07T00:53:00.000-07:002011-04-07T11:52:49.946-07:00EL DESTINO EN EQUILIBRIO II<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on"><div align="right" class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgCxWKGUyGwuw2g2oFKq7-rXNNbgK7YBGbVIPGQjtZUKv0m6-h4tdDadH14T-xc_bceWHzr8EBa8BHp6q9iFt-fZOWIMbgHXuY2tYE4r0lO6LMo0c0cqWfGDzQqeByaGIrBdAc3MqbGVDI/s1600/untitled.bmp" imageanchor="1" style="clear: left; cssfloat: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="261" r6="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgCxWKGUyGwuw2g2oFKq7-rXNNbgK7YBGbVIPGQjtZUKv0m6-h4tdDadH14T-xc_bceWHzr8EBa8BHp6q9iFt-fZOWIMbgHXuY2tYE4r0lO6LMo0c0cqWfGDzQqeByaGIrBdAc3MqbGVDI/s320/untitled.bmp" width="320" /></a></div><div style="text-align: justify;">LAS MARIPOSAS SE ESCONDEN EN LA TENUE LUZ DE UN HOTEL </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: x-large;">A</span>lgo empezaba a fallar entre los dos, a medida que las citas iban siendo menos espaciadas. Belén que era propensa a recibir respuestas acorde a sus arrebatos, no estaba del todo preparada para encajar desaires; se le hacía difícil entender que la visión que había construído en su mente de una persona fuera mudando a medida que el tiempo transcurría y quizás su primer fallo fuera dar por sentado que su mundo interior sería interpretado y comprendido por todos a medida que el contacto físico se estrechara. Nunca había podido entender que alguno de sus gestos, actitudes o frases desafortunadas pudieran molestar a alguien: ¿es que son incapaces los otros de ponerse en mi lugar?</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Iván y Belén llegaron al hotel a eso de las diez y media, antes habían estado tomando sidras en un conocido local de Cimadevilla y a la vista de la poca disposición de ella a invitarlo a cenar a su casa, Iván le propuso pasar la noche en aquel hotel sencillo pero muy limpio; un lugar bastante discreto donde las parejas pasaban unas horas o la noche entera si lo deseaban.</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;">No había sabido interpretar bien el comportamiento de él durante toda la tarde, habían hablado de muchas cosas y había percibido en Iván, un exceso de confianza que fácilmente se podía confundir con eso de guardar las distancias. Habían quedado en el café Gijón como siempre y ante los mensajes cariñosos en que él le pedía que lo invitase a cenar, Belén se había empezado a sentir incómoda, "no pensará que voy a pagar yo", aunque rápidamente cayó en la cuenta de que lo que él quería en el fondo era pasar la noche con ella, "bueno, a ver que bola le coloco ahora".</div><div style="text-align: justify;"> Pero lo que nunca se había podido llegar a imaginar es lo que ocurrió unas horas después, sencillamente no estaba preparada para ello.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Mientras subían las escaleras, Belén recordó como él la incomodó diciéndole si no le daba verguenza no saber cocinar, sonrío pensando lo mucho que le gustaba a ella la cocina y como le gustaría que un día probase sus famosas croquetas de jamón: "dios, esta mentira si que me ha dolido, ¡siento que he metido la pata!" </div><div style="text-align: justify;"> El recepcionista era un hombre de unos cuarenta años, acostumbrado a ver parejas desfilar por allí, no miró especialmente a ninguno de los dos y se limitó coger la tarjeta que Iván le entregó: "¿toda la noche?, "de acuerdo, pues son cuarenta euros". Belén hizo ademán de meter la mano en el bolso e Iván con un gesto rápidamente le hizo entender que no, aquello empezaba bien: "¡para que luego diga Iroana que se quiere reír de mi y que me tengo que buscar un gigoló!" </div><div style="text-align: justify;">La habitación resultaba amplia y muy agradable; los suelos estaban revestidos de moqueta rojiza y la pulcritud y el agradable olor de las sábanas invitaban a probarla cuanto aantes. Lo primero que hizo Belén fue encender un cigarrillo, a pesar de que había estado toda la tarde sin hacerlo porqué sabía que a Iván no le gustaba el olor del tabaco: "¿no habrá detector de humos, verdad"?, pero... ¿"a que no hay ni un cenicero"? y, antes de acabar la frase Iván ya le había traído uno de algún sitio, Belén eshaló el humo y, ya estaba comenzando a tocar el cielo, que unas horas más tarde le caería en picado ante sus pies.<br />
<br />
<em>La desilusión es un sentimiento muy profundo de haber esperado algo con la esperanza y seguridad de recibirlo y luego sentir que no lo hemos obtenido. En el fondo la ilusión es una anomalía de la mente; falsas expectativas que creamos en nuestro interior sobre una persona o situación y, el malestar que viene después es sólo fruto de nuestra imaginación por fantasear con lo que nunca existió.</em><br />
<br />
LOS DOS LADOS DE LA CAMA<br />
<br />
Iván contempló sin ningún pudor, como Belén se quitaba todas la ropa y se metía en la cama; él hizo lo mismo y, viéndola allí desnuda se dió cuenta que era joven todavía, tal vez más de lo que en un principio él había pensado. Su cuerpo era elástico y manejable pero sus manos estaban muy estropeadas, se había fijado en ellas en cada una de las citas que habían tenido; parecían deshidratadas y él se lo había comentado con la misma naturalidad que le piropeaba las otras cosas buenas que tenía. Ella que era muy vanidosa y gustaba de esconder sus defectos, no había tenido más remedio que confesarle que era una alergia contraída en su trabajo y le había quitado importancia, pero en realidad le acomplejaba bastante el estado de sus manos porqué sabía que era el primer delator de la edad. Esa fue de las pocas verdades que le había dicho.<br />
Las horas pasaban sin darse cuenta entre besos, caricias y, él la penetraba una y otra vez mientras ella se iba confíando poco a poco y en un momento dado le llamó "cariño", él le preguntó que porqué le llamaba así y, ella dándose cuenta del error cometido, le contestó que así le decía a todo el mundo, pero Iván se sintió incómodo y se quedó durante un rato mirando al vacío. La encontraba demasiado descontrolada y también le hizo ver que no debía de gritar tanto; ante tantas críticas en la coctelera mezcladas con tanto deseo por parte de los dos, Belén se estaba comenzando a poner algo nerviosa y cuando le ocurría eso, no podía evitar soltar algunas de sus perlas: "Nadie nos oye, aquí podemos hacer de todo, hasta cometer un crimen si queremos". Cuando acabó la frase, ella no podía creer que de su boca hubiera salido aquello, pero así había sido y él le recriminó que dijese aquellas cosas y le confesó que le estaba dando miedo, a lo que ella se disculpó diciéndole que era una broma; de todos modos eso no impidió que siguieran con sus juegos eróticos durante un par de horas más. Habían llegado a las diez y media y a las tres de la mañana ya estaban agotados, uno a cada lado de la cama.<br />
<br />
Iván no hacía más que rascarse y dar vueltas pero, ya era innecesario tocar a Belén. El juego había terminado. En un momento la miró y, vió una extraña a su lado; además no podía conciliar el sueño, ella en cambio se mantenía muy quieta, alejada de él, sin atreverse a moverse. Algo estaba fallando y lo sabía, pero tenía la esperanza que cuando amaneciera las cosas se arreglaran y la magia volviera pero, eso nunca ocurrió; cuando Iván se incorporó, ella contempló su cuerpo atlético desnudo y cuando él le dijo que quería irse a dormir a su casa porqué allí no conseguía hacerlo, Belén sintió que había sido utilizada: "quédate tú a pasar la noche, -le soltó muy serio, que está pagada la habitación hasta mañana, quédate..."<br />
<br />
Belén estupefacta, se sentó en la cama y se contempló en el inmenso espejo; se vió gracil a la vez que patética y comenzó a gemir muy despacio, a intervalos lentos: "¿que ha pasado, hice algo que te molestó?, "¿pero porqué lloras?" -le contestó Iván, "¡joder que sensible eres!, no eres tú soy yo, ha sido la puñetera sidra".<br />
<br />
Pero, ¿qué pasaba en realidad por la mente del chico para querer alejarse de allí como alma que lleva al diablo?, ¿conseguirán las lágrimas de ella conmoverle o simplemente el juego había terminado de verdad?, ¿habría sido simplemente ese su objetivo: llevarla a la cama después de tanto calentón en el asiento trasero de un coche o, algo se había removido en su interior?<br />
<br />
<em>La atracción surge a lo bestia, pero los mecanismos para provocarla pueden ser muy sutiles; varían notablemente según las personas que lo llevan a cabo y, todo lo que se hace para conseguir a una persona que nos atrae anula todas las reglas de sinceridad. Una vez satisfecho nuestro objeto de deseo, ¿seguimos insistiendo en demostrar los amables que somos o queda sólamente el cansancio del esfuerzo por aparentar lo que no somos?</em><br />
<br />
<em> En definitiva, ¿vale la pena emplear tiempo y esfuerzo en que alguien se enamore de nosotros o, así estaremos cimentando el aburrido camino hacia la rutina que acabará con la atracción y por ende con el amor?, ¿deseamos de verdad que se nos llegue a ver como a un perrito necesitado de cariño?, ¿queremos que nuestra pareja dure siempre y no nos defraude o preferimos vivir en una montaña rusa?</em><br />
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</div><div style="text-align: justify;"></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div></div>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/06026024478975184996noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-6578643415862184167.post-38107858053156381472011-04-01T00:33:00.000-07:002011-04-07T06:56:15.110-07:00EL DESTINO EN EQUILIBRIO I<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on"><div align="justify" class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><div align="right" class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjH96NPoB62qW358RIAS_Q4gob1dOnTXLQBv5oLBdJ2GH3DcErKCQqJQk5pUJUSFX9WkOiXDNb4qkmMcf9uB-gfTR7zxOOzLz5D6czcwsp1jtUU-WxeI0LbUWYxiXIUD43wkLejfC3Pf-Q/s1600/34778_1374367082516_1331982733_2715956_5318748_n.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; cssfloat: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" r6="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjH96NPoB62qW358RIAS_Q4gob1dOnTXLQBv5oLBdJ2GH3DcErKCQqJQk5pUJUSFX9WkOiXDNb4qkmMcf9uB-gfTR7zxOOzLz5D6czcwsp1jtUU-WxeI0LbUWYxiXIUD43wkLejfC3Pf-Q/s320/34778_1374367082516_1331982733_2715956_5318748_n.jpg" width="196" /></a></div>BELÉN NECESITA SER ACARICIADA <br />
<span style="font-size: x-large;">L</span><span style="font-size: small;">a cita no sólamente había ido bien, lo siguiente... pensó Belén en cuanto llegó a casa. Curiosamente sintió un resquicio de remordimiento que apenas le duró unos segundos, los mismos que empleó en contemplar la cara de Ricardo que como siempre seguía enfrascado en los juegos del facebook, ajeno a las andanzas de su mujer. El pobre diablo ni siquiera podía imaginar que tan sólo media hora antes Belén había estado revolcándose en un coche con otro hombre, Allí seguía él con sus chorradas, igual que todos los días, pero eso ya no importaba. El mundo era demasiado imperfecto para encontrar todo lo que se necesitaba en una sola persona. Ahora Belén se sentía feliz y así seguiría si conseguía tiempo suficiente par los dos. </span><br />
<br />
¿Habria logrado al fín el equilibrio o la caída sería tan brutal que el cosmos entero sucumbiría a sus pies?<br />
<br />
El juego psicológico de no intimar demasiado, de coquetear todo el rato y no interar profundamente con alguien que en realidad no necesita que le hagas un plano de tu vida, había sido un fiasco, ya que resulta que Iván ni era tan inocente como ella se pensaba y, como a ella tambien le gustaba estar jugando a la ironía y al sarcasmo. La atracción entre los dos era evidente y a medida que se iban viendo, Belén lo encontraba más guapo, tenía ese aire de granjero despeinado, pero con clase, el típico chico bueno de peli americana, si, ya lo creo que le gustaba; mucho más de lo que había podido llegar a imaginar, pero eso no le había impedido mentirle constantemente y, ahora que el chico se le iba metiendo poco a poco en su piel sentía una necesidad imperiosa en remendar todos los embustes con medias verdades que no echaran por tierra su castillo de naipes.<br />
Al principio todo había sucedido según ella lo había planeado: chico le gusta chica y la colma de piropos, atenciones, la pasea en su deportivo y la lleva siempre a sitios alejados de la ciudad, con la intimidad suficiente para no ser molestados ya que Belén intenta impresionarle ya en la primera cita diciéndole que no le gusta demasiado la gente y quiere estar sólo con él. Hasta ahí todo bien, lo malo comenzó cuando llegaron las preguntas inevitables: ¿vives sóla, estás con alguien?, ¿cuántos años tienes?, respuestas que no hubieran tenido demasiada complicación para una chica soltera y bastante más joven, pero para ella eran una punzada en su ego, ¿porqué querrá saber tanto éste?, pero si uno pregunta lo que no debe, escucha lo que no quiere, se consolaba ella después de colarle mentira tras mentira, "cómo voy a decirle yo a un chico tan joven que hace una semana cumplí trenta y seis años, mira que preguntarme la edad"... "y cómo voy a soltarle así de sopetón que tengo un marido, así no querrá nada serio conmigo y me tratará como a una fulana, no me conviene"... y lo de vivir sola es mucho mas chic que compartir piso, hasta en eso le mintió.<br />
Lo que más le preocupaba a Belén era el tema de la diferencia de edad, Iroana la noche que se conocieron había sido muy clara: "ese no tiene ni treinta años, tendrá una novia de venticinco y querrá divertirse contigo, al final estarás en boca de sus amigos, nunca tendrás nada serio con él y se avergonzará de tí a no ser que quieras un gigoló, ¿crees que tendrá valor ese niñato para presentarte a sus padres?, olvídate... y no seas ingenua".<br />
Es cierto... se recreaba Belén en sus palabras con ganas incisivas de hacerse daño, mientras Ricardo había dejado los juegos y se había metido en la cocina para impresionarla con una pizza recalentada.<br />
¿Se habrá dado cuenta que ya estoy en casa?, se preguntaba a si misma mientras por otro lado controlaba los mensajes de su móvil, "¡ese capullo no da señales de vida!, ya debería de haberme mandado algo, una de esas bobadas que tanto me gustan, ¿estará perdiendo interés por mí?, "no, lo habría notado, lo tengo bien enganchado, pero si casi nos la pegamos con el coche de tanto meternos mano", "entonces... ¿porqué llevo ya una hora sin saber de él"?. "No cenaré nada" vocea Belén desde el salón, "no me encuentro bien , me meteré en la cama pronto", se dice muy bajito, sólo para ella y con esa lagrimita a punto de salir pero esperando a quedarse sóla para hacerlo. <em> </em><br />
<br />
<em>Una caricia es el reconocimiento de la existencia otra persona. Los seres humanos tenemos necesidad de ser reconocidos, valorados, apreciados y no ignorados.</em><br />
<br />
<br />
IVÁN Y EL ENIGMA DE BELÉN<br />
<br />
Iván fue directo a su habitación, desde que había conocido a Belén no había vuelto a cenar en casa, y se estaba gastando el dinero con demasiada alegría pero no le importaba, "¡dios, que fogosa es y , eso que parecía tan modosita y tirando a sosa"!, "eso de que no está con nadie no me lo trago, es mentirosa como ella sóla, y rara pero está buena la puñetera, ¡está dura como una piedra!", al final no sé ni su edad, tendrá treinta y cinco o cuarenta, pero tendré que decirle que aparenta venticinco para que no se vuelva a mosquear". <br />
No se había enamorado todavía de ella, pero sabía que era cuestión de tiempo, la atracción entre los dos sobrepasaba los umbrales imaginables y cuando estaba con ella el tiempo no existía, le gustaban esas caídas de ojos que le recordaban a una muñeca y esa manera de vestir tan fashion, estaba harto de niñas que iban siempre embutidas en sus vaqueros para que se les notaran las curvas, y con escotes de vértigo que dejaban ver pechos excesivos y que bajo de ellos bien se podía colocar un boli sin peligro que se cayera. Ella no, con sus tetas tan pequeñitas y turgentes, ella siempre en la medida justa. "¡Que presumida es!", pensaba mientras sonreía con las manos rodeando la nuca, allí en su cama y con poco sueño todavía.<br />
A él, no se le escapaba el detalle de los rodeos que Belén le hacía dar para dejarla en su casa, "ni a un café me invita a subir... ¿no se avergonzará de mi?, ¡como es un poco pija"! Rápidamente se incorpora, se va a mirar en el espejo, y se pasa la mano por su barba de dos días, "si me la dejo crecer un poco, mejor"...<br />
A sus veintinueve años Iván no se había enamorado muchas veces, su última novia se llamaba Lucía y tenía veinte años y en cinco meses que estuvieron saliendo, no recordaba ni un sólo momemto memorable, sin embargo ahora ella no hacía otra cosa que irle detrás, pero le había prometido a Belén que no estaría con ninguna mientras se estuvieran conociendo, a lo que ella le había respondido que no le importaba que lo hiciera,<br />
¿no eres celosa? -le preguntó un día, "claro que no", le contestó ella, mintiéndole por enésima vez.<br />
<br />
<em>La mentira es un engaño intencionado, consciente y estudios demuestran que el ser humano tarda más tiempo mintiendo que diciendo la verdad. Yo pienso que mentir no es otra cosa que disfrazar la realidad que nos desagrada y vestirla de los colores que nos gustan.</em></div></div>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/06026024478975184996noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-6578643415862184167.post-30842050444155536502011-03-24T04:16:00.000-07:002011-04-07T01:11:41.435-07:00EL DESTINO EN EQUILIBRIO PRÓLOGO<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on"><div align="justify" class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiesmiFgFjqMJOUTrDlGjrHTYd0Y2zZmiIbrfvhkolvDyzxLXlQyf0jFuh4nmrVWF1neE1qIaQYB9vz3oRAg_owT0XUzjWB8ubxjwiQQm29VO4fDwWqjxkPBe2fW0j7mzaasPezJYeOWU4/s1600/images.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; cssfloat: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" r6="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiesmiFgFjqMJOUTrDlGjrHTYd0Y2zZmiIbrfvhkolvDyzxLXlQyf0jFuh4nmrVWF1neE1qIaQYB9vz3oRAg_owT0XUzjWB8ubxjwiQQm29VO4fDwWqjxkPBe2fW0j7mzaasPezJYeOWU4/s320/images.jpg" width="320" /></a></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: x-large;">A</span>quella noche, el cielo estaba cubierto de estrellas. Belén que nunca solía prestarles atención, lo escudriñó sin mucho romanticismo e interpretó aquellos destellos como el preludio de algo especial, porqué para eso, instintivamente se había detenido a mirarlos, precisamente aquella noche de abril.<br />
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Llevaba días pegada a su teléfono móvil, subiendo el tono en cuanto se quedaba sola y bajándolo rápidamente en cuanto su marido entraba por la puerta. A priori el juego se le antojaba divertido, pero a medida que los días pasaban se sentía más indecisa o indefensa o cada vez más perdida y, la emoción del principio a medida que pasaba el tiempo se iba convirtiendo en un problema, en un laberinto sin salida del que tampoco le apetecía nada salir.<br />
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Aquella noche en que Belén se dió cuenta por primera vez que de vez en cuando las estrellas en el cielo brillaban, había salido de su casa a las diez en punto, había pasado a recoger a su amiga Iroana y, había dormido las horas suficientes para lucir atractiva y relajada. En realidad hacía tiempo que no se sentía tan bien y cuando ella y su amiga llegaron al San Patrick todas las miradas se habían posado en ella, en sus piernas interminables y en su melena ondulada que aquella tarde se había esmerado tanto en atusar.<br />
<br />
Iván había llegado más o menos media hora antes que ellas y el camarero le había servido tres cervezas en vez de las dos que había pedido, así que en cuanto reparó en Belén pensó que era una buena manera de romper el hielo y no desperdiciar una de ellas, pero Belén nunca se tomaría una bebida que no fuera pedida para ella y le dijo que ni hablar y, antes de darse cuenta el chico apareció con un vodka con naranja que era su favorita, ante la mirada irónica de Iroana que parecía invisible aquella noche y en medio de las risas de sus amigos que nunca habían visto en Iván esos desvelos por una chica que acababa de conocer tan sólo hacía cinco minutos.<br />
<br />
Belén se había casado con Ricardo hacía cinco años y ni era feliz ni dedichada, simplemente no era, pero tampoco podía dejar de ser, así que se había resignado a una existencia aburrida o inapetente o intoxicante y, a falta de expectativas apetitosas suplía su rutina con más rutina todavía.<br />
<br />
Tal vez fuera esa la razón de que aquella noche le diera a Iván uno a uno los números de su móvil y no gato por liebre como hacía en otras ocasiones para no complicarse la vida. No se había sentido atraída por él al principio, tal vez lo encontraba demasiado joven o demasiado inocente o excesivamente complaciente, el caso es que cuando llegó a su casa ya de madrugada, fueron esas cualidades las que la mantuvieron pendientes de que la luz de su teléfono se encendiera porqué ya en el ascensor se había ocupado de bajar los tonos a cero. No tuvo llamadas hasta el día siguiente, muchas llamadas que no se atrevía a contestar y muchos mensajes que tardó dos días en responder, pero aquello le confirmaba que Iván estaba realmente interesado en ella y eso de momento le bastaba. <br />
<br />
Tendría que pasar un semana para que Belén se decidiera a tener una cita con él, le parecía muy sutil, eso de quedar con alguien a las siete para tomarse un café y, fue justo cuando estaba saliendo por la puerta cuando cayó en la cuenta de que alguien que conoces en un pub a la una de la madrugada no queda sólo para un café, "alguien que conoces una noche de copas no te verá con los mismos ojos a la luz del día", en esos pensamientos estaba cuando por arte de magia el encanto se fulminó y decidió que no lo vería aquella tarde ni ninguna otra.<br />
<br />
Los días siguientes se dedicó a ir de compras sin comprar nada y a leer libros en los que no lograba concentrarse y, a imaginar como hubiese sido la cita que nunca tuvo y, a prometerse a si misma que la próxima vez sería menos cobarde o a conformarse con una vida cómoda y liviana o a lamentarse y, sobre todo dedicó mucho tiempo a arrepentirse.<br />
<br />
Un mes después Iván había dejado de llamarla y de enviarle mensajes y a Belén ya se le había pasado la fiebre de aquella noche y apenas pensaba en él. Fue en un mercadillo mientras elegía indecisa unas pulseras cuando alguien la agarró por la cintura y, ella tardó unos segundos en volverse. Cuando lo hizo los dos se miraron largamente como aquella noche al despedirse del San Patrick: ella preguntándose si todavía la recordaría, él, convencido de que aquella mañana al fín, si se tomarían el café.<br />
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</div></div>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/06026024478975184996noreply@blogger.com10tag:blogger.com,1999:blog-6578643415862184167.post-56744882539405806472011-03-14T20:13:00.000-07:002011-03-15T07:01:02.224-07:00SIEMPRE JUNTOS<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on"><div align="right" class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgGT0husRsY_UR8QYmpXFrTDCeB-_soP3g09KCO7jxzashuQgE8vYjAmPI5OJoouiMHzPksqz5_Ic7dRkaXnbR_P3pS8DV5IUooFWB2emyUhEcKOHNMcOgcVdsDcm2R2Ui77RJW2L4Vx8M/s1600/Mano-de-mujer-tapando-la-cara--intimidad-354830.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; cssfloat: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"></a></div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEic6B01FPbwObizg0uDIWsEaGQMEN7xdtybZbuF3AJDgNJYGGU8h_RtLgzVeO5NqNAo39AMyuOHx334lyUO_7vh43kaKtGK_RMz2DUJ2jOLUWlnlUDWPCoELjpNgXAKb1t7IGTBSoEsysM/s1600/Mano-de-mujer-tapando-la-cara--intimidad-354830.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; cssfloat: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="227" q6="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEic6B01FPbwObizg0uDIWsEaGQMEN7xdtybZbuF3AJDgNJYGGU8h_RtLgzVeO5NqNAo39AMyuOHx334lyUO_7vh43kaKtGK_RMz2DUJ2jOLUWlnlUDWPCoELjpNgXAKb1t7IGTBSoEsysM/s320/Mano-de-mujer-tapando-la-cara--intimidad-354830.jpg" width="320" /></a><span style="font-size: large;">L</span><span style="font-size: small;">ejos quedaban ya, los días en que Armando y Blanca paseaban por el parque y tenían sueños en común, lejos la juventud y la risa de ella, que inundaba cada rincón de la casa; más lejos aún la esperanza de recomponer los pedazos de las cosas que se rompieron y nunca se pudieron reconstruir. </span><br />
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</div></div><div style="text-align: justify;"><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;"> Armando llegó puntualmente como siempre a las diez de la noche, y colgó su gabán sobre la percha que daba entrada al salón; como siempre la casa silenciosa y, como cada noche su cena en el microondas y de nuevo el viejo mantel sobre la mesa y la botella de vino añejo y amargo cuando no se puede compartir.</div></div><div style="text-align: justify;"><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;"> Mientras masticaba el filete y los pimientos, no pudo evitar recordar las tortillas de Blanca y, "¿si te mueres quíen me va a cocinar a mi?", y "¿ si te vas, cómo voy a vivir sin tí?", pero eran otros tiempos, y los berrinches de su esposa se recomponían con una tarde de compras y una buena cena a la luz de la luna o, con una noche de sexo cuando los besos eran besos y cuando todavía hacían planes par cuando tuvieran hijos, pero el tiempo pasaba deprisa, despiadado y voraz para alguien con una personalidad como la de Blanca. Un poco "perro del hortelano", pero en su decadencia, en su infierno particular arrastró a su marido que se había acostumbrado a ser el paciente receptor de sus ataques de ira incontrolada. Al cabo de unas horas todo volvía a la normalidad y se convertía en una balsa de aceite pero, un día todo cambió y Armando extrañó sus gritos y sus paranoias como nunca había imaginado.</div></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: center;"><br />
</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;">El timbre del antiguo ático sitúado en la zona vieja de Felipe II sonó exactamente a las doce en punto de la noche, para entonces Armando ya había metido los platos sucios en el lavavajillas y, recibía a la visita con un whiskey de excelente cuerpo y mejor aroma y, había lustrado unos viejos vasos cubiertos con una fina capa de polvo por la falta de uso.</div></div><div style="text-align: justify;"><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;"> El hombre de unos cuarenta años había entrado con paso firme y desafiante y se había sentado rápidamente antes de que hubiera sido invitado a ello; Armando repartió unas piedras de hielo y le acercó el vaso mientras sacaba de una bonita caja de madera tallada unos habanos que guardaba para ocasiones especiales. La conversación no duró más de media hora y, una vez llegaron a un acuerdo los dos hombres sellaron el pacto estrechándose las manos y Armando una vez cerró la puerta de su casa lavó los dos vasos usados y se dispuso a acostarse, no sin dejar antes el cenicero libre de colillas y de asegurarse de que la ventana del salón quedara entreabierta. </div></div><div style="text-align: justify;"><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;"> Blanca se despertó exactamente a las nueve en punto aquella mañana de febrero que había amanecido lloviendo y había muy poca gente por la calle. De cualquier forma ella llevaba años sin salir y el único aire que respiraba era el que entraba a través de las ventanas y tambien se permitía salir de vez en cuando a la minúscula terraza del ático, lo suficiente alto para no ser vista por nadie, porqué para el resto del mundo, ella había dejado de existir hacía ya mucho tiempo.</div></div><div style="text-align: justify;"><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;"> Se dispuso a prepararse un frugal desayuno y después caminó hacia el baño para darse una ducha, con la precaución de cubrir antes el enorme espejo con una toalla. Como todas las mañanas, evitaba mirarse e intentaba no estar demasiado tiempo bajo el agua; el pelo ya no importaba demasiado porqué se lo había cortado al cero y no necesitaba peinarse. Su único capricho era untarse la cara con la misma crema hidratante que había usado siempre y, ni siquiera sabía porqué lo seguía haciendo.</div></div><div style="text-align: justify;"><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;">Las pastillas para dormir que se tomaba cada noche le había dejado la cabeza un poco fuera de lugar, no obstante a las once de la mañana más o menos ya estaba sentada en su mesa camilla con su cajita de recortables. Se había construido su propio avatar y con los años lo había ido perfeccionando y allí había quedado la juventud que ella se esforzaba en conservar en su mundo imaginario. La vida real sólo le servía para subsistir, era el armazón para poder seguir viviendo su fantasías. Armando se había hecho a la idea de dejar pasar los días como si su mujer estuviera muerta y ya ni siquiera coincidían en la casa. La noche en que ella le dijo que pensaba suicidarse porque estaba comenzando a envejecer, él le propuso la vida que ahora llevaban pero toda aquella farsa le estaba pasando factura a Armando y su corazón había enfermado irremediablemente. Hacía una semana que el médico le había dicho que le quedaban pocos meses de vida y sabía que la existencia de Blanca dependía de él, aunque ya sus vidas no se cruzaran nunca.<br />
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La noche del dos de marzo un indivíduo entró en el ático de la pareja y a la mañana siguiente los muebles estaban destrozados y había signos de tratarse de un asesinato por robo. Blanca, la mujer apareció con un tiro en la frente y la sangre había salpicado las paredes de tal forma que se necesitaron cinco limpiadoras durante dos semanas para poder quitarla y Armando el marido, en la habitación contigua presentaba dos tiros en el pecho y entre sus manos portaba la foto de una mujer hermosa de unos treinta años que sonreía. </div></div><div style="text-align: justify;"></div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: center;"></div></div>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/06026024478975184996noreply@blogger.com11tag:blogger.com,1999:blog-6578643415862184167.post-71979163746963712082011-03-02T03:21:00.000-08:002011-03-02T07:05:44.514-08:00LA CARRETERA<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on"><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgIOX_HoXAjRVg3iXiB9OUR-lD8e3DaJzomDfF13BkdiUZ3gLKYCb5SyFWJ_wKj1sn_uekqI1Xk8TJS2qgtay4cgL54uaWJ1u5zDDaECQI-QmcU9OfkD9QRPgHQNcwpal_TYee_4Duqvxc/s1600/vide_R43717.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; cssfloat: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="239" l6="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgIOX_HoXAjRVg3iXiB9OUR-lD8e3DaJzomDfF13BkdiUZ3gLKYCb5SyFWJ_wKj1sn_uekqI1Xk8TJS2qgtay4cgL54uaWJ1u5zDDaECQI-QmcU9OfkD9QRPgHQNcwpal_TYee_4Duqvxc/s320/vide_R43717.jpg" width="320" /></a><span style="font-size: x-large;">D</span>e aquella carretera recuerdo el principio, pero también aquellos largos minutos en que creí que no tendría final. A cada lado de ella había algo parecido a dunas de arena olvidada y, prados enormes con falta de siega. Tan sólo la multitud de florecillas lilas que asomaban entre la hierba y, que gracias al misterio de la noche aparecían como pequeños faros, era en realidad la única belleza que se podía dislumbrar. Apenas tenía curvas y eso me hacía concentrarme más concienzudamente en la sospecha que desde que había salido del motel me estaba corroyendo la mente muy a mi pesar. Yo miraba al hombre que estaba mi lado intentando mitigar mis dudas pero mis ojos siempre se iban hacia el mismo lado donde hacía ya un rato largo, la visión me había hecho encoger las tripas y luego estaba el frío... aquel frío interno que no me dejaba disimular ni comportarme de una manera normal. La noche era oscura y lúgubre y a mi nunca me había parecido tan aterradora.</div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;">Mi acompañante sin embargo no despegaba la vista de la carretrera ni las manos del volante. Solamente en contadas ocasiones, soltaba una y la pasaba suavemente por debajo de mi falda, pero debía de notarme gélida y rápidamente volvía a concentrarse en la conducción; luego estaba el silencio, ya no sólo el nuestro que no habíamos cruzado palabra desde que habíamos salido de la ciudad; lo que en realidad parecía es que el mundo se hubiera terminado y sólo quedáramos él y yo a salvo, atrapados en aquel coche que parecía no llegar nunca a ningún sitio.</div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"> Sabía que tenía que recuperar la temperatura de mi cuerpo y recomponerme; tenía que romper el hielo de una vez y estirar la mano, o despegar los labios, o abrir la puerta y arriesgarme a morir allí mismo, pero no hice nada de eso y seguí allí mirándole, mientras él parecía sumido en su mundo ajeno a mis pensamientos.</div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"> La tormenta que llevaba rato amenazando, se convirtió en ruidosas gotas de agua que caían fuertemente sobre el cristal delantero y el movimiento del parabrisas a punto estuvo de hipnotizarme y hacer que me durmiera, pero el frío ya era insoportable y eso me mantenía alerta. A esas alturas yo estaba segura que él ya había notado mi miedo, mi cara era un libro abierto y por eso se mantenía en silencio. Seguramente ya había planeado perfectamente como deshacerse de mi. Le volví a observar, quería asegurarme que era la misma persona con quien me había acostado aquella noche; escudriñé su perfil, sus manos; sin duda eran las mismas que habían rodado por mi piel, ¿cuántas veces habría estado con él, cuatro, cinco?, en realidad no le conocía mucho y su pelo ahora me parecía menos negro, mas lacio... intenté desprenderme del cinturón de seguridad y al hacerlo de nuevo mis ojos se posaron en la bolsa de plástico que no había dejado de obsesionarme desde que me había subido en aquel coche.</div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"> Tal vez si me hablara y se comportara de otra manera... pero no, era demasiada casualidad, lo que no entendía es porqué la había dejado tan a la vista, podía haberla guardado en el maletero o haberse deshecho de ella. Había algo que no cuadraba o quizás mi suerte ya estaba echada desde hacía tiempo y ya nada importaba...</div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"> Los minutos pasaban despacio y la carretera me seguía pareciendo inmensa e interminable, cerré los ojos por un espacio muy breve de tiempo y cuando los abrí vi la luz: un control de carretera se divisaba desde lejos y el movimiento entre neblinas y lluvia de los chalecos reflectantes de los agentes me hicieron recuperar un poco de la temperatura del cuerpo que había perdido. </div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;">Él aminoró la velocidad y echó un vistazo a mi cinturón de seguridad, pero yo no lo había soltado, ensimismada en la visión de la bolsa y su contenido; entonces tampoco abrió la boca y continuó conduciendo con total tranquilidad sin prestarle ninguna atención a lo que a mi tanto me preocupaba. Aquello me pareció extraño pero por otro lado no debía de temer nada ni esperar que hicieran un registro, o tal vez estaba tan enajenado que no sopesaba las consecuencias de sus actos, pero ya estábamos llegando y yo me sentía a salvo. Ya no importaba nada.</div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"> Cuando el coche paró, yo me solté rápidamente del cinturón y salí escopetada sin ni siquiera recoger mi bolso del asiento de atrás. Recuerdo las caras de asombro de la guardia civil y cómo me acribillaron a preguntas, recuerdo también como hicieron al que hacía tan sólo una hora había sido mi amante, salir del coche con las manos en alto y como lo cachearon de arriba abajo. Me veo a mi misma, todavía en ocasiones señalando la dichosa bolsa de plástico y gritando como una posesa que aquel tipo era el asesino de la niña desaparecida. Había llegado a esa conclusión escuchando las noticias y deduciendo que si de una bolsa de hipermercado asomaba un anorak azul manchado de rojo, por fuerza se trataba de un psicópata que andaba por ahí con ropa manchada de sangre. A mi favor diré que el anorak en cuestión, era del mismo azul que el que llevaba puesto la niña cuando desapareció. La fotografía había sido expuesta una y mil veces en la televisión y tengo que reconocer que me sugestioné.</div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"> Todavía hoy me da mucha verguenza recrear en mi mente como uno de los agentes sacaba la bolsa del coche con su contenido: un anorak enorme manchado de pintura bermellón, un rodillo, varias brochas y unos guantes... pero, claro yo, sólo había visto lo que asomaba por un extremo así que imaginé la película y lo pasé realmente mal haciendo todo tipo de cábalas. Lo cierto es que el tipo era extraño y el silencio en medio del asfalto ayudo mucho a mis fantasías.</div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"> Al cabo de unos días ya más tranquila, no pasé por alto el hecho de que cuando salí cogida de su brazo del motel, me había dicho que iríamos al cine pero, apenas nos adentramos en el aparcamiento, cambió de dirección, aceleró y me dijo que tenía una sorpresa para mí. Esas fueron sus últimas palabras. </div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"><br />
</div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"><span style="font-size: large;"> FIN</span> </div><a name='more'></a><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"></div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"><br />
</div></div>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/06026024478975184996noreply@blogger.com9tag:blogger.com,1999:blog-6578643415862184167.post-81819763995888123472011-02-17T04:23:00.000-08:002011-02-20T09:49:01.366-08:00SIETE DÍAS CON TERESA<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on"><div align="right" class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEidsBiPArYaKOL-0m_KF5W9jOayUjNggyYRQNZ02ceaydf0ir9LRWL32MljxoJlzPCrD-twas6-sZBVrr2UhfMa9dwRlLX57kfYneQn9oUY6S_hnhZdOQOUxRRJgFzAo39a2ltD3BW5o1Y/s1600/9207171736028329.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; cssfloat: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" j6="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEidsBiPArYaKOL-0m_KF5W9jOayUjNggyYRQNZ02ceaydf0ir9LRWL32MljxoJlzPCrD-twas6-sZBVrr2UhfMa9dwRlLX57kfYneQn9oUY6S_hnhZdOQOUxRRJgFzAo39a2ltD3BW5o1Y/s320/9207171736028329.jpg" width="231" /></a></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><em>"C<span style="font-size: small;">recí</span></em></span><em> cerca de pinos y abedules</em> <em>en la parte baja de un pueblo que hoy ya no existe, por arriba se extendía una carretera llena de curvas que adentraba en los pueblos de alrededores: todos tan pequeños como Celleruelo y destinados a quedarse algún día vacíos y olvidados.</em><br />
<em> Una vez viví en una casa rústica y bonita que tenía techos muy altos y un vistoso balcón plagado de hortensias multicolor y buganvillas, pero yo fantaseaba con la pequeña casita que había al otro lado del río; un día la pinté para poder mirarla por la noche, cuando las ventanas se cerraban y dejaba de ser visible para mí". </em><br />
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<em> </em>El hospital de San Yelmo estaba sitúado en las afueras de la ciudad, era colosal y majestuoso y hacía muy poco tiempo que se había inagurado; los inmensos jardines hacían olvidar lo que se escondía detrás de sus paredes, sólo el caminar indeciso de los residentes recordaba que no era un hotel de lujo, sinó una fortaleza abierta a la desesperación.<br />
Llego puntual a mi primer día de trabajo. Una secretaria bastante estirada me indica donde está el despacho del director y me avisa también de que ya me está esperando desde hace rato. <br />
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"<em>Es invierno y hace mucho frío, mi madre asusta las lentejas por tercera vez. Huelen muy bien porqué siempre las hace en la cocina de leña a fuego muy lento, mientras, mi padre lee el periódico dominical; poco después sale al balcón con la excusa de fumarse un cigarro, pero yo lo veo mirar de reojo la casa que a mí me fascina".</em><br />
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<em> </em>La puerta del despacho está entreabierta y yo entro tímidamente. Pasan unos cinco minutos antes de que el doctor Vicente Aranda se percate de mi presencia, cuando lo hace inclina levemente la cabeza para que me siente y me acerca un montón de informes y fichas médicas. El director es alto y atractivo, aún no lo he visto de pie, pero puedo adivinar que es muy alto, tiene unas manos enormes y no lleva ningún anillo, pero sus uñas están muy cuidadas. Siempre me fijo mucho en las manos. <br />
-la paciente se llama Teresa Vallejo, -me dice al fín, -ingresó aquí hace una semana, después de rodar por geriátricos de mala muerte, por lo que se vé alguien está interesado en pagar su estancia aquí, así que quiero seguimiento contínuo y preciso y sobre todo, quiero resultados.<br />
Me mira a los ojos por primera vez y concluye hablando muy despacio y cadenciosamente.<br />
-Te encargarás de ella todos los días de diez a doce de la mañana, después puedes tomarte un café. A la una en punto quiero un informe detallado sobre mi mesa, sin tópicos del tipo " está muy deprimida ni nada por el estilo", aquí todo el mundo está deprimido, así que toda tuya; esta última frase la pronuncia rápidamente mientras se relaja en el respaldo de su sillón, haciéndome comprender que debo empezar pronto con mi trabajo. <br />
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<em> "Hoy el sol brilla por fín y yo puedo pasarme la tarde mirando por el balcón: Veo a una niña muy pequeña de unos tres años, tiene el pelo rojizo, su madre también es pelirroja y muy guapa. Las veo a las dos bailar en el jardín; el sol hace maravillas en sus cabellos y me gustaría verlas de cerca pero mi madre no me deja acercarme".</em><br />
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<em> </em>La enfermera me acompaña al dormitorio de Teresa que está sentada en la cama leyendo un libro, no parece una enferma, por momentos pienso que está mucho más centrada que yo, pero cuando nota que estoy cerca de ella, levanta la mirada y puedo ver su cara llena de surcos y, una incógnita en sus ojos verdes que no puedo descifrar. <br />
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"<em>Las cosas no van bien en casa. Es sábado por la tarde y mis padres discuten acaloradamente, pero no es nada nuevo. Él la deja con la palabra en la boca y se va ladera abajo con su anorak nuevo, se ha ido sin darme un beso, pero lo disculpo porqué sé que está muy enfadado con mi madre.</em><br />
<em> Sigo mirando hasta que lo veo desaparecer entre la hilera de pinos y poco después, llegando al porche de mi casita de colores. He cumplido diez años y entre los dos ya hay un secreto mudo. La cara vista es el empache y el desgaste de la obligación, la cara oculta es la pasión voluntaria y vehemente que a nada obliga".</em><br />
" <em>A las doce siento por fín las llaves chasquear. Papá se acerca y me rodea con sus fuertes brazos, yo estoy chateando en el ordenador y el derrama al lado del ratón un montón de golosinas: bolitas de maiz con pasas, gominolas y almendras. Yo sonrío cuando me dice: "son para tí ratoncito", pero no se ha dado cuenta de que estoy en el chat, igual yo quito la página, pero él ya se está yendo hacía el sofá, donde mamá está tejiéndome un jersey con grecas alemanas. Soy la única niña del cole que todavía no lo tiene y ella me ha prometido que el día de ramos podré estrenarlo. Papá se acerca a ella y le pregunta cómo está , ella deja caer mi jersey al suelo y le mira muy rara, noto que se echa a llorar, pero él la abraza muy fuerte y yo siento mucha envidia. Después papá la lleva en brazos a la habitación y, yo apago el ordenador y recojo mi jersey del suelo. Las agujas se han salido de la lana y yo vuelvo a colocarlas."</em><br />
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Ojeo la ficha médica de Teresa y me parece sobreestimada: pirómana, sociópata, con tendencias suicida, en fin... ya sacaré mis propias conclusiones, pero ella no me lo pone nada fácil.<br />
Intento un acercamiento y le pregunto cómo se siente, pero soy novata y no sé por dónde empezar.<br />
De pronto, ella cierra el libro resolutivamente y me dice tajante que su único problema siempre he sido yo. Por lo menos tiro de manual: "el paciente siente rechazo incoherente hacia su psiquiatra, odio injustificado", -esto explicaria que fuera antisocial, pero ella sonríe y logra intimidarme, ¡menudo marrón!, mal empezamos... <br />
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"<em>No puedo parar de llorar, y no tengo quien me abrace, mi madre lleva horas fuera y mi padre ha salido corriendo en cuanto ha visto el fuego. La casa que está al otro lado del río está ardiendo, las llamas ascienden cada vez más y más y yo no puedo hacer nada, veo a mucha gente intentando mitigar el fuego pero ni rastro de mi padre, sólo llamas anaranjadas del mismo color del pelo de ellas. Siento un terrible dolor de estómado y creo que voy a vomitar"... </em><br />
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<em> </em> -Saco un mechero de mi bolso y lo enciendo delante de los ojos de Teresa, ella lo mira sin pestañear y vuelvo a sentirme escudriñada. Otro fracaso mi terapia de choque, está visto que no doy una...<br />
-Háblame del fuego, Teresa, ¿que sientes cuando te imaginas un incendio?, puedo ayudarte si me de.... -no pude acabar la frase...<br />
-Siento que eres una grandísima hija de puta, eso siento, tenías que haber muerto hace años, tú deberías estar muerta<em>...</em><br />
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<em> "Desde el incendio, mi padre parece más muerto que vivo, se pasa horas sentado en el sofá sin hablar con nosotras. Ya no existimos para él, sin embargo mi madre parece mucho más animada. Le he pedido que me cuente que pasó con la mujer y la niña que vivían en la casa y, me ha dicho que la mujer estaba desiquilibrada y le dió por quemarlo todo con su hija dentro. - Ya está en un manicomio de donde no saldrá nunca, -se despachó a gusto para terminar".</em><br />
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No se puede decir que en los días sucesivos hiciera grandes avances con Teresa, cada vez que me veía entrar, me clavaba aquellos ojos tristes pero todavía bonitos en mi piel y yo cada día que pasaba, estaba más desconcertada. Por mucho que lo intentaba no conseguía hacerme con ella y temía que a los quince días me finiquitaran por incompetente.<br />
Sin embargo, el doctor Aranda estaba teniendo mucha paciencia conmigo, y se limitaba a sonreir irónicamente cuando leía mis informes. A mí cada vez me gustaba más, pero tampoco con él conseguía conectar demasiado. Sin duda había comenzado con mal pie mi aventura en el San Yelmo.<br />
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"<em>A mi madre no le duraron mucho las alegrías, hacía tiempo que estaba enferma, aunque yo de eso nada sabía y murió un año despúes del fatal incidente, tras una penosa enfermedad. Mi padre estuvo con ella hasta el final y mostró una devoción poco común. En los últimos tiempos no se separaba de su cama pero a mí seguía ignorándome. Cuando mi madre murió los dos nos quedamos solos, extrañamente juntos sin hablarnos, y cuando me fui de casa borré mis recuerdos hasta hoy, que me he decidido a escribirlos. Lo hago para no olvidarme que alguna vez fui una niña. Por cierto, me llamo Isabel y hace una semana que empecé a trabajar en un prestigioso psiquiátrico".</em><br />
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<em> </em>Fue el séptimo día cuando comencé a ver un poco de luz. Teresa me recibió con una sonrisa y se había puesto un vestido nuevo en tonos pastel, el pelo recogido le confería un aspecto mucho más joven y extrañamente como por arte de magia volvía a aparentar los cincuenta y seis años que rezaba su ficha.<br />
-Siéntate, ¿es posible que no me recuerdes? <br />
-No la entiendo respondí, sólo hace siete días que he llegado y nunca nos habíamos visto. "Fantasía organizada", -pensé... y me dispuse a ponerlo en el informe.<br />
-Creo que voy a hurgar yo en tu cabeza para que vuelvan tus recuerdos, te odié durante años, porqué eras el único obstáculo entre tu padre y yo, pero he recapacitado...<br />
-Los músculos se me paralizaron y creía que iba a sufrir un ictus o algo parecido, pero me quedé muda mirándola y, ella muy tranquila siguió poniéndome al día:<br />
-Mi pequeña se parecía a tí, tu padre me ha enseñado muchas fotos tuyas, por eso te reconocí desde el principio. Siempre decía que algún día le daría a ella lo mismo que a tí, y que tiempo al tiempo, pero el tiempo un día se acabó, ¿recuerdas?<br />
-la pequeña casa del río, acerté a decir tartamudeando, -¿porqué acabar con todo de esa manera? -apostillé cohibidamente.<br />
-Teresa empezó una risa nerviosa que se me hizo larguísima y me dió mucho miedo, cuando terminó pude ver amargura en sus ojos, más amargura que odio.<br />
-Fue ella, fue tu madre quien mató a mi hija, ah no lo sabías, ya... Cuando llegó tu padre fue tarde . Betsabé ya estaba muerta, fíjate, yo creí que iba a salir en mi defensa, porqué vio a tu madre escabullirse entre la maleza como una zorra en celo, pero... se hizo el loco y aquí me tienes, -¿era esto lo que querías?<br />
-Ahora, tu padre está arrepentido de lo que hizo y está dispuesto a aclararlo todo, ya no queda tiempo para odiar, ¡anda! -redacta el informe ese que tanto esperan y sácame de aquí cuanto antes, ahora él está hablando con el doctor, creo que empezaré una nueva vida... <br />
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Aquella mañana no entré en el despacho del director, decidí que se lo daría al día siguiente, tenía claro que no quería volver a ver a mi padre y de su vida y de la de Teresa nada he vuelto a saber, pero ha pasado un año y sigo trabajando en el San Yelmo y, lo mejor es que he comenzado a salir con Vicente. Nos va bien y espero que nuestra vida sea menos complicada.<br />
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<span style="font-size: x-large;">fin</span><br />
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</div></div>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/06026024478975184996noreply@blogger.com11tag:blogger.com,1999:blog-6578643415862184167.post-7404309387235971742011-02-03T04:19:00.000-08:002011-02-11T10:09:25.426-08:00EL HORMIGUERO<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhJGErEiBqPS6k2c9FuPrOjZcn5dSOjYx5WZb-FNhcX9rXV3Mccc0pWLtBCoXbvM_Nlz4K363GtXAq83diwb765MjbyqpgU_lhUhx3bd8OG6yOaM6N1BL7EnIxKplCywTq2LawGKaCIAWE/s1600/untitled.bmp" imageanchor="1" style="clear: left; cssfloat: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"></a></div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhJGErEiBqPS6k2c9FuPrOjZcn5dSOjYx5WZb-FNhcX9rXV3Mccc0pWLtBCoXbvM_Nlz4K363GtXAq83diwb765MjbyqpgU_lhUhx3bd8OG6yOaM6N1BL7EnIxKplCywTq2LawGKaCIAWE/s1600/untitled.bmp" imageanchor="1" style="clear: left; cssfloat: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" s5="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhJGErEiBqPS6k2c9FuPrOjZcn5dSOjYx5WZb-FNhcX9rXV3Mccc0pWLtBCoXbvM_Nlz4K363GtXAq83diwb765MjbyqpgU_lhUhx3bd8OG6yOaM6N1BL7EnIxKplCywTq2LawGKaCIAWE/s400/untitled.bmp" width="263" /></a><span style="font-size: large;">A</span>licia, había sido la última en salir, se dió la vuelta y miró por última vez la fachada del hotel. Si, estaba decidida a no volver y sólo cuando se aseguró de que el último de los asistentes allí congregados, había desaparecido en su coche, respiró hondo y se animó a encender un cigarrillo. </div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;">Contempló el paisaje y caminó despacio por el asfalto. Antes de darse cuenta ya se había adentrado en el descampado pero, las piernas le pesaban más que nunca aquella mañana y quiso sentir la hierba bajo sus pies, parecía tan bajita sin sus tacones que eso, y la repentina bajada de adrenalina habían dejado en ella una sensación de desamparo. Sintió ganas de llorar, pero no lo hizo. </div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;">Siguió caminando y tropezó con un poblado hormiguero, una senda organizada de hormigas parduscas que emergían de la tierra. A ella, se le antojaban venidas del infierno y mientras aplastaba la colilla contra una piedra, notó como una de ellas le subía por la pierna, pero las otras, miles de bichitos, continúaban su camino; se preguntó dónde irían, cuando se detendrían; la hormiga siguió ascendiendo por su pierna y cuando la sintió cerca de la ingle la mató. Fue un golpe seco, contundente, sorpresivo y eficaz.</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"> Volvió a fiajar la vista en el hormiguero y pensó que pronto llovería, el cielo se lo confirmaba y las profecías de su abuela también.</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"> No quería pensar en ella ahora, no quería mezclar lor recuerdos. En su mente resbalaban miles de voces, de manos, de gemidos... pero ahora, sólo sentía miedo. No era adecuado traer la imagen de aquella mujer que tanto la había protegido, sabía que ella borraría de su cabeza todos aquellos fantasmas de un plumazo, pero seguía sin querer involucrarla. </div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;">Cuando sintió el filo de la navaja atravesar su espalda, ni siquiera intentó darse la vuelta, se quedó quieta y esperó una nueva embestida; esta vez llegó amenazante a la femoral. Su vestido era tan corto que un ligero movimiento la libraría tal vez de una muerte lenta y le regalaría el descanso que tanto necesitaba, un reposo exento de placer, pero también de dolor, de aburrimiento, de desidia...</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"> Pero allí seguía el arma, fría, desafiante..., bajó la vista levemente y comprobó que se trataba de un cuchillo de grandes dimensiones, hincándole la vena, pero sin atravesarla, justo donde la hormiga abandonó su camino. </div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;">Ceró los ojos y esperó el final, pero de pronto dejó de sentir el cuchillo y si, un terrible golpe contra el suelo, creyó haberse roto la nariz porqué la sangre le salía a borbotones, ni aun así pudo llorar y sintió un escalofrio en la espalda, donde el cuchillo si la había herido.</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"> Cuando el agresor le dió la vuelta, ella comprendió lo que pretendía hacer y una sonrisa irónica dibujó su cara, la adrenalina había vuelto al fín, otro momentazo más, elevado a la máxima potencia, el umbral del placer más alto que nunca, mucho más que allí dentro con un montón de desconocidos que sabían a lo que iban, y nada malo le habían hecho. Sólo se trataba de pasarse los bichitos como rezaba la jerga que ellos utilizaban y si me lo pasas, mala suerte, pero... si no, otra vez a empezar. y otra vez a experimentar aquel subidón. Soltarse de las manos en la montaña rusa, al final te subes muchas veces y nunca te caes, pero un día arriesgas demasiado, los pronósticos fallan, la gravedad te da la espalda. Un movimiento mal calculado, un mal día.</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"> La noche anterior, Alicia había jugado a la ruleta, pero no con una pistola, había jugado con armas humanas, una muerte lenta asusta mucho menos que un disparo certerto en la frente.</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"> Por eso cuando el tipo le arrancó la ropa, ella mantuvo la calma y no se inmutó; pocas mujeres ultrajadas tenían en sus manos un arma como la suya. Las posibilidades de ser seropositiva eran elevadas. Había estado con seis hombres de los siete que se habían dado cita en el hotel. siete hombres y uno seropositivo. Las relaciones habían sido sin ninguna protección, porqué de eso se trataba, jugar a la ruleta rusa, para conseguir el regalo del portador, el bichito que te unía para siempre al grupo. El riesgo antesala del máximo placer, así entendía ella el sexo hasta aquella mañana en que había decidido no volver allí, pero el destino le recordó que era tarde para reconstruir, que todo estaba perdido...</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"> No acertó a calcular cuanto tiempo pasó antes de quedarse dormida, pero poco a poco la respiración se hizo más lenta y la fiebre se apoderó de su cuerpo, notaba que ya si podía llorar, corrían buenos tiempos para ella ahora que se acercaba el final. La frente le ardía y la nariz no había dejado de sangrar, notó que el tabique se le movía, y sentía la sangre manar de la parte baja de su espalda, a intervalos muy lentos, los signos vitales se le delibitaban y cerró los ojos al fin. Por un momento, sólo durante un segundo deseo que alguien la rescatara de aquella pesadilla pero espantó la idea rapidamente. <br />
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</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"> </div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;">Cuando lo vió alejarse Alicia estaba entumecida de dolor, pero la cuchillada no habría sido mortal, si alguien la hubiera llevado rápidamente a un hospital, pero ella estaba decidida a quedarse allí, en el suelo, en la misma postura que él la había dejado. Mientras esperaba desangrarse recordó sin pretender la cara de su padre, cuanta frustración había en él, aquel día, hace ya tanto, se dijo mientras se taponaba la nariz: él entró en la habitación y abofeteó a Alicia cuando vió lo que había hecho con su muñeca, la muñequita que él le había regalado el día de reyes, pero ella pronto se cansó de ponerle vestiditos y darle comiditas, y pensó que si la curaba sería más divertido, así que le cogió unas tijeras a su madre y le rajó la barriga, después revolvió hasta encontrar la caja de primeros auxilios: la curó delicadamente con alcohol, le puso una inyección y le colocó unas vendas. Al final, quedó satisfecha y la adornó con uno de sus vestidos. Pero para su padre era difícil entenderlo y, tampoco entendió nunca que Alicia sólo tenía ocho años.</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"> No, no lo entendía, recordó mientras le venía a la mente como le gustaba manosearla al primer despiste de su madre, ¡que diablos, tampoco ella se enteraba nunca de nada!, nadíe la entendía, por eso se rodeaba de extraños, sólo su abuela, pero hacía años que estaba muerta, ya no quedaba nadie.</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"> --------------------------------------------------------------------- <br />
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Bugchasers, se denomina esta aterradora práctica suicida que nació en Estados Unidos en la década de los noventa, cuando los antirretrovirales espantaron el miedo que la gente le tenía al Sida y la conviertieron en una enfermedad crónica. Giftgiver es el término empleado para denominar al sujeto seropositivo, el que ofrece el regalo que todos ansían. Este movimiento no escluxivamente gay, está ganando un modesto grupo de adeptos en España, lo de modesto está por ver, porqué ya calificarlo así es quitarle importancia y me parece más honesto decir que en España ocurre esto ahora, cuando hace un mes que han implantado por narices, por decretazo, como se hacen siempre aquí las cosas, una de las leyes más restrictivas antitabaco de toda Europa. Por eso pienso que la ministra de sanidad Leire Pajín en vez de fomentar la campaña nazi de incitar a los ciudadanos a delatarse unos a otros por el simple hecho de fumarse un cigarrillo en un bar, lo que debería de hacer es plantearse la necesidad de crear más campañas informativas sobre el VIH y otro tipos de enfermedades de transmisión sexual, porqué así señora, también se muere y también es un gasto para la seguridad social. Y no estaría de más que mejorara la infraestructura sobre campos como la psiquiatría y ayuda psicológica gratuita con garantías: para que un esquizofrénico sin diagnosticar, no mate a un niño en un parque, o para que una chica pueda llegar a entender el sentido de su vida, o para que un padre deprimido que lleva años en el paro, harto de ver a sus hijos morirse de hambre no acabe un día con su vida. De eso también se muere. Y lo peor es que de eso no está prohibido morirse. </div><div style="text-align: justify;"></div></div>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/06026024478975184996noreply@blogger.com12tag:blogger.com,1999:blog-6578643415862184167.post-72141286434869466122011-01-27T10:53:00.000-08:002011-01-27T10:53:21.339-08:00PÉTALOS OLVIDADOS<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on"><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEharfW3hTDEFEyU_UDFwLyoPXNBoBafl4jJd6Y8uasV7B-5YAY8APzFtrvLJY9knt6hw3UXLpi3Z2oavP2Zx8UD8eSKn9wSAAAYuxVH3QV4yg1EUv-bfAluFCITMiRF5KDlkr1D-lztfjs/s1600/17_med.gif" imageanchor="1" style="clear: left; cssfloat: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"></a></div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; text-align: justify;"><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjRONw9kXx_UXtDqfw7OVf_liko6G0mp0p3aGHTm6WIn7QvGKgVIzF-kMWj-bw7EAnzwhpIjOoUl7xTH0gcTYwIXLTJhr2ekoxabBk3IWiHn2Zvi40NqNzrUz6OIQjirZVamwi8BzyLz-I/s1600/9.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; cssfloat: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="200" s5="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjRONw9kXx_UXtDqfw7OVf_liko6G0mp0p3aGHTm6WIn7QvGKgVIzF-kMWj-bw7EAnzwhpIjOoUl7xTH0gcTYwIXLTJhr2ekoxabBk3IWiHn2Zvi40NqNzrUz6OIQjirZVamwi8BzyLz-I/s200/9.jpg" width="164" /></a><span style="font-size: x-large;">L</span>a gente se apelotonaba en torno al hombre que acababan de atropellar. La empleada de la floristería se asomó a la puerta en cuanto escuchó el terrible frenazo, unos segundos despues de que aquel tipo amable y atractivo cargara con un enorme ramo de rosas. Ahora, de ellas sólo quedaban multitud de pétalos esparcidos por la carretera y la visión de él, tendido en el suelo, inerte e indefenso la sumió en una neblina de tristeaza que le duró todo el día. Tardaría mucho tiempo en olvidar aquel suceso. </div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;"><br />
</div></div><div style="text-align: justify;"><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;"> En la otra punta de la ciudad, Raquel está terminando de hacer las maletas. Ha decidido dejar a su marido porqué se ha enamorado de Luis que la ha convencido para que se vaya con él y, ella que siempre ha caminado insegura por la vida, ahora está convencida que en cuanto cierre la última maleta ya no habrá vuelta atrás y, que al fin y al cabo ya ha tomado una decisión; aunque trabajo le ha costado, teniendo en cuenta que hasta ahora había llevado una buena vida. Aun asi, estaba decidida a vivir aquella pasión al precio que fuera, porqué al final, sólo se trataba de ser feliz.</div></div><div style="text-align: justify;"><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;"> Mientras, otro hombre está declarando en comisaría las circunstancias del fatal accidente, pero no saldrá mal parado, porqué el otro, la víctima cruzó a toda pastilla sin mirar y sin darle al conductor la oportunidad de frenar a tiempo, seguramente por las prisas de llegar cuanto antes a su coche y resguardar las flores de la incipiente lluvia que pretendía empañar aquella fría mañana de enero y probablemente también por el ansia de que la mujer que amaba comprobara que aquel día si se había acordado que a ella le gustaban mezcladas con paniculata.<br />
</div></div><div style="text-align: justify;"><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;">Son las ocho y media de la mañana y Raquel sabe que Ramiro está a punto de llegar, hace por los menos media hora que debería haber terminado el turno de noche, pero esta vez , ella no estará dormida como de constumbre, esta vez escuchará la llave introducirse en la cerradura y su peculiar forma de caminar antes de entrar en la habitación, y allí estará ella, sentada en la cama y con las maletas a sus pies. </div></div><div style="text-align: justify;"><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;">Aunque ya han retirado el cadáver de la vía, la lluvia ha fijado en el asfalto un sinfín de pétalos y grana de paniculata, sólamente una rosa se salvaría del naufragio, un hermoso capullo que una joven que se encaminaba a la universidad recogió del suelo y guardó en un libro a modo de fósil. Años después, comentaría la anécdota con su primer amor y la rosa se quedaría para siempre con ella. </div></div><div style="text-align: justify;"><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;"> El interrogatorio está a punto de concluir y, en ese momento el teniente entra en la sala quejándose de que todavía no han podido ponerse en contacto con la familia del finado, por alguna razón nadie coge el teléfono y determinan que será mucho más efectivo presentarse en su casa y acabar con el asunto de una vez por todas.</div></div><div style="text-align: justify;"><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;">Raquel se está empezando a impacientar, el minutero avanza inplacable y su marido no ha llegado todavía, sólo faltaría que Luis llegara a recogerla a la par y los dos se juntaran en el portal, sin haber podido explicarse antes. Estaba segura que podía arreglar las cosas con Ramiro sin dramas excesivos y que al final, él acabaría por entender y no le montaría una escena. </div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;">Pero nunca se retrasa demasiado, quizás parase a tomarse un cafe cerca del hospital, aunque sabe que ha dejado de hacerlo desde que ya no dejan ni fumarse un pitillo después, aunque no le extañaba que no se pudiera resistir a meterse un poco de cafeína en el cuerpo tras tragarse toda una noche de guardia.</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;"> Sabe que aquella mañana se ha despertado radiante y se estira en la cama rodeando la nuca con sus brazos, es en ese momento cuando tropieza con su teléfono móvil, lo mira y se da cuenta que está apagado, con tantas emociones se ha olvidado de recargar la batería, pero no le da importancia y sigue soñando despierta...</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;">Dos policías revisan la dirección del muerto, intentando dar con la calle donde vivía, pero uno de ellos le dice al otro que es en la siguiente travesía y conducen despacio mirándose con cara de circunstancias, pues nunca es un buen trago dar noticias como aquella.</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;">El autor del atropello conduce despacio y se lamenta de no poder fumarse un cigarrillo; a esas horas las calles están llenas de picoletos deseosos de poner multas sin parar, para llevarse alguna comisión y, una multa es ya lo único que le faltaba.</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;"> Piensa en volver a marcar el teléfono móvil con el que lleva toda la mañana intentando comunicar, pero también se arriesga a que le multen y abandona la idea.</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;"> Cuando Raquel escucha el ruído de la puerta, se incorpora de repente y comienza a experimentar una especie de nerviosismo expectante, para entonces, la mujer de Luis ya se ha enterado de la suerte de su marido y llora desconsolada refugiada en los brazos de uno de los polis, no tardaría en enterarse que aquella mañana Luis había ido a comprar unas rosas y lo recordaría siempre como el marido más adorable del mundo, aunque nunca llegaría a saber que aquellas rosas no eran para ella. <br />
</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;"> Y efectivamente, Ramiro encontró a su mujer despierta y con las maletas listas, ambos se sostuvieron la mirada durante unos segundos y el hombre después de fijar los ojos en un par de maletas que descansaban en el suelo, le recriminó a Raquel que no hubiera cogido los teléfonos, porqué ella, ni siquiera se había percatado después de hablar con Luis duarante la noche, que había dejado el fijo mal colgado.</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;"> Tampoco Raquel tardaría mucho tiempo en enterarse de todo el asunto, y aquella mañana aunque acabó deshaciendo las maletas, no pasaría ni un mes en que decidiera volver a hacerlas. Tardaría muchos años en volver a enamorarse y nunca más permitiría que nadie le regalara flores.</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;"> FIN </div></div><div style="text-align: justify;"><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;"> </div></div><div style="text-align: justify;"><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;"></div></div></div>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/06026024478975184996noreply@blogger.com9tag:blogger.com,1999:blog-6578643415862184167.post-27980457310337277432010-12-31T11:24:00.000-08:002010-12-31T11:25:00.943-08:00¡FELIZ AÑO!<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjTSFQvH1myUITvQJshzHYrqFEDiGJytk4QXYbWFkFrLf-EsZ2XR7zKOUFa9t_ae3mVyPNr39PQva8JEVgefhQV95EH8FKVqOZ-wUbRIgjW_Cwzn-WRg_Aat9KAjc_11hslEDbvVyJtvcg/s1600/35598_136498016406842_100001399334442_204278_3948504_n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="293" n4="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjTSFQvH1myUITvQJshzHYrqFEDiGJytk4QXYbWFkFrLf-EsZ2XR7zKOUFa9t_ae3mVyPNr39PQva8JEVgefhQV95EH8FKVqOZ-wUbRIgjW_Cwzn-WRg_Aat9KAjc_11hslEDbvVyJtvcg/s400/35598_136498016406842_100001399334442_204278_3948504_n.jpg" width="400" /></a></div><br />
¡¡¡FELIZ AÑO A TODOS!!!<br />
GRACIAS POR LEERME, POR PASAR ALGUNA VEZ POR AQUÍ, GRACIAS POR INTERESAROS TANTO POR LO QUE ESCRIBO, Y POR EL REGALO QUE ME HACEIS CADA SEMANA CON VUESTROS COMENTARIOS, GRACIAS POR TANTA FIDELIDAD.<br />
ESPERO PODER ESCRIBIR PRONTO ALGO, MIENTRAS TANTO, QUE SEPAIS QUE OS QUIERO. <br />
<br />
TAMBIEN DESEO EN ESTE DÍA, AGRADECER A STAROSTA QUE HAYA RECOMENDADO MI BLOG Y TODO EL RESPETO CON QUE LO TRATA, UNA VEZ MAS ¡GRACIAS!<br />
Y A LA FUNDACIÓN CITI MEDIA, POR ENCONTRAR MI BLOG Y POR LA INTERESANTE OFERTA, ME LO PENSARÉ, AUNQUE NADA DE LO QUE ESCRIBO ES CON FIN LUCRATIVO, ES UN HONOR QUE OS ACORDARAIS DE MÍ.<br />
¡A TODOS, GRACIAS!<br />
<br />
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/06026024478975184996noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-6578643415862184167.post-20067568061489416492010-12-06T20:08:00.000-08:002010-12-14T12:22:13.700-08:00LAS MIMOSAS<div align="right" class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjOQ5FwFSU-Lv_E4trW5bnH13Ao8PsGedDcRZGT2I1tNxaRMDrAcVlRPtF82Ly_nyLQuAaHmRfNW0nYGex_c41b4pRpJHtu7TESCiGJuuBANBBNV5E6RyyNh4ezkYNDtAiayWDR9Mpz5Qo/s1600/1183860315613346.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; cssfloat: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"></a></div><div align="right" style="clear: left; cssfloat: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"></div><div align="justify" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;"><br />
</div><br />
<div align="justify"><span id="goog_1572229100"></span></div><div align="right" class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi4vXj5gH380HF0IGPMXTtHLqTmELNTWvXlgFmMCUWgH78S8vYSbltVWd88L-UeWwoqVfnieNDw1yG6jMXwDiZDSZij5MvILBlbtRVRqpVgGLBzBLukd9rhyphenhyphenbUSwb_zd8xC7LSUjDuqePo/s1600/1183860315613346.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; cssfloat: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: right;"><span id="goog_1572229101"></span></div><br />
<div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjOQ5FwFSU-Lv_E4trW5bnH13Ao8PsGedDcRZGT2I1tNxaRMDrAcVlRPtF82Ly_nyLQuAaHmRfNW0nYGex_c41b4pRpJHtu7TESCiGJuuBANBBNV5E6RyyNh4ezkYNDtAiayWDR9Mpz5Qo/s1600/1183860315613346.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; cssfloat: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="235" ox="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjOQ5FwFSU-Lv_E4trW5bnH13Ao8PsGedDcRZGT2I1tNxaRMDrAcVlRPtF82Ly_nyLQuAaHmRfNW0nYGex_c41b4pRpJHtu7TESCiGJuuBANBBNV5E6RyyNh4ezkYNDtAiayWDR9Mpz5Qo/s320/1183860315613346.jpg" width="320" /></a><span style="font-size: large;">A</span>llí estaban, lánguidas, apagadas, recórdandole que igual, si era cierto que se olvidaba de todo; ya llevaban seis días aquellas mimosas sobre la mesa y habían perdido su brillo original, el brillo que tienen las cosas que están vivas todavía. Pero aquellas flores eran las únicas que le gustaban a Olivia, que se mantenía a unos pasos de ellas, sin atreverse a tocarlas, a pesar que ya despedían un olor desagradable. </div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;">Aquella mañana se había levantado tarde, pero estaba segura de haber retirado aquel ramo de mimosas que ahora tenía frente a ella; recordó haberlas metido en una bolsa y como unas cuantas motitas amarillas se habían ido al suelo, y todavía le llegaba sin exfuerzo el olor putrefacto del contenedor cuando las metió en él. Serían más o menos las ocho de la mañana, sabía que no podía ser más tarde porqué llegó al trabajo a las ocho y media y fue directa al lavabo porque le habían quedado entre los dedos unas manchitas amarillas, que por cierto le costó bastante quitarse.</div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"><br />
</div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"> Pero ahora eran las cinco de la tarde, acababa de entrar por la puerta y, se había ido directa al salón para encender el ordenador, sin embargo se encontró de nuevo con las mimosas. Olivia se quedó mirándolas. Cuando Raul llegó, aún estaba obnubilada; la encontró allí de pie, y le recriminó que siguieran allí aquellas flores. Él las odiaba, pero eso era algo a lo que ella se había acostumbrado, en los seis meses que llevaban casados, nunca se habían puesto de acuerdo en nada y se pasaban el día peleados por tonterías pero siempre se reconciliaban muy apasionadamente.</div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"> Así que ella se sentía feliz. Odiaba la rutina del "todo va bien", lo supo poco antes de casarse, cuando él tuvo un cabreo desproporcionado el día que sellaron su compromiso. Habían salido con una pareja de amigos, con la que siempre solían alternar, y se habían ido a cenar a un restaurante a las afueras.</div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"><br />
</div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"> Poco antes de entrar, ella había visto unas palmeras estupendas que eran ideales para tomar fotografías, le pidió a él que le dejara la cámara, y mientras los chicos entraron, ella y su amiga Eli se hicieron varias tomas muy divertidas. Después, la cena había sido fabulosa y Raul le había metido un pedrusco espectacular en su copa de cava, que a punto estuvo de tragárselo: era de talla media y muy de su estilo, pero la magia se rompió cuando él se empeñó en que sus amigos les tomaran una foto a los dos para que Olivia luciera el anillo; cuando sacó la cannon del bolso y notó que faltaba la funda, enseguida hizo ademán de irse donde las palmeras, asegurando que allí la había tenido que haber dejado olvidada, pero su amiga Eli la contuvo: -¿qué te pasa?, mira bien y busca en el el bolso, que yo misma te vi guardarla. Olivia, miró y remiró pero la funda no aparecía.</div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"><br />
</div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;">Raul se puso furioso y le llamó de todo: entre otras cosas, le dijo que era una inútil que todo lo perdía, y Olivía se quedó mirándolo en silencio: nunca lo había visto así, y le encontró realmente guapo, los ojos chispeaban de ira y la nuez se le marcaba en exceso y, también encontró excitante la manera en que se había aflojado el nudo de la corbata, siempre lo hacía cuando entraban en un sitio donde hacía mucho calor, pero para ella había pasado desapercibido, hasta aquel momento en que la estaba tratando tan mal por primera vez desde que se habían conocido. Fue al buscar una barra de labios, cuando al meter la mano en un departamento muy recóndito del bolso donde solía guardar sus potingues, se tropezó con la funda de la cámara, sin embargo no se lo dijo a él hasta la mañana siguiente.</div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"><br />
</div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;">Aquella misma noche, Olivia convirtió a las mimosas en sus flores fetiche, Raul conducía muy deprisa y una rama de ellas, de algún árbol olvidado había rozado bruscamente las ventanillas:"jodidas mimosas, odio esas flores, son estúpidas y siempre andan por ahí cruzadas". Cuando llegaron a casa él no quería ni tocarla, pero ella estaba más excitada que nunca, así que al final acabaron en la cama y haciendo el amor vehementemente, de forma que Olivia creía salir de si misma. Cuando lo hacían estando enfadados, era como si una marea embravecida los envolvíera a los dos, y ella se quedaba sumergida en la espuma, mientras él se sentía culpable por tratarla de aquella manera. Buscar cada día que se repitieran escenas como la de aquella noche, se convirtió en su principal motivación y después inconscientemente vinieron los lapsus, los descuidos que él no soportaba. Había encontrado su punto débil, aunque ella se repetía a si misma que sólo quería que la relación funcionase y no se enfríara nunca. </div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"><br />
</div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"> En los dos últimos meses, los olvidos de Olivia eran cada vez más frecuentes; eran cosas sin importancia, pero que hacían a Raul salir de sus casillas. Luego estaban lass mimosas, como un obstáculo entre los dos insalvable. Cuando no había otra cosa, siempre estaban allí, dispuestas a ponerle de mal humor</div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"> -¿Piensas cambiar esas flores alguna vez?, son pestilentes, -le dijo Raul apenas entró y la vió contemplando el ramo de mimosas. </div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"> -las tiré esta mañana, por eso me extraña tanto que estén aquí.</div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"> -te olvidarías como simpre te olvidas de todo.</div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"> Raul había salido de casa a las siete de la mañana y le había vociferado a ella, que aún estaba adormilada que tirara aquel ramo de una vez o haría algún conjuro para hacer desaparecer de la faz de la tierra todos los árboles de mimosas existentes.</div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"> -Todavía no ha pasado el camión de la basura, bajaré y te demostraré que las flores están abajo, en el contenedor.</div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"> -¡Estás como una cabra!, si fueras una mujer normal, te gustarían las rosas como a todas, pero te gusta sacarme de quicio con las mimosas y te estoy empezando a odiar casi tanto como a ellas.</div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"> -Te juro que las tiré, esta misma tarde iba a comprar unas frescas, bajaré... están en el contenedor, seguro...</div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"><br />
</div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"> Olivia bajó por las escaleras, sólo eran dos pisos y no quiso esperar el ascensor, que siempre estaba en el último, lo hizo corriendo y a punto estuvo de caerse.</div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"> Mienras tanto, Raul se sirvio una copa de whiskey con menos hielo de lo habitual, apenas le dió el primer sorbo sonó el teléfono y vio que era el número de la oficina de Olivia, estuvo tentado a no contestar, pero descolgó el auricular.</div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"> -Si, diga...</div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"> -¿Eres tú Raul?, soy Elena, ¿va todo bien?, en realidad quería saber cómo estabas, pero veo que ya en casa, ¿te dieron ya el alta?, ¡que bueno!</div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"> Raul se acercó sin soltar el teléfono, a la ventana y contempló extrañado como Olivia permanecía mirando el contenedor y parecía intentar rebuscar en el interior, después la vio darse la vuelta derrotada y caminar hacia la casa.</div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"> -¡Eh..., si!, dime Elena, ¿por quién preguntabas? </div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"> -Nada hombre, es que como Olivia se marchó esta mañana tan apresurada porqué te habías puesto enfermo, quería saber cómo estabas, pero ya veo qué estás bien.</div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;">Raul estimó que su mujer ya debería haber entrado, sin embargo todavía no lo había hecho y volvió a mirar por la ventana.</div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"> -Si... estoy bien, fue.. una falsa alarma, oye, tengo que dejarte, otro día hablamos. </div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;">La puerta acababa de abrirse y la mujer que había entrado no parecía la misma que hacía un momento contemplaba las mimosas; estaba despeinada, y se había quedado blanca. Caminó despacio hacia la mesa, cogió el ramo y lo volvió a meter en una bolsa como había hecho aquella mañana...</div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"> -¿Qué tal el trabajo?, habrá sido un día durísimo no, teniendo en cuenta que has andado de hospitales porque me he puesto enfermo, ¡estarás agotada!</div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"> -Bueno, ha sido una suerte que te recuperaras, pero si, me he llevado un buen susto.</div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"> -¡Vaya!, seguimos con cachondeo no, ¿dónde has estado toda la mañana?, Elena dice que te has ido porque yo me había puesto enfermo, encima de estar loca eres una mentirosa, ¡me he llevado una joya!</div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"> -Tengo que salir...</div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"> Él no se lo impidió, -seguramente esta chiflada irá a comprar más de esas horribles flores, sólo por fastidiar.</div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"> Cuando el timbre sonó, él la volvió a maldecir:" seguro que se ha olvidado las llaves, ¡idiota!"</div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"> -¡Hola!, soy el vecino del sexto. esta mañana he visto a su mujer sacar unas flores marchitas del contenedor, me produjo mucha ternura y había pensado con su permiso claro, ya que está usted aquí, regalarle este ramo. Al poco de verla, decidí ir a comprarlas y espero que le gusten.</div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"> El anciano de unos setenta años sujetaba aquel ramo de mimosas con aplomo y hablaba con una cierta cadencia que Raul no supo especificar, pero que le hizo mantenerse callado y aceptar el ramo sin poner objeción alguna.</div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"> -¡Muchas gracias!, se las daré de su parte en cuanto venga. </div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"> -Si, la suelo ver en el mercado comprando mimosas y siempre me pone un ramito en la solapa, ¡es un encanto!, dice que a usted le gustan mucho y que nunca deben de faltar en su casa, porqué gracias a ellas son ustedes muy felices.</div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"><br />
</div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"> Raul nunca se había sentido tan mal como en aquel momento, ni tan estúpido sujetando aquel ramo y sin saber que hacer con él, pero instintivamente lo colocó en el jarrón que su mujer había dejado vacío tan sólo hacía unos minutos... </div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;">Cuando Olivia llegó, tanía peor aspecto aún que cuando había salido de casa, tan sólo unas horas antes. Pero lo hizo sin las flores, porqué cuando recordó que tenía que comprarlas, ya no quedaban; se le había hecho muy tarde dando vueltas desorientada y le costó al final recordar donde vivía. Raul ya había preparado la mesa e improvisado una cena con velas y todo. Estaba más tranquilo a pesar que ya se había tomado unos cuantos whiskeys. Ella apareció sobre las nueve y le dijo que había pasado la tarde jugando a las cartas con su madre, y él, obvió que la mujer llevaba muerta ya más de un año y no quiso discutir con ella. Se juró que ya nunca más se enfadaría por nada y le prometió que jamás se metería con sus mimosas. Olivia admiró aquel ramo de flores frescas de aquel amarillo brillante, que le hizo recordar los campos de Van gogh, pero decidió que ya no le gustaban. </div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"> FIN</div><a name='more'></a><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"> </div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"><br />
</div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"> </div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"> </div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"></div>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/06026024478975184996noreply@blogger.com16tag:blogger.com,1999:blog-6578643415862184167.post-47625920688939633892010-11-29T21:03:00.000-08:002010-11-30T12:31:11.850-08:00LA NOTICIA<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEigXccIsYPS_REuU1fUW1MutBw4KEswu1ceNzDI_l_lpdPm9MTula2CagXE14wUHRIaKyWPafvcI8Yrj2NtiIJB0zszUBXKI3fDosAy6YvwEwsF9VK0dNSsWJbX819ulTWI7Va0OITCkJo/s1600/untitl.bmp" imageanchor="1" style="clear: left; cssfloat: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="187" ox="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEigXccIsYPS_REuU1fUW1MutBw4KEswu1ceNzDI_l_lpdPm9MTula2CagXE14wUHRIaKyWPafvcI8Yrj2NtiIJB0zszUBXKI3fDosAy6YvwEwsF9VK0dNSsWJbX819ulTWI7Va0OITCkJo/s200/untitl.bmp" width="200" /></a><span style="font-size: large;">L</span>lovía tanto, que el solo hecho de levantarme de la cama me deprimía. Es algo que llevo mal. Por mí, que todos los trabajos comenzaran a las tres de la tarde y yo estaría encantada. Así que me dije que porqué no ponerme enferma un solo día. Sin duda no se iba a parar el mundo. Yo estaba agotada y mis jefes llevaban tiempo advirtiéndome que me pusiera las pilas o pasaría rápidamente a formar parte de las filas del paro. Es verdad que no estaba muy motivada últimamente, pero lo que ocurrió aquel día ni siquiera me lo busqué. Fue el destino el que me lo puso en las manos. Por eso pienso que las cosas buenas de la vida vienen solas y no hay que buscarlas demasiado.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"> Llamé al periódico, fingiendo una incipiente gripe que no existía y después de esgrimir una tos que sonaba más falsa que judas, colgué el teléfono sin remordimiento. Me habían dicho que era prescindible, que es lo peor que te pueden decir en los tiempos que corren, pero no me importó demasiado.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"> Es difícil encontrar a gente libre por las mañanas. Todo el mundo está trabajando o en otras ocupaciones. Pero yo, sabía de una persona que había conocido no hacía mucho, que tenía todo el tiempo libre del mundo y no daba palo al agua; por eso llamé a Inés. Su marido, según me había contado era un alto cargo militar y siempre estaba fuera, nunca se les veía juntos y ella que era joven y atractiva bebía los vientos por un juez de primera instancia ya entrado en años y siempre me contaba sus correrías.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"> Quedamos en la zona de Poniente, que era el lugar de moda que habían elegido los nuevos ricos para vivir, pero a mi me venía de perlas porqué quedaba muy lejos de mi trabajo y así era bastante improbable que alguien de allí me viese, teniendo en cuenta que tenía gripe, hubiera sido bastante violento para mí. </div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">"La escalera de caracol" era la sidrería más famosa de ese lugar de la ciudad. Allí la había conocido unos meses antes; una tarde que yo estaba bastante triste, porqué había cortado con mi novio que vivía en uno de aquellos pisos en forrma de barco y, allí estaba yo, cabizbaja, sentada, tomándome una sidra y llegó ella. Tengo que reconocer que me alegró el día. Era una mujer vital y siempre parecía feliz. Nos pasamos la tarde hablando de tonterías que es algo muy reconfortante cuando se tiene un trabajo responsable y se es tan prescindible como yo lo era.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"> Pero aquel día había algo distinto en su mirada, y me sorprendió que no me hiciese ningún comentario sobre la ropa que llevaba o no hablara tan alto como otras veces. </div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">Se sentó y me preguntó así, a bocajarro: ¿cuando pensábamos publicarlo? </div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">Yo, que no tenía ni puñetera idea de lo que me estaba preguntando, la miré con un gesto extraño, dándole a entender que no sabía de lo que me estaba hablando, pero ella siguió en sus trece y continuó con su discurso.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"> -Antonio está muy preocupado, y eso no es bueno, no debes de meterte en esos berenjenales, pero... yo te diría que siguieras adelante.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"> -A ver, - dije, sin saber que es lo que pasaba y un poco aturdida. No sé de qué me hablas, ¿que berenjenales?</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">Parecía sumida en otro mundo, en otros tiempos y hablaba sin mirarme, se había detenido en las tapas que estaban sobre la mesa y se había quedando mirando un pedacito de carne como obnubilada. </div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"> -Sabía que tarde o temprano pasaría esto, lo que no entendemos es cómo te has dado cuenta por un simple detalle. No eras la mujer idónea, no eras manipulable, ¡mira que se lo dije!, ya se sabe, los periodistas quereis carnaza y esto te hará muy conocida. No creas que no te entiendo Berta... la pregunta es si sabrás hacerlo dejándome al margen, porqué si puedes y me libras de ese cerdo para siempre, yo nunca lo olvidaré y te pagaré bien...</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"> Resulta muy claustrofóbico que den por hecho que tú posees conocimiento de algo de lo que no tienes ni idea, pero no nos engañemos; es la principal fuente a veces de un buen periodista, y hasta yo, que era más bien mediocre, me dí cuenta que a pesar de todo, aquel día no iba a ser ocioso para mí.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"> Así que decidí seguirle el juego y averiguar que es lo que yo sabía y que iba a ser la bomba.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"> -Bueno Inés, no debes preocuparte, la verdad es que llevamos tiempo sobre la pista y preguntando aquí y allá...</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"> -¿cómo que preguntando?, explícate mejor, porque si vamos a empezar con mentiras no vamos a llegar a un acuerdo eh. </div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">Me estaba dando cuenta que iba por mal camino, pero es que no tenía ni idea de lo que me hablaba y las conversaciones entre ella y yo siempre habían sido superficiales, así que decidí cambiar de táctica, a ver si podía salir airosa y enterarme de algo.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"> -Tienes razón, mira vamos a juntar las dos informaciones: tu me dices lo que os preocupa y yo te digo lo que he averiguado, ¿vale? </div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"> -No , no es que lo metas en la cárcel, estoy deseando que desaparezca, lo que me inquieta es que me podais mezclar en toda esa basura, sabes... yo siempre fui conocedora de todo y por eso siempre estamos viajando, de un sitio a otro. Sabía que tarde o temprano lo descubriría alguien, pero tú, que te he tomado tanto cariño... en realidad es un trago todo esto.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"> Las cosas no avanzaban y lo único que sabía hasta el momento es que se trataba de algo serio, porqué me hablaba de cárcel, o sea que seguí por ese camino.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"> -No, a tí no te pasará nada, pero necesito que me digas todo lo que sepas, todo lo que pueda inculparle, eres una fuente directa y con tu ayuda todo será más fácil.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"> -Bien, te lo contaré todo desde el principio, si, todo lo que sé.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"> Yo, que siempre llevo mi grabadora en el bolso, la puse sobre la mesa y ella la miró sin ningún atisbo de temor en sus ojos.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"> -Entenderás que tengo que grabarte, ¿verdad?</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"> -¡claro! </div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">Durante más de una hora, Inés no paró de hablar, lo hizo pausadamente, dándome detalles increibles sobre las actividades de su marido: fechas, lugares, me hablo de la escalera de caracol y de los asuntos que se fraguaban en el piso de arriba; aquella escalera de caracol que tanto me inquietaba y que daba nombre al local donde ahora ella y yo estábamos más unidas que nunca. Hubiera pensado cualquier cosa de su marido; porqué los militares me causan repulsión y bastante rechazo, no les doy ni una sóla oportunidad; pero aquello era más de lo que hubiera nunca podido imaginar. Yo había estado arriba un par de veces con mi novio y sí, tenía varias salas vips privadas, donde se podía disponer de cierta intimidad, pero yo, no le suelo preguntar a la gente con la que salgo por su pasado y si me dicen que son fontaneros me lo creo, y si me cuentan que son superman tambien. Siempre voy a lo mío y no me suelo interesar por la vida de nadie. Me preocupa sólo el aquí y el ahora y así me va.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"> -Sabes, todo comenzó cuando conociste a ese chico. Antonio pensaba que eras una buena opción, pero yo sabía que era peligroso porqué averigué que eras periodista. Tu novio no le dió importancia y se le veía bien contigo. No se preocupó hasta que comenzaste a vigilarle. Entonces todo se complicó y luego... fue cuando te diste cuenta... y lo descubriste. Hace sólo un par de días que nos ha contado lo que pasó; sabía que estábais peleados, pero no pensé que fuera serio, aunque ya no sirvieras como el fín que justificaba los medios, pero...</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"> Empecé a entender, si, que casualidad que yo esté sóla en un bar, y venga una persona que no conozco de nada a darme palique, pero, ¿que habia descubierto?, todavía era una incógnita para mí.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"> -¿Y que se supone que tiene que ver él en esta historia?</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"> -Todo, Berta todo, ¿crees que se fijó en tí por casualidad?</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"> Hombre, pensé yo, un poco incómoda por el comentario, tengo la esperanza todavía de que alguien se fije en mi por casualidad... </div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"> -¿Tan raro te parece?</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"> -no, no me entiendas mal, pero tú eras una de las chicas perfectas para el exprimento, para perpetúar la raza, ya sabes... el que fue tu novio es hijo de mi marido, y si, es médico, pero no convencional como tú piensas, participa en el proyecto con Antonio. Pero no puedes tener hijos y fue por eso que le dejaste de interesar, ¿lo pillas?</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"> -manipulación genética, conspiración contra el gobierno, tráfico de niños, ¡una joyita!, bien... ahora queda que me digas de qué es de lo que yo me he enterado, y por favor hazlo antes de que empiece a vomitar.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"> -No te hagas la tonta, te sorprendió abriendo las carpetas encriptadas. El caso es que no comprende como lo hiciste y, que no dejaras huella de haberlas desencriptado, pero dice que lo sabes todo. No sospechaba que fueras tan buena con los ordenadores, y eran documentos de alta seguridad. Por eso ha intentado comunicarse contigo pero no atiendes sus llamadas ni quieres verle. Pero dime: ¿cómo diablos lo conseguiste?</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"> Y recordé el día que terminamos: las cosas ya no iban bien, porqué él se había empeñado en que me quedase embarazada y yo harta de tanta insistencia le dije que era estéril, pero no había sido el único; media ciudad masculina debe de pensar que yo no puedo tener hijos porqué es lo primero que se me ocurre para quitarme el muerto de encima cuando se ponen pesados. Yo sospechaba que se veía con otra, así que entré en su ordenador; pero para eso, sólo necesité la contraseña, probé con varias y al final dí con la clave por casualidad. La había anotado en una libreta, que estaba en el escritorio y era larga y sumamente complicada. Cuando entró en la habitación me sorprendió. Yo ví que tenía un montón de carpetas encriptadas, pero ni se me pasó por la cabeza abrirlas, pensé que serían cosas de su trabajo. A mí lo que me interesaba era su correo y ví los mail con varias chicas; así que cuando entró y se me quedó mirando, para curarme en salud, comencé a atacarle: "lo sé todo, se te va a caer el pelo y nunca tendré un hijo contigo maldito naci de mierda", -le espeté. Pero es que yo tengo la costumbre de llamar nacis y bastardos a los tipos que me caen mal o cuando me enojo. Es como una frase hecha.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"> -¿Cómo lo conseguí?, y me eché a reir, dando por concluida la entrevista.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"> -¡Ah!, Inés, oye, que te aseguro que si puedo tener hijos, y me fui de allí, mucho más animada de lo que entré y dejándola a ella bastante sorprendida.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"> </div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">En una semana se desintegró toda la banda de resucitadores de la raza aria, y fue gracias a mí, que soy malísima con los ordenadores y mediocre como periodista. Di tantos datos de todo, que para la policía fue pan comido detenerlos uno a uno como hormiguitas. El proyecto "celeste", destinado a perpetúar la tan querida raza alemana quedó para siempre olvidado y sus integrantes fueron detenidos uno a uno. Llevaban tiempo intentando crear un nuevo mundo y, los niños muertos, procedentes casi todos de familias marginales, no se pudieron devolver a sus padres; tampoco las niñas desaparecidas durante los últimos años, pero al menos una parte de esos bastardos ya están en la cárcel. Digan lo que digan, soy muy profesional, por eso no tuve piedad con Inés; me faltaba empatía suficiente para ponerme en su lugar. Hoy vivo muy tranquila porqué han dejado de presionarme y creo que de momento, mi puesto de trabajo ya no corre peligro. Al final les dí lo que querían: la noticia. </div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"> FIN</div><a name='more'></a><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"> </div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"> </div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><span style="font-size: large;"></span></div>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/06026024478975184996noreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-6578643415862184167.post-3093640474524002882010-11-19T11:00:00.000-08:002010-11-21T16:46:04.460-08:00COSAS QUE CONTARTE...<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgWhqoDnDGarx8Nt_0z2RFN6z5lhFD5zWaGQnTF7MbHIYHFdyhD5HwDoS2JiI6HS5QpI8YJ1JHh49WnV0Fm1_2b2fc8WR2BEKGk2D0DBFo0jGJSaAz0C2yz2cf1SwFBL5d5uOJKEI25lZ0/s1600/7.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; cssfloat: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" ox="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgWhqoDnDGarx8Nt_0z2RFN6z5lhFD5zWaGQnTF7MbHIYHFdyhD5HwDoS2JiI6HS5QpI8YJ1JHh49WnV0Fm1_2b2fc8WR2BEKGk2D0DBFo0jGJSaAz0C2yz2cf1SwFBL5d5uOJKEI25lZ0/s320/7.jpg" width="256" /></a></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">D</span><span style="font-size: small;">esde mi ventana puedo ver el mar, tranquilo, quieto como yo y, me pregunto porqué en este lugar de la costa el agua está tan poco embravecida, tan silenciosa como tus reproches y mis palabras.</span><br />
Y de que serviría que te hablara si tú ya no me oyes, si tú ya no me ves... dices que te molesta que cambien tus recuerdos, por eso me dejas aquí junto a la ventana. Debes de pensar que tengo seis años y me entretengo con cualquier cosa o, peor aun que tengo ochenta y ya no me divierto con nada. Pero yo te hablo constantemente y hasta te grito cuando me cabreas, cuando te metes con ella en nuestra cama, o quizás no es en nuestra cama, ¡que novelera soy!, no tiene porqué ser asi, un revolcón cabe en cualquier parte. También me enfado mucho cuando me dais la comida demasiado caliente o cuando estáis tan entusiasmados el uno con el otro que no graduais el chorro de la ducha y sale demasiado frío; peor el otro día que me echasteis agua hirviendo en la escara que tengo en la rodilla, fue terrible porqué me dolió mucho, se que no debería sentir dolor pero lo siento. <br />
Mis brazos cada día están más débiles, si me pusieras en la silla unos cojines te lo agradecería pero no has caído en la cuenta y esa enfermera que has contratado es una inepta y bruta como ella sola. Y no veas los tirones que pega cuando me cambia los apósitos, además no me cura la úlcera que tengo en la espalda y cada día está peor, la noto más profunda, creo que tu puño cabría en ella sin mucho exfuerzo. Me ruborizo sólo de pensarlo. Lo bueno de perder la dignidad es que ya no hay que cuidar los detalles, pero me gustaría que al menos tuviera buen aspecto, todo el buen aspecto que pueda tener una escara. Quisiera que estuvieras orgulloso de lo bien que cicatrizan mis heridas pero no va a poder ser... Sabes, creo que estoy un poco celosa, no me hagas mucho caso...<br />
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Esta mañana me he despertado de buen humor, me he quedado en el día antes del accidente y en aquel entrecot tan rico que devoramos antes de ir al hotel. He pensado que si me desmenuzais bien la comida, podré masticar despacio y saborear un poco, es que estoy tan harta de purés y gelatinas que creo que me voy a negar a comerlos, pero sólo te tantearé, si veo que te enfadas volveré a los comistrajos. No quiero que me internes en una de esas clínicas para viejos y tullidos, aunque compraría unos cuantos años, con tal de recuperar mi cuerpo; luego ya vería yo como hacía para volver a gustarte. Tampoco ella es ninguna cria, creo que yo era mucho más bonita, aunque se me vea ahora tan perjudicada, si que lo era.<br />
Pero no sólo estoy contenta por eso, es que también me has cepillado el pelo y hasta he contabilizado el tiempo que tardaste, mentalmente. Noventa segundos que me han sabido a poco, pero mi pelo ha quedado tan bonito y suave que quiero que esto se repita todos los días y tengo mucho miedo de que mañana te olvides y me dejes en sus manos porqué tiene las uñas muy largas y me rasca demasiado, aunque bueno, la verdad es que con ella no vuela mi imaginación; la que me gustaría que volara por la ventana es ella. Si pudiera le compraría unas alas de mentira para que se estrellara y no tuviera que volver a verla. Seguro que te has dado cuenta de lo mal que me trata y las has despedido... porqué ya es tarde y no ha venido; además ya no la necesitamos...<br />
Me gustó que me cogieras en tus brazos y me metieras en la ducha, me gustó cuando casi me escurro y como me agarraste para que no me hiciera daño y después me abrazaste, estabas sudando tanto... aunque no fuera de excitación, pero yo quise imaginar que sí y en ese momento fui feliz.<br />
También me gustó la ropa que me pusiste, ¡estoy tan contenta cariño!<br />
Sólo necesitamos un poco de tiempo y todo volverá a ser como antes.<br />
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<span style="font-size: large;">P</span>ero tu no querías que cambiasen tus recuerdos, no querías olvidar una sola de mis lunares, ¿te acuerdas?, es tan patético cuando el cerebro funciona y todo lo demás falla... Yo quería que te bastaran los míos, pero no fueron suficientes.<br />
Hoy ha venido mi madre a verme y me estuvo echando la bronca, dice que todo el personal está muy a disgusto conmigo porqué soy una enferma muy difícil y que es muy duro cuidar de mí. Es que ahora si que hablo, ya no me importa que mi voz suene tan rara, porqué tú ya no la puedes oir y, es cierto que me meto con todo el mundo y me paso el día insultándolos a todos, pero es que tengo derecho a estar encabronada con el mundo, ¿ no crees?<br />
Creo que seguirán el protocolo de aumentarme la medicación, y tengo la esperanza de que se me vaya la cabeza, o morir broncoaspirando. Es que me hace tanto daño pensar en tí... Yo teniendo tantas prisas por llegar, tú diciéndome que era pronto todavía, ¿recuerdas como te sorprendía con mi ropa interior?, pero tú ya sabes los modelitos que me gasto ahora. Lo peor es la grieta que me ha salido en la ingle, debe de ser la maldita celulosa; y justo dónde tú siempre me acariciabas, ¡tengo la piel tan sensible!, ¡como duele recordar tus dedos cerca de mi sexo, Dios!, ni siquiera puedo bajar bien la cabeza para verla, pero debe de estar muy mal porque cuando me la curan siento mucho resquemor, ¡te juro que siento dolor!, y yo, ahora contándote mis miserias... menos mal que no puedes oirme.<br />
Ya me paso la mayor parte del día en la cama porqué estoy toda llena de llagas, creo que has hecho bien trayéndome aquí y casi me alegro de que no vengas a verme Yo sigo contándote cosas, ya ves...<br />
No ceo que este sitio te gustara, huele mucho a betadine y corpitol porqué casi todo el mundo está más muerto que vivo. Se que cada día es menos agradable estar cerca de mí.<br />
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Dice mi madre que lo mío va ir a peor y que tengo que resignarme y, que si no hubiera corrido tanto no estaría como estoy. Así que me trajo un montón de papeles para que los firmara, porqué piensa que si no mis sobrinos se van a quedar sin nada y que los niños son lo más importante; yo garabatee como pude mi firma y ella los recogió, antes de que mi mano maltrecha los dejara caer al suelo. Sabías que me ha quitado el anillo que me regalaste, dice que tengo los dedos muy deformados y me está causando heridas en las manos y, que no tiene ningún sentido que lo lleve. Creo que deberías pedírselo porqué no tendría que tenerlo ella; me gustaba llevar algo tuyo, pero está visto que ni siquiera eso me dejan tener. Luego me ha dado dos besos y me ha acariciado el pelo al despedirse, no sin advertirme que me portara bien. Después se fue hacia la puerta olvidando que era mi cumpleaños. Ya estaba a punto de abrirla, así que yo aproveché para dejar mis lágrimas a su libre albedrío, pues llevaba mucho rato reprimiéndolas, pero de repente se volvió y me miró fijamente, de manera que aunque hubiera querido no hubiera podido apartar su mirada. Yo estaba sentada justo en frente de la puerta. No sé cuánto tiempo permaneció mirándome, pero cuando me di cuenta rasgó por la mitad el montón de papeles que llevaba y los dejó caer al suelo y, se me acercó; entonces pude ver sus ojos de cerca y también vi que estaban húmedos. Lo último que recuerdo es su silueta de espaldas vertiendo agua en mi vaso. La observé mirar al vacío y luego noté que secaba sus ojos con las manos torpemente. Y como me acercó el vaso con una pajita, pero yo le dije que quería sentir el agua deslizarse por mi garganta violentamente porqué tenía muchísima sed. Sonreímos las dos y supe que ya no quedaban más cosas que contarte.<br />
FIN<br />
<a name='more'></a><br />
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</div>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/06026024478975184996noreply@blogger.com11tag:blogger.com,1999:blog-6578643415862184167.post-13606307328243345422010-11-09T08:02:00.000-08:002010-11-11T12:42:42.806-08:00UN REGALO ORIGINAL<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiJMwSrPNWx1JGH0dC52CYtS9rxZX_fWy6C-bDL0NK1F4bEL2itVlMhX_xrB1Rm2b_K2dVGaE4NdZ4fderjuyo47CiqPBf0S1WYXzatVeZfNoZwqeHIfUVa3ReY5lKf_e4XP8cYnT1bGh8/s1600/359-art-0211.gif" imageanchor="1" style="clear: left; cssfloat: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="200" px="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiJMwSrPNWx1JGH0dC52CYtS9rxZX_fWy6C-bDL0NK1F4bEL2itVlMhX_xrB1Rm2b_K2dVGaE4NdZ4fderjuyo47CiqPBf0S1WYXzatVeZfNoZwqeHIfUVa3ReY5lKf_e4XP8cYnT1bGh8/s200/359-art-0211.gif" width="200" /></a><span style="font-size: large;">L</span>o importante de un regalo no es el contenido, lo que entra por la vista es un buen envoltorio, unos lacitos rizados, una nota sugerente... Es como la vida, siempre nos fijamos más en lo de fuera que en lo de dentro, pero yo quería que a Julia le quedara un buen sabor de boca y me esmeré en elegirle algo realmente digno de ella. Mi hermana se casa mañana y su madre y ella andan estos días afanosas, dejando la casa de punta en blanco. ¡Una pena que mi padre ya no esté!, yo creo que él también disfrutaría del regalo.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">Aunque tengo que agradecer que me preparasen tan bien el contenido del mismo, la verdad que yo me ocupé de envolvérselo y adornárselo y, de escribirle una nota muy fraternal. Para alguien tan marujona y superficial como Julia, sabía que eso era lo primero en lo que se fijaría y le elevaría las expectativas.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"> Apenas entro en el pueblo, diviso el estanque que da entrada a su casa; el agua sigue turbia y desangelada como cuando éramos niñas. En cuanto ven asomar mi coche, salen a recibirme escopetadas. Cuando las veo, ganas me dan de pegar un volantazo y llevármelas por delante, pero me contengo y freno. Mientras, ellas golpean la ventanilla como si fueran dos moscas cojoneras. Julia, que es más antigua que el papa, se queda mirándome como una idiota y me casca dos besos que me dejan aroma de aguardiente. Lo de su madre es peor y cuando me doy cuenta, me planta delante de los pies, unas horribles zapatillas a cuadros verdes y grises. -¡póntelas!, -me dice muy amable, que aquí ya empieza a refrescar y están muy calentitas.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"> La muy arpía, lo que tiene miedo es que le ralle el piso con mis tacones, pero, ¡se va a joder!, porqué yo las botas no me las quito.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"> Cualquiera se preguntaría que hago con ellas, si no las soporto. Bueno, al fín y al cabo, son la única familia que tengo. Y es que mi hermana se casa, y nobleza obliga a regalar el día antes de la boda.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"> La culpa la tuvo mi padre, que me impuso en sus vidas por la fuerza. Con ellas me llevó, al poco de morir mi madre, y allí me quedé yo para recordarles que había tenido una amante y que sus viajes a la ciudad eran algo más que negocios.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">Yo tenía seis años y Julia doce. Llegué con mis coletas y una muñeca preciosa que disfruté hasta que ella me la tiró al estanque y nunca más supe de ella.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"> Apenas me vieron, me escudriñaron como a un mandril, aunque con el tiempo aprendieron a tratarme como un sapo sarnoso. Mi padre nunca se enteraba de nada, aunque he de reconocer que Manuela: su mujer, es una bruja de mucho cuidado; que me hacía carantoñas delante de él y, en cuanto se iba, me zarandeaba las coletas con tanta fuerza que me hacía llorar. La muy puñetera estaba gorda como una foca y me daba cada empujón que me hacía caerme al suelo. </div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"> Entro, pisando muy despacio y coloco el regalo visible para todas, quiero mantener la intriga y, no la dejaré abrirlo todavía, pero le dejo que lea la nota con un "deseo que te guste" y donde le doy las gracias por haber sido tan buena conmigo. Me ofrecen un café revenido hecho en tartera y con manguito, y sacan de no sé dónde una botella de anís del mono que me recuerda las rosquillas que nunca me llegué a comer, porqué Manuela era muy guasona y apenas me ponía una en la boca me la volvía a quitar para dársela a mi hermana. Aun así en mi registro olfativo quedó para siempre el olor del anis que les echaba. Tampoco mi padre se enteró nunca de eso. </div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"> Ahora toca contar anécdotas de la infancia y me cuentan cosas que yo no recuerdo ni por asomo, pero de repente me acuerdo de como escapaba de ellas, para esconderme en la despensa y que no me azotaran con la escoba. Solía permanecer allí, hasta que mi padre llegaba, entonces yo me echaba en sus brazos y las muy perras disimulaban. No les refresco la memoria, porqué mañana Julia se casa y se la ve muy sensiblona.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"> No quita ni un segundo la vista de mis mosqueteras; yo estoy muy orgullosa de ellas , porqué me costaron una pasta y me hacen un cuerpo de cine. Temo que de un momento a otro me pregunte por el precio, porqué ella es así de hortera. Pero mira mis botas, luego mira el regalo y lo que me pregunta es si lo que hay dentro es de piel. Yo aunque no quiero dar muchas pistas le contesto que sí, que piel lleva bastante. Ella sonríe y sé que ya se le está haciendo la boca agua, aunque todavía no sepa porqué.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"> Me llamo Ángela como mi madre y, la recuerdo siempre muy dulce conmigo y esperando que mi padre llegara y se quedara con nosotras el fin de semana; la recuerdo contándome cuentos infantiles que recreaba con tanta gracia que más que hacerme dormir me mantenían en vela, imaginándome que yo estaba dentro de la historia, pero... un día ella se suicidó y los cuentos se acabaron para mí.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"> Ahora veo a Manuela, que sigue tan gorda como siempre, juguetear con las cintas del regalo, pero yo no quiero que ande husmeando antes de tiempo, porqué siempre tuvo olfato de mastín y le gusta andar olisqueándolo todo. Así que le pido que me acerque un cenicero, para que se aleje de él cuanto antes. Enciendo un cigarrillo y le ofrezco otro a mi hermana que para mi sorpresa, acepta sin titubeos; luego, la muy cursi se toca la barriga y me suelta que dentro de poco ya no podrá fumar.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"> Tengo que reconocer que fuma con cierto estilo. Y va, y me recuerda aquella vez que la tiré al estanque y de lo mucho que nos reímos. Pero aquel día, la única que me reí fui yo, al ver su cara de espanto por la humillación. Me había hinchado mucho las narices llamándame bastarda sin parar y yo, que era mucho más bajita, le puse los brazos en sus muslos y la lancé al agua de un sólo empujón. </div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"> Ya se está haciendo tarde y creo que es hora de abrir el regalo. No me gusta conducir de noche y como siga bebiendo anís ni voy a poder levantarme de la silla. Me acerco despacio y lo planto encima de la mesa, donde estamos charlando las dos. Me quedo unos instantes observando el rostro de Julia. Ella no puede ver lo que se esconde detrás de mis ojos, porqué nunca fue muy lista y no sabe leer entre líneas; tampoco tiene muy buena memoria y a menudo, da la impresión de que se le va la pinza. Pero yo puedo casi tocar la emoción de su cara. Cuando está contenta se le inflan los mofletes y parece un balón de futbol. Manuela ya se ha acercado también e insisto en abrir yo misma el regalo, alegando que me hace ilusión, y ellas se quedan a la espera entusiasmadas.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"> Ya estoy desatando los lacitos; lo hago muy despacio, y hasta me paro, mientras sonrío. Ellas sólo miran el regalo y, no saben lo mucho que me excita el ritual. Me imagino su cara cuando vean lo que hay dentro y ya estoy empezando a sudar de puro placer.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"> Ya he apartado los lazos y sólo queda el papel; levanto la cinta adhesiva con mis uñas, y enseño la caja de cartón. Pero noto que los extremos, se han impregnado de unas manchas de grasa y ellas lo notan también. Es cuestión de segundos y no les doy tiempo a pensar.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"> Yo saco mi móvil del bolso, porqué un momento así, hay que inmortalizarlo... </div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">Disparo deprisa, casi al mismo tiempo en que levanto la tapa de la caja. Creo, que pondré la foto como fondo de pantalla del ordenador, al menos durante un tiempo. La cara que pusieron las dos cuando vieron la gloriosa cabeza de cerdo, alzarse ante nosotras como una esfinge egipcia, no tiene desperdicio. Además, una vez fuera de la caja conservaba todo su aroma y, seguro que estaba muy sabrosa.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"> FIN </div>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/06026024478975184996noreply@blogger.com11tag:blogger.com,1999:blog-6578643415862184167.post-46000241919694854912010-10-29T09:09:00.000-07:002010-10-31T16:48:56.477-07:00UN TRATO DE SILENCIO<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj3-6qY_ajBA_bCFNIaqQgYu5uCUKaelRupDsY0G2RaZxlU5oIdZ3OiwF7ckr1K1AAASY4O-yuqGS_CJVCQx1Z7QTH5pphqQ7fSlI70NXMMqB-DGS3r7Ow-6WcdApBXesbGRWPKoofj_t0/s1600/29498_123833490977473_100000524681261_207159_6698443_n.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; cssfloat: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" nx="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj3-6qY_ajBA_bCFNIaqQgYu5uCUKaelRupDsY0G2RaZxlU5oIdZ3OiwF7ckr1K1AAASY4O-yuqGS_CJVCQx1Z7QTH5pphqQ7fSlI70NXMMqB-DGS3r7Ow-6WcdApBXesbGRWPKoofj_t0/s320/29498_123833490977473_100000524681261_207159_6698443_n.jpg" width="234" /></a></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">c</span><span style="font-size: small;">uando aquella mañana, Laura corrió las cortinas, los primeros rayos casi la deslumbran; pero esa sensación le agradó. Sabía que no soportaría vivir en un sitio donde nunca se pusiera el sol. Ojeó de refilón el vestido, todavía doblado en la caja, y sonrío al comprobar lo aparatoso que era. Sin prestarle demasiada atención, lo dejó apostado en el galán de noche sin ningún tipo de cuidado de no arrugarlo.</span></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Se había levantado de muy buen humor, pero el final del libro le había dejado un poso de tristeza y desazón. Hacía una semana, que se lo había envíado por correo el hombre con el que iba a cenar aquella noche, junto a una nota donde le sugería que lo leyera cuanto antes. No conocía bien la biografía de Ana Mendoza y de no haber sido por aquel inesperado regalo, tal vez nunca la hubiera leído, porqué a Laura las historias de la nobleza del siglo XVI y de cualquier siglo le interesaban más bien poco; pero la vida de aquella mujer fascinante la había ido enganchando casi desde el principio y había ido recreando en su mente los pasajes del libro sin creerse demasiado su historia de amor; pero de cualquier modo, pensó que de haber ocurrido así, había sido afortunada, a pesar de su fatídico final y, de llevar durante casi toda su vida un antifaz en el ojo derecho.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">El vestido también había sido un regalo del misterioso hombre que la había incitado a leer el libro. Era majestuoso, pero a pesar de lo detalles recargados, pensó que después de aquella noche en que debía ponérselo para la cita; con unos cuantos arreglitos quedaría listo para lucir en cualquier otra ocasión, sin parecer que acudía a una fiesta de disfraces.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">Laura no se sentía una prostituta. De aquellas citas que siempre concertaba por teléfono, nadie tenía constancia y el anonimato la hacía sentirse totalmente libre. Nadie de su familia sospechaba nada y sus compañeros de trabajo nunca se lo hubieran imaginado siquiera; pero aquel dinero fácil era como una droga para ella. La sensación de no tener que privarse absolutamente de nada, era algo a lo que no estaba dispuesta a renunciar. Al principio sólo lo hizo por ayudar a su madre y conseguirle una buena clínica de alzheimer, donde no estuviera mezclada con todo tipo de enfermos sin cuidados selectivos; pero después, se fue enganchando a aquel tipo de vida y ya no supo como dejarla. Tampoco es que se fuera con cualquiera. Ella marcaba las pautas, ella ponía las condiciones. Se repetía esto a menudo y también lo hizo aquella mañana pensando en la imposición del vestido... pero estaba intrigada y decidió que se lo pondría. Con el tiempo vió aquella manera de vivir, una vía tan lícita como cualquier otra de ganar dinero y engrosar su cuenta bancaria, que de ninguna manera conseguiría trabajando ocho horas en una oficina. Para ella resultaba muy excitante; algo bastante más gratificante que vivir durante toda una vida con un marido que con el tiempo llegaría a no soportar y con unos hijos que tarde o temprano se olvidarían de ella, y la internarían en uno de esos geriátricos donde el reloj se para y ya nadie tiene pasado; porqué ya no habría ni una sóla persona que se acordara en aquellas circunstancias, de que se había llamado Laura y había tenido una vida. </div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> --------------------------------------------------------------------</div><div style="text-align: justify;"> -¡Es un alivio que cenáramos en tu casa!, tengo que confesarte que me hubiese dado mucha verguenza presentarme en un restaurante con esta facha.</div><div style="text-align: justify;"> Cuando Laura acabó la frase, supo que había metido la pata, pero la prudencia no era una de sus virtudes, y el vestido le estaba pesando aun más que la copiosa cena con la que aquel tipo bastante más mayor de lo que a ella le hubiera gustado, la había obsequiado aquella noche.</div><div style="text-align: justify;"> -¿Te ha gustado el libro Laura?, -preguntó él- ignorando el comentario desafortunado de ella y centrando su mirada en el generoso escote un poco pasado de moda. </div><div style="text-align: justify;"> -¡me ha fascinado!, verdaderamente la historia de Ana Mendoza es inusual para la época. De haber vivido en aquel siglo me hubiera gustado parecerme a ella, bueno... no me hubiera gustado morir como ella, pero... </div><div style="text-align: justify;">Lás últimas palabras quedaron suspendidas e ignoradas por aquel hombre, que parecía importarle un comino lo que ella pensara, y Laura estaba empezando a sentirse incómoda, por la falta de compenetración en el diálogo.</div><div style="text-align: justify;"> -Si, en efecto, "la princesa de éboli" era toda una dama de la intriga y muy bella, a pesar de faltarle un ojo. Hubiera llegado a ser reyna tal vez, si hubiera sabido mantener la boca cerrada, pero debía de aburrirse mucho en el fondo, y ya ves como acabó...</div><div style="text-align: justify;"> -En cambio, a tí parece que te desagrada bastante, no entiendo nada, ¿ porqué me has envíado el libro precisamente a mi? </div><div style="text-align: justify;"> -Eres prostituta, un poco cara para mi gusto; por eso pensé que lo del libro debíamos de incluirlo en el precio, para poder centrarnos mejor, ya sabes... pero tranquila, que lo entenderás... </div><div style="text-align: justify;"> -¡No soy ninguna prostituta!, yo no lo veo así, pero he venido aquí para algo y, francamente, me estás aburriendo, ¡quiero acabar con esta historia ya!, así que te decides a ir al grano o yo me voy de aquí. <br />
-El trato es que te quedes unos días conmigo, aquí en mi casa; disfrutarás de todo tipo de comodidades y te pagaré tan bién que no tendrás que volver a trabajar en tu vida.<br />
-Me lo pensaré..., -contestó ella-, dibujando una leve sonrisa.<br />
-¿Me sirves una copa? -dijo después a modo de tregua.<br />
-¡Por supuesto!, tengo una sorpresa para tí, pero tendrás que esperar hasta mañana. -Corroboró él con gesto complaciente, mientras vertía el cava en las copas.</div><div style="text-align: justify;"> <br />
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<br />
Laura nunca se había despertado con aquel silencio. Le gustaban los ruidos, la luz que se colaba por las rendijas de las persianas, los portazos de los camiones, los gritos de los repartidores de bebidas del bar que estaba debajo de su piso. Odiaba el silencio y aquella mañana era muy oscura. Recordó el final del libro, y comprendió como se debía sentir Ana, cuando la confinan para siempre en su habitación: "¿esto es lo que me espera, la oscuridad y el silencio...? ¿ éste va a ser mi destino?" -dijo- repitiendo las palabras de ella, cuando comprende que nunca más podrá salir de allí, y los últimos ruídos: los operarios emparedando para siempre su osadía, su valentía, sus ganas de vivir y de amar. Pero sin duda, se trataba de otro siglo... Aquella, no era su historia y sonrió...<br />
<br />
Se incorporó y no se sorprendió de estar sola; no era la primera vez que le ocurría, pero jamás había sentido aquel malestar. la sobriedad de la habitación, era algo a lo que no estaba acostumbrada. Realmente, parecía un patético escenario, preparado para el rodaje de una película de época, pero desprovisto de la parafernalia ornamental. Todo le pareció muy extraño, pero lo achacó a lo desagradable que había sido su cita y, aunque no le agradaba quedarse allí ni un sólo minuto más, había hecho un trato, aunque todavía no había decidido si lo podría llevar a cabo. Más que nada porqué aquel hombre le resultaba sumamente siniestro; aunque el capricho de él, de que se cubriera el ojo derecho con aquel antifaz negro en forma de corazón, había hecho más llevadero el contacto y, en su interior era como si no hubiera soportado en su totalidad, el corrosivo peso de su cuerpo.<br />
<br />
Estaba segura, de que el tipo no tardaría en aparecer y que cuando corriera los horribles cortinajes de terciopelo verdoso, se sentiría mejor; pero se acercó hacía la ventana despacio y, antes tuvo la precaución de cubrir su cuerpo desnudo con una bata que había a los pies de la cama. -¡que detallazo!, -pensó irónica, mientras que resueltamente se ceñía el cinturón. Caminó despacio hacia la ventana, y visualizó en su mente unos ventanales enormes, porqué las cortinas cubrían toda la pared. Agarró los cordones con firmeza y poco a poco aquel espantajo verde iba enseñando el horrible papel pintado con motivos barrocos, pero cada vez se iban deslizando más y la ventana no aparecía; tragó saliva y dió el último tirón. Pero... no había ningún hueco, ni señal de que nunca hubiera habido allí ningún tipo de ventilación.<br />
Laura corrió hacia la puerta y, cuando vió que estaba cerrada con llave, comenzó a golpearla una y otra vez, pero el silencio continúaba y los nudillos de los dedos comenzaron a sangrarle; gritó tan fuerte como pudo, pero sólo le respondió aquel obstinado silencio, tenía la boca seca y desde donde estaba se veía perfectamente el lavabo del pequeño baño situado en un extremo de la habitación. Se mojó la cara y el pelo y bebió directamente del grifo hasta que el estómagó le dolió tanto que acabó encogida de dolor en un rincón del suelo.<br />
-¡El teléfono!, tengo que lla... -pronunció con un hilo de voz que apenas ella pudo oir.<br />
<br />
MIró a su alrededor, y recordó su bolsito negro apoyado sobre el cojín, y en el bolso, su teléfono móvil y, todo ello sobre el sofá: en el piso de abajo, muy lejos de ella. Se había dado cuenta que en aquella desoladora habitación no había ningún tipo de comunicación con el exterior, pero no le extrañó; en realidad se sorprendió de no encontrar papel amarillento y un tintero colocados estratégicamente en un horrible mueble escritorio. <br />
<br />
Dos rejillas de ventilación sitúadas justo debajo del techo, y la débil luz amarillenta de una lámpara de noche junto a otra más tenue aún en el pequeño baño; eran la única iluminación en medio de tantas sombras. Cuando se dió cuenta de que el tiempo ya no era importante para ella, se levantó como pudo del suelo y comenzó a inspecionar los armarios. Tenía mucha hambre y no se había puesto reloj, así que no supo con exactitud cuantas horas había estado allí tirada, pero le había dado tiempo contar las diminutas baldosillas romboides del suelo del baño. Las había seleccionado por colores y había hecho una lista en su cabeza: quinientos cincuenta rombos blancos, seiscientos negros, y se había agotado antes de acabar con los circulitos que decoraban el centro de cada uno.<br />
<br />
La estancia contaba con cuatro armarios roperos repletos de vestidos de época; una réplica perfecta de los que hubiera lucido la princesa de éboli, también había una cómoda con ropa interior y camisas de dormir. En el baño: todo tipo de productos de aseo y cuidado personal, almacenados en cuatro estanterías; daban al pequeño cubículo, apariencia de despensa. Al lado de la puerta: un curioso armario metalizado completaba la decoración. Pero no atisbaba ni rastro de comida. Por alguna razón le daba pereza abrir aquella puerta; no esperaba encontrarse nada especial, y el cansancio estaba empezando a hacer mella en sus huesos. Debía de ser tarde, pero era el hambre que sentía, la única pista que tenía de ello; porque allí dentro, no entraba ni una brizna de luz exterior. <br />
<br />
Se tumbó en la cama, porqué aunque era consciente de lo mucho que necesitaba una ducha, sólo le quedaban fuerzas para dormir. Cuando se despertó, el tiempo seguía sin ser importante; pero fijó de nuevo su mirada en la puerta de metal y, se acercó a ella tan despacio, como cuando se había despertado allí por primera vez y, se dirigió hacía donde ella creía que había unos grandes ventanales. La abrió, y un piloto verde no paraba de parpadear, y una enorme bandeja con comida apareció ante si, pero ya estaba fría; aun así la devoró toda en pocos minutos y volvió a colocar la bandeja en el mismo sitio en que la había encontrado. Esta vez lo inspecionó todo deteniedamente, se trataba de un ascensor de menús, idénticos a los que hay en los restaurantes y en los hospitales para transportar la comida.<br />
-¡Todo estaba preparado! -pensó-, ese hijo de puta lo tenía todo previsto, ¡cómo he podido ser tan idiota!, ¡he caído en su trampa! -tengo que pensar la manera de escapar por ahí, -se dijo, mientras observaba el hueco y calculaba el peso que podría soportar.<br />
<br />
A partir de entonces, Laura asistía puntual a recoger su comida. Dejaba siempre la puerta de metal abierta y, cuando el piloto guiñaba, se acercaba presurosa. Al principio probó a gritar, pero cansada de recibir como única respuesta el sonido de su eco; pronto también dejó de hacerlo y abandonó la idea de deslizarse por allí; sabía que ni aun pesando treinta kilos podría hacerlo. Estaba sola, sola en medio del silencio y la oscuridad. Decidió que no podía haber mayor castigo que aquel, y rezó para que entraran y la manosearan y la corrompieran..., aunque fuera violentamente, pero necesitaba imperiosamente que alguien la tocara.<br />
<br />
Ya había perdido las esperanzas de salir de allí, y a medida que el tiempo transcurría, se fue obsesionando más por ingerir compulsivamente lo que fuera. Permanecía casi todo el rato dormida y cómo si una alarma resonara en su cerebro: se despertaba puntualmente a las horas de comer, y engullía aquellos alimentos como si fuera un animal, para minutos después vomitarlos aceleradamente; pero no era una bulimia lo que la incitaba a hacerlo. Era que había comprobado que el dolor que le producia el vómito, la ayudaba a dormir mejor y olvidarsae del tiempo. O tal vez fuera, que aquel dolor espantaba el silencio.<br />
<br />
Una mañana se despertó, y percibió la puerta de la habitación abierta de par en par. Sobre la mesilla de noche, había un sobre y, dentro un cheque por una cantidad de dinero con tantos ceros, que le produjo casi el mismo sobresalto que cuando comprobó que allí no había ventanas. Pero Laura dejó caer el sobre al suelo y fijó su vista en la puerta de metal: la lucecita verde estaba parpadeando otra vez...<br />
FIN<br />
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</div>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/06026024478975184996noreply@blogger.com10tag:blogger.com,1999:blog-6578643415862184167.post-78090123675137602282010-10-08T05:14:00.000-07:002010-10-23T17:40:40.139-07:00LÁGRIMAS DE COLIRIO<div align="right" class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgu1VaKBRbH6qRNUGI8M04If3mfNopNe5HonkgFi4GZtQv6EDy0FWRHEHKHpsADt3o38lk72z-n0giu2hiLW5JKD9iLEZ6_MyeODHw0DwdDJcVPxjwifdGEe5LSxiwA_j81QhXVN2xkdJ4/s1600/202_anime_sexy.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; cssfloat: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" px="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgu1VaKBRbH6qRNUGI8M04If3mfNopNe5HonkgFi4GZtQv6EDy0FWRHEHKHpsADt3o38lk72z-n0giu2hiLW5JKD9iLEZ6_MyeODHw0DwdDJcVPxjwifdGEe5LSxiwA_j81QhXVN2xkdJ4/s320/202_anime_sexy.jpg" width="237" /></a></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">V</span>ioleta Gaspar fue su nombre artístico, cuando era joven. Nunca llegó a ser actriz principal; su físico y su voz acartonada con vis cómica, la encasillaron en papeles secundarios de relleno, pero tampoco ella aspiró a ser nada más. Creía conocer muy bien sus limitaciones, aunque estaba equivocada, porqué era una de las mejores actrices cómicas de reparto.</div><div style="text-align: justify;"> Pero en los años setenta, ese tipo de actrices de comedia, con mucho desparpajo, eran imprescindibles para dar brillo a las protagonistas. En mi opinión, eran lo único que salvaba aquellas películas mediocres.</div><div style="text-align: justify;"> Ahora rebasados ya con creces los sesenta años, malvivía como podía y prácticamente ya todo el mundo se había olvidado de ella, a pesar de haber interpretado más de cien películas. Sólamente de vez en cuando, acudía a algún programa de radio, sin ánimo de lucro, donde se sentía cómoda contando anécdotas y se le calentaba la boca de vez en cuando.<br />
<br />
De su juventud no guardaba demasiados buenos recuerdos, ni a nivel personal, ni profesional; no había sido la estrella a la que le envíaban flores a diario, tampoco el sueño imposible de ningún actor famoso, ni tan siquiera el juguete roto después de haber sido utilizado. <br />
<br />
Sin embargo, en aquellos tiempos en que los desnudos en películas de segunda fila y la exposición de mujer objeto eran la tónica argumental de la época, hasta las mujeres sencillas como Violeta eran invitadas a fiestas después de los rodajes; siempre acompañadas de actrices bellísimas como plato principal, pero no siempre accesibles a los galanes que se volvían normales cuando dejaban de rodar las merengadas y artificiosas escenas de amor.<br />
<br />
Antonio Felladini, era un galán italiano, que llevaba tiempo afincado en España; porqué seguramente en su pais no había sitio para él, en un cine de calidad que evidentemente le venía grande. Siempre fue más conocido por sus devaneos amorosos y fama de conquistador que por sus méritos como actor. Pero el guapo caradura que estaba siendo contratado en el cine predominante de la época, me imagino yo, que para vulgarizarlo y empobrecerlo un poco más de lo que estaba; era considerado toda una celebridad.<br />
<br />
Fue en una de esas fiestas, en una de esas casas de la Moraleja que con los años se convirtieron en prostíbulos de lujo; pero que entonces se utilizaban como simples picaderos, cuando Antonio y Violeta coincidieron. No estaban sólos, por supuesto: había actrices guapas, empresarios de cine grasientos, actores mediocres, otros un poco mejores y, hasta algún prometedor director de cine se había colado.<br />
Y el alcohol siempre presente, iba debilitando y embruteciendo aquellas fiestas nocturnas en que ni era importante como empezaban, ni se preocupaba nadie de como terminaban. Violeta se dejaba llevar, y con un par de copas y, seguramente, por su débil constitución, siempre acababa tumbada en uno de los cuartos de arriba; pero no precisamente acompañada, sinó que cuando veía que no podía más; subía las escaleras tambaleándose, hasta que se encontraba con la primera habitación libre.<br />
Antonio se pavoneaba entre todas aquellas bellezas, mientras bebía y charlaba con sus colegas e intentaba conseguir algún papel, dándoselas de imprescindible, delante de los empresarios y directores de cine.<br />
Una noche y, de casualidad, vió subir a Violeta, cogida precavidamente al posamanos de la escalera, sin prestarle mucha atención. Pero aunque siempre llevaba del brazo a actrices famosas y damas de la aristocracia, no siempre conseguía llevárselas a la cama; eso, sólo formaba parte de la leyenda que le adornaba. En realidad había estado casado en cinco ocasiones, que era la única manera lícita en aquellos años de tener a una mujer gratis todos los días; aunque en alguna ocasión había pagado a prostitutas, de lujo eso sí; excepto cuando pillaba alguna en el retiro que le gustaba, entonces se cuidaba que nadie lo viese, y la subía en su flamante deportivo.<br />
<br />
Si Violeta ahora, recordaba como naranja amarga a Antonio, no era por el poso resquemoso que deja un amor no correspondido con el paso de los años, ni tampoco por la rabia de haber sido tratada como a una mierda. Demasiado borracha estaba aquella noche, y demasiados años habían pasado para andarse con majaderías.<br />
Al fin y al cabo, no había sido una noche para recordar; el tipo tan sólo había entrado de puntillas apestando a whiskey y se le había tirado encima, apartando toda la ropa que le estorbaba y la había penetrado sin más. Cuando Violeta abrió los ojos como platos y lo reconocio ya era tarde para ella y, cuando lo vió alejarse y empujar despacio la puerta tras de él, ella los volvió a cerrar y pensó que tan sólo había sido el bocadillo de un hombre importante al que aquella noche no le habían servido la cena que había pedido. Así se había sentido siempre, desde que con veinte años, le dieron el primer papel de chacha paleta en una escena que apenas duró cinco minutos. Desde entonces, habían ido llegando papeles con argumentos similares, donde su voz y su talante cómico enseñaban a una actriz con mucho talento para la comedia. Era la tercera fiesta a la que acudía, cuando el incombustible Antonio la rozó durante unos minutos que no supo impedir a tiempo. Y ahora, pensaba en él con la resignación impuesta que dan las arrugas y una vida no demasiado feliz. No supo definir con precisión, el motivo de que una lágrima resbalara por su cara después de tanto tiempo.<br />
<br />
<br />
-Siéntate Violeta, no será muy diferente a cuando eras actriz.<br />
El hombre, corpulento y con las mejillas sonrosadas, miró directamente a los ojos de la mujer, mientras ella, ocultos por las pestañas postizas, los había fijado en el centro de la papelera y se mantenía en silencio, sin dar crédito a lo que oía.<br />
-Nunca había hablado de esto con nadie -dijo ella, en un tono neutro y timorato.<br />
-¡Pues el otro día en la radio, bien que te explayaste!, pero todo tiene solución Violeta. A su viuda le ha faltado tiempo para ponerte una denuncia, pero está dispuesta a negociar, si tu te avienes, claro, ¡Yo diría que no te queda otra!, -apostilló el tipo-, mientras corría las cortinas del despacho, recargado de muebles bonitos, que no eran precisamente de Ikea.<br />
<br />
Antonio Felladini había muerto hacía unos diez años, y su viuda veinte años más joven que él y bastante más que Violeta, vió el cielo abierto, cuando escuchó a quien ella consideraba una insignificante actriz de reparto, relatar como su marido la había violado una noche de sarao.<br />
-¿Que tengo que hacer? -acertó a preguntar Violeta-, sin perder un ápice de timidez. <br />
-Tú, sólo llora, antes del aplauso.<br />
-¿llorar?, a estas alturas, ¿porqué tengo que llorar? <br />
-Porqué es lo que demanda la audiencia, y el motivo por el que te embolsarás treinta mil euros, por eso Violeta.<br />
-Su viuda Irene, se pensará perdonarte, mientras nuestros colaboradores la incitan a que lo haga, y acordará pensar en quitarte la denuncia. Ella se lleva su dinero, tu el tuyo, y nosotros hacemos nuestro programa.<br />
-¿Llorar antes del aplauso?<br />
-Si, primero te muestras borde y pones a Irene un poco nerviosa. Ella hablará del daño que le has hecho a sus hijos, y tu sacarás con disimulo el colirio de tus tetas y te lo llevarás directita al lagrimal. Después el publico aplaudirá y todos felices.<br />
-He sido actriz, no creo que haga falta colirio. -musitó-, con un punto de verguenza en la pica de la lengua.<br />
-No, no Violeta es importante que todo salga como está previsto. Tú lloras y mientras te secas las lágrimas, la cámara recogerá un primer plano tuyo, después se girará hasta donde está Irene y la cámara mostrará su mirada perdida mientras tantea perdonarte o no. La gente desde sus casas sentirá cosquilleos en el estómago cuando confieses que no lloras por lo que te hicieron, y sólo lo haces por el trauma que has causado a sus hijos contándolo. No olvides que se está olvidando ya la fiebre de haber ganado el mundial y necesitamos carnaza que vuelva a hacer encoger las tripas, nuevas emociones, no siempre las mismas historias. Vivimos tiempos de crisis Violeta, y quien sabe si todo esto te devolverá a tu profesión... quieren versionar esa serie americana, umm, si, la de las chicas maduritas, ¿sabes de qué te hablo? Corren buenos tiempos para los seriales en la cadena.<br />
-No me siento con fuerzas, ¿quién te dice qué se lo van a tragar? <br />
-Bueno, si tuvieras treinta años y un buen polvo, la cosa cambiaría, pero ahora... tienes una pinta que da pena, ¿no, esto...no has pensado en pasar por el quirófano? Das mucha lástima, pero es lo que el público quiere: oir y ver desgracias mayores de las que tienen. -concluyó- dándole a Violeta una palmadita en la espalda.<br />
-¡Irene es preciosa! ¿no debería dar pena también?<br />
-oh si, ¡esa tía tiene un polvazo!, ¡está buenísima! -balbuceo él-, mientras se subía los pantalones embutidos en su barriga, tipo fraga iribarne.<br />
- ¡las lágimas las pones tú!, -pero Irene está en boga, por lo del futbolista ese... todo esto, lavará su imagen, y ella está encantada.<br />
-¡A nuestro público femenino le revientan las calientapollas!, pero a tí te ha nacido una flor en el culo, este es un buen negocio para todos, Violeta...<br />
<br />
<br />
Cuando hacía tan sólo dos meses, Violeta Gaspar había sido invitada a los desayunos de onda alfa, junto a dos actrices casi tan olvidadas como ella como ella, no se imaginaba que el comentario que hizo sobre Antonio, le iba a reportar unos cuantos meses de pagos de facturas atrasadas; aunque nunca se atrevió apreguntar la cantidad que Irene Casal se embolsaría. Tampoco le importaba. <br />
<br />
El programa estrella del canal gamma, había recogido las más altas cotas de audiencia, la noche en que Violeta e Irene recordaron a Anronio Felladini. Al final, las dos mujeres se fueron cada uno por su lado; Irene, altiva y dejando entre el público un halo de bondad y comprensión indiscutible y Violeta cabizbaja, y palmeada por el presentador y colaboradores que tan magistralmente la habían acompañado en el primer papel protagonista de su vida.<br />
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Un beso para todas las "violetas gaspar" del mundo y para todas las actrices y actores cómicos de reparto de los años de la transición; que tanto contribuyeron a enaltecer el cine español. Sin ellos, nunca sería lo que es hoy. Y sobra decir el respeto que siento por el cine italiano, cuna de actores y directores inigualables.<br />
FIN<br />
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</div>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/06026024478975184996noreply@blogger.com9tag:blogger.com,1999:blog-6578643415862184167.post-5304618668441762762010-09-30T09:27:00.000-07:002010-09-30T09:27:13.953-07:00CUANDO LA LLUVIA CESÓ...<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjZgCDpH5mkCMkp1l5B1bWosKSVbSIZVL609dnpyrtQwEq57EaHRBLcSETeUJYq9cI0BI-oVDLuwGNBynzuLVmKpNYCorQfTugoEJ6X1Gw5QrjLP783RMzuGMUPDxJjMuRQ7UPsHTA9FJQ/s1600/809757bf0rwcljoj.gif" imageanchor="1" style="clear: left; cssfloat: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" px="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjZgCDpH5mkCMkp1l5B1bWosKSVbSIZVL609dnpyrtQwEq57EaHRBLcSETeUJYq9cI0BI-oVDLuwGNBynzuLVmKpNYCorQfTugoEJ6X1Gw5QrjLP783RMzuGMUPDxJjMuRQ7UPsHTA9FJQ/s1600/809757bf0rwcljoj.gif" /></a></div><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;">U</span>na mañana, salí de mi casa despistada y alguien me robó el bolso. En él llevaba un calendario con los meses calurosos marcados en rojo. Un indivíduo que no alcancé a ver, arrancó las páginas y me dejó sólo las del frío invierno, con sus lluvias abundantes y alguna que otra tormenta.<br />
<br />
Desde entonces, sólo salgo los días de lluvia, con la única compañía de mi paraguas. Me resguardo en la primera cafetería que veo, y observo las gotas lentas y transparentes, resbalar a través de los cristales; me entretengo contemplando a otras gentes como yo y, me gusta imaginar que a ellos también les robaron el verano. Me demoro más de lo debido con el café negro, e ignorando el detalle de que nunca lo azucareo, lo remuevo compulsivamente, durante tanto rato, que cuando me lo quiero tomar ya está frío. Otras veces, juego con el humo de mi cigarro, y dibujo circulitos que se esfuman en el ambiente y, nunca sé donde van a parar. Me gustaría que al menos uno, se quedara atrapado en algún rincón próximo a mí, y poder recuperarlo, pero nunca lo consigo. Las conversaciones ajenas violan mis oídos, y yo las siento retumbar perdidas, en medio de risas circunstanciales; montones de gabardinas enfundando cuerpos como el mío y diferentes. Por un momento, fantaseo con otra época, y acaricio la idea de haber topado con uno de aquellos lujosos sitios del Madrid de los cuarenta; me siento como una espía, deambulando entre alemanes y anglos, y perdida sin saber a quien pasar información. Aún así, no quiero salir y ver lo devastado que está todo; luego, vuelvo a mirar a través de los cristales, y sólo veo la lluvia caer.<br />
<br />
Entonces, de alguna manera, comprendo que es el momento de pedir un whiskey y me entono, y sonrío, y todo el mundo parece notarlo; porqué de pronto todos los hombres se me acercan y me hablan; yo no sé que decir y me quedo callada, pero sigo sonríendo; mientras, unas mujeres de pelo oxigenado y labios pintados de rojo, alaban mi indumentaria. Yo extrañada, me miro y sólo veo mi mugrienta gabardina, raída por el paso del tiempo. Una de ellas se entusiama con mi sombrero; yo me lo quito y, se deshace en mis manos, dejando una estela de polvo negruzco. Todos se ríen y yo quiero irme de allí, pero sigue lloviendo mucho y decido quedarme y pedir otro whiskey.<br />
<br />
Cuando se hace de noche quiero que todo el mundo se vaya, para poder irme yo; pero nadie parece tener prisas. Saco mi teléfono móvil; definitivamente, no son los años cuarenta; mi teléfono es de última generación. Animosa, marco números al azar pero no consigo hacer una sola llamada. Mi agenda está vacía y mi álbun de fotos también. Seguramente, ya no quedan conocidos en mi estación. Me doy cuenta, que el lugar donde estoy es humilde, aunque con notas de color, ese color que da la estridente pobreza y, donde la gente parece fácil de contentar. Pero tampoco logro encajar bien. Será porqué mi vestido es de seda y ya no necesito sombrero. No sé dónde habrá ido a parar mi vieja gabardina, y yo no tengo pinta de misteriosa espía. No se me pasa por la cabeza coquetear, pestañeando como una idiota y que alguien se piense que se me ha metido algo en el ojo, o peor aun, que se crean que tengo un tic nervioso. No quiero que se fijen en mí, no quiero que se rían otra vez.<br />
<br />
Pero hubo una tarde en que la lluvia parecía amainar, y yo, tentada estuve de pasear protegida por el paraguas; pero el cielo cada vez clareaba más, y hubo un momento en que casi me ciega un arco iris. Es que no llevaba gafas de sol, por eso tuve que entrar. <br />
Ha dejado de llover, y un ligero rayo de sol atraviesa los cristales de la cafetería, posándose justo en mi cara. Es entonces, cuando alguien me dice que todo el sol que me alcance siempre me cegará; porque me han robado los meses calurosos y ya sólo puedo ver la lluvia caer. Reconozco mi gabardina en el cuerpo de otra mujer, y comprendo que me he quedado también sin invierno.<br />
FIN<br />
<a name='more'></a> </div>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/06026024478975184996noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-6578643415862184167.post-28381094963812645862010-09-23T08:53:00.000-07:002010-09-23T11:03:37.801-07:00MI CUERPO EN SUSPENSIÓN<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiAT3foAnx4-tiWSls5Aq4H8LQZ_sYnABaWIRNYc2qtmfTKhowaKlQdHM0ERtbInuio6A9Ezky2cr_KbioBCnWnIK3yYsXcIYqwwxIACvM214aIh-h0p-qtel5CEwIwEx06EdfTuiSmmQI/s1600/29498_123833487644140_100000524681261_207158_6090257_n.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; cssfloat: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" px="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiAT3foAnx4-tiWSls5Aq4H8LQZ_sYnABaWIRNYc2qtmfTKhowaKlQdHM0ERtbInuio6A9Ezky2cr_KbioBCnWnIK3yYsXcIYqwwxIACvM214aIh-h0p-qtel5CEwIwEx06EdfTuiSmmQI/s320/29498_123833487644140_100000524681261_207158_6090257_n.jpg" /></a></div><span style="font-size: large;">M</span>e sorprendió mi propia indiferencia ante la anestesia que mi cuerpo parecía experimentar; aun así, pude sentir que estaba sola. Había algo en aquel decorado absurdo y minimalista que había hecho que la temperatura de mi cuerpo, siempre más baja de lo normal, subiera equilibradamente; sin que yo fuera plenamente capaz de distinguir la diferencia entre el calor y el frío. Mientras, mi espera, parecía no terminar. No sé cuanto tiempo pasó, no sé si el tiempo existía, si era importante. Lo único que parecía ser determinante, era la consciencia de mi cuerpo, ensamblado en algún sitio, suspendido; no tenía recuerdos entonces, ni pasado, ni presente, no sabía que había algo llamado futuro. Mas tarde me dijeron, que mi cuerpo, había quedado en suspensión.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> Una figura a la que no acerté a determiar su sexo, se me acercó. Aquella confusión ni siquiera provocó en mí curiosidad. Sólo quise saber donde estaba; la incomprensible tranquilidad que me acompañaba, tampoco me sorprendió, a pesar de que siempre he sido muy inquieta, pero en aquel momento, yo no sabía como era. Tampoco fui consciente de que no me podía mover. Separé mis labios, articulé palabras, compuse frases, que aquella especie de ser que no acerte a identificar, pareció entender perfectamente; pero yo no podía oir mi propia voz.</div><div style="text-align: justify;">Sin embargo, si podía escuchar perfectamnete la suya, sonaba opaca, enlatada, impersonal. Al momento de reclamar una respuesta a mis preguntas, me olvidaba, y la respuesta que me daba, no acertaba a ubicarla en ningún sitio. Volví a quedarme sola.</div><div style="text-align: justify;">En algún momento, creí haberme despertado de un mal sueño, pero no estaba sudando, como siempre que me incorporaba, tras una pesadilla. Comencé a experimentar sensaciones. Pude tocarme al fín; mi cuerpo despedía un calor agradable; pero mi ropa estaba rota, mi camiseta rasgada, justo donde empezaba a insinuarse mi pecho, lo toqué suavemente y no tenía ni un rasguño, mis piernas parecían aprisionadas dentro de mis pantalones, llenos de roturas y restos de sangre. No sentía dolor, al contrario, notaba un bienestar absoluto. Palpé mi cara y mi palma se hundió en mi mejilla derecha, pero no había sangre; sólo la osamenta desnuda de mi pómulo, desprovista de las capas de piel que deberían cubrirla. Quise gritar, y nadie parecía oirme. </div><div style="text-align: justify;">Después comencé a recordar. Pero no eran imágenes identificativas, como me hubiera gustado, sinó barridos a cámara lenta, primeros planos de mi cara, actuaciones de mi vida cotidiana. Seguía sin saber quien era. En ocasiones sentí pudor de mi comportamiento, a veces lascivo; escenas de amor o de sexo, no sé. Mi silueta de espaldas, mis brazos rodeando otros brazos, de otra silueta, cuya cara no pude ver; pero observé detenidamente sus manos posándose en mis caderas, turgentes, cálidas, pude notar su calor; sus dedos largos y delgados jugando con mi pelo, mi cuello desnudo, pude ver mi tatuaje en la nuca, pero no acerté a definirlo. De pronto mi cara frontal, impoluta, soberbia, pero sin notas de color. En otros planos, me reconocí cruel, dañina, y mi gesto se me antojaba ridículo, y ya con unas pinceladas de odio o rencor, no sé. Yo me tocaba la cara , cada vez que ante mí, pasaba un primer plano de ella. Volví a creer que todo era un sueño, y que de un momento a otro iba a despertarme aliviada, y vería de nuevo mi rostro recompuesto; me fumaría un cigarrillo y me juraría que nunca más volvería a quedarme dormida; intenté pellizcarme fuerte, muy fuerte, en alguna de las partes que mi lánguido cuerpo se dejara corromper, pero el dolor se escondía, y no me hacía daño, ni siquiera pude hacer sangrar mi piel, y si pude recordar, lo fácil que fue siempre causarme una herida. </div><div style="text-align: justify;"> -Quíen soy?, -me oí decir-, reconociendo mi voz, por primera vez, cuando las escenas de mi vida, dejaron de ser visibles. </div><div style="text-align: justify;"> -Ya no eres nadie, -contestó la voz enlatada, sin dejarse ver. </div><div style="text-align: justify;"> -Quiero, quiero..., -sentí miedo, por primera vez, y recordé mi soledad, le puse nombre, la quise recuperar, sabía que era parte de mí, que era mi aliada, mi excusa para un comportamiento reptiliano, que nunca conseguí rectificar.</div><div style="text-align: justify;">Pero seguía sin saber quien era...sólo la suma del pasado, presente y un fututo inexistente, conformaban mi sistema límbico; dominado por completo por el área septal, y abocado al rechazo de todo lo demás. Todos los afectos, sentimientos, todas las bajas pasiones quedaron en suspensión.</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;">No supe cómo, pero percibí que de nuevo, iba escuchar algo, notaba el calor anticipado a las palabras.</div><div style="text-align: justify;"> -Ahora entenderás porqué ya no eres nadie, ahora sabrás porqué ya no puedes volver a ser lo que fuiste. </div><div style="text-align: justify;"> -Puedo cambiar...-contesté, sin mucha convicción.</div><div style="text-align: justify;"> -Nunca pudiste hacerlo, nunca lograste vencer a tus impulsos, ni canalizar tus afectos positivamnete, por eso te instalaste en la locura.</div><div style="text-align: justify;"> -No estoy loca! -grité-, dando a mi tono de voz, una cadencia enlatada también.</div><div style="text-align: justify;"> -Fue un error, dotarte de inteligencia, fuiste incauta y desperdiciaste cada una de las habilidades que te dimos, llevarlas a cabo, sólamente te hubiera acarreado una ligera sobrecarga de estrés, pero te hubiera evitado un suicidio prematuro. Dejaste que tu instinto te dominara, hedonismo en el más puro estilo animal, y no supiste diferenciar la realidad de la fantasía, el pasado del presente, el bien del mal. Por eso ya no tienes futuro. Estás aquí porqué te has ido prematuramente, Necesitas saber lo que fuiste, pero ya no podrás recordar tu nombre.</div><div style="text-align: justify;"> -Que estupidez! -volví a replicar yo-, -ni estoy loca, ni tengo estrés, sólo necesito un médico, un cirujano que repare mi cara, sólo unos injertos, -rematé confusa-, y la última palabra quedó oculta, y de algún modo, salió de mi boca insegura, utópica, y la última sílaba, escondida, repudiada.</div><div style="text-align: justify;"> -Nadie puede reparar ya nada, tu tiempo ha terminado, de no haber sido así, tampoco hubieras podido soportar la visión de ti misma.</div><div style="text-align: justify;"> -Que tontería! -insistí-, hoy en día, todo puede repararse. Y volví a dudar...<br />
<br />
Supe que no iba a recibir respuesta y, de alguna manera, supe también que todavía me faltaban cosas por ver; pero no me lo anunció aquel agradable calor de antes. Tuve la certeza, porqué una ola de frío recorrió mi cuerpo maltrecho, pero desprovisto de dolor. <br />
<br />
Las visiones volvieron, y yo me concentré. Mis dedos al volante, la capota bajada, el rojo brillante, haciendo juego con mis uñas, pintadas del mismo color; mis piernas subiendo y bajando, pisando; mis ojos controlando el velocímetro, debajo de unas gafas oscuras, demasiado oscuras; mi pelo descontrolado, bailando al ritmo de la música, muy alta, demasiado; los números saltando, la adrenalina a punto de estallar, escurriéndose entre mis dientes, dibujando una sonrisa macabra, afectada; mis manos dominando el mundo, mi mundo, y después oscuridad... como un corte de corriente, como una siega de húmeda hierba que roba la belleza de un campo frondoso. Ya no pude ver más.<br />
<br />
Y aquella presencia, de nuevo dispuesta a fastidiarme, había vuelto a mostrarse.<br />
-Entiendes ahora lo que pasó? <br />
-Me imagino que tuve un accidente, pero estoy viva... No, no me he quedado paralítica, ni tetrapléjica, sólo un percance en la cara! <br />
De pronto, creí percibir en la reaparición de aquel rosto inexpresivo y carente de significado, una mueca parecida a una sonrisa, y eso me descompuso.<br />
-Has probado a ponerte en pie?<br />
Y caí en la cuenta, de la extraña posición de mi cuerpo, levitando como por arte de magia, suspendido en algún punto que no acertaba a concretar.<br />
-No, no, no, yo me he tocado, y mis piernas están cálidas y tengo sensaciones, sólo están magulladas. De nuevo la última palabra, quedó suspendida y abocada al vacío.<br />
-Tienes el cuello partido y una lexión medular del tipo A, irreversible, si hubieras sobrevivido, te hubieras quedado para siempre inmovilizada, también tienes la parte derecha de tu cara destrozada; los canales nerviosos, y fibras que había, han quedado inutilizados. Las conexiones nerviosas, no existen. Nunca hubieran podido injertarte nada.<br />
-Eso es imposible, noto mi cuerpo, noto... puedo mover las manos...<br />
-Eso forma parte de la ilusión, aquí no necesitas tus piernas, ni tus brazos, ni tu cara. Aquí todo está en suspensión. Aquí tu mente puede volar, sin que te hagas daño; pero es importante que sientas tu herida, aunque no te duela, y ni siquiera puedas verla. Aquí no hay espejos, porque no importa el aspecto.<br />
Quise llorar, tenía esa imperiosa necesidad, pero mis ojos se negaban a derramar una sola lágrima, estaban tan secos, que temí que mis pestañas los pudieran lastimar. Me quedé en silencio, sin decir una palabra, y escuché la sentencia, aunque ya no tuve fuerzas para discutir.<br />
<br />
-Pronto acabará todo, y descansarás. Los recuerdos que te hemos dado, sólo han sido para que te resignaras y entendieras que no es un sueño. Ya no necesitas saber más.<br />
<br />
La última visión de mi misma, fue mi propio cuerpo; yo lo seguía tocando, y lo notaba cálido aún. Ya no volví a ver mi cara, sólo mi mano cubriendo aquel amasijo de huesos, donde antes había piel. Decidí cerrar los ojos, pero no me dí por vencida, ni perdí la esperanza de que al fín, todo fuera un sueño y me pudiera despertar.<br />
FIN<br />
<a name='more'></a><br />
</div><div style="text-align: justify;"><br />
</div><div style="text-align: justify;"> <a href="http://relatosdebetty.blogspot.com/">relatosdebetty.blogspot.com</a></div><div style="text-align: justify;"><br />
</div>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/06026024478975184996noreply@blogger.com9tag:blogger.com,1999:blog-6578643415862184167.post-48818820555220424482010-09-15T07:39:00.000-07:002010-09-17T06:20:07.572-07:00ELLAS, ELLOS Y ALGUNA QUE OTRA MENTIRA...<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhlB7yK4wIn2phEYaAg0AoG6zoLU2eGCPUPcqYDNeUR1URpillO19307LSG-sd6SRJSKa3fOaqT_JOk1-tSJOpavjJ421_jqxbvESv1T8ME0T7xjSsNT0GM7qZ5Z_hqG5aLZ3pTXuTfaCs/s1600/1270600135_86280973_4-Cuadros-Modernos-Fotografia-Imagen-Sonido-1270600135.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; cssfloat: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" ox="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhlB7yK4wIn2phEYaAg0AoG6zoLU2eGCPUPcqYDNeUR1URpillO19307LSG-sd6SRJSKa3fOaqT_JOk1-tSJOpavjJ421_jqxbvESv1T8ME0T7xjSsNT0GM7qZ5Z_hqG5aLZ3pTXuTfaCs/s320/1270600135_86280973_4-Cuadros-Modernos-Fotografia-Imagen-Sonido-1270600135.jpg" /></a></div><div align="justify"><span style="font-size: large;">E</span>s sábado, y tres amigas que hacía tiempo que no se veían, salen a cenar y a bailar. Las tres están casadas y sólo una de ellas tiene hijos.</div><div align="justify">Van por el segundo plato y las tres ríen a carcajada limpia, cuando Marisa, la más simpática de las tres, les suelta con mucho cachondeo, que su marido le cerrará la puerta con llave a las dos en punto.</div><div align="justify"> Esto fue lo que paso, tan solo un par de horas antes:</div><div align="justify"><br />
</div><div align="justify">A Marisa, el ojo, casi le traga el cepillito del rimel, cuando escucha a Luis refunfuñar en el salón. El partido de futbol entre el barça y su eterno rival, el madrid, retumba por toda la casa. Cada vez que sale, escucha la misma penitencia:" Que si a qué viene salir tanto por la noche, que si no hace ni dos semanas que saliste con tus amigas, que si yo me quedo aqui solo, que, que, que"... Ella piensa, ¡que manda narices! Todos los domingos se tiene que quedar sola, por el dichoso futbol, y encima, tiene que pedir permiso para irse a cenar. Pero es que no sólo era eso, es que en esa casa no había otro tema de conversación. Se pasaban media hora discutiendo, sienpre que ella salía, y al final, siempre el mismo ultimatum:"A las dos, ¡aviso! -cierro la puerta con llave." La situación, nunca llega a ser dramática. Marisa, es una mujer independiente, y gana suficiente dinero para tener su propio piso, pero aun así, siguen constantemente diciéndole lo que tiene que hacer: En el trabajo, sus padres, y ahora, su marido, que parece olvidar, que fue él, quien insistió para que se fueran a vivir a su casa, y ahora, a cada dos por tres, la misma amenaza: "A las dos cierro con llave."<br />
Corrige, sin pestañear, las imperfecciones del rimel, causados por tanto patetismo, y decide que este verano, el sol ha hecho estragos en su cara. Un montón de pecas indiscretas forman un estampado en toda la zona de los ojos y nariz, y ni con el maquillaje consigue disimularlas. Luis en el salón, parece haber acabado con los improperios y se centra en el partido, que a cada momento, se vuelve para él, más excitante. Ella, sale del baño, y duda que vestido ponerse; mientras elige, oye como él le pide una cerveza, entre gritos, que no sabe muy bien, a favor de que equipo son. Se pone uno azul, de tirantes, y cuando está llegando a la puerta, echa un vistazo a Luis, que ni siquiera la ha mirado, y ha cogido él mismo la cerveza. Sale de casa, sin que su marido, haya despegado la vista de la televisión.<br />
Cuando Marisa entra en el ascensor, observa su conjunto en el espejo, pero sólo ve un diminuto punto azul, flotando en el cubículo; donde un montón de líneas torcidas, lo hacen desaparecer. </div><div align="justify"><br />
</div><div align="justify"> Las chicas siguen cenando y charlando distendidamente, y ya en los postres, Evelyn, que tiene dos niños de tres y cinco años, alardea deliberadamente de su maravilloso marido. Sus dos amigas, asienten a sus palabras, sin dar mucho crédito a lo que oyen, y sonríen más bien de mala gana; pues no hay nada que más fastidie, que se pongan a presumir delante de una. El vestido de Evelyn, no ha pasado desapercibido para Julia, que no ha parado de admirar en toda la noche: el trabajado corte de sus mangas y la delicada elegancia de sus líneas. Y encima, les puso los dientes largos, cuando de esto se jactó:</div><div align="justify"><br />
</div><div align="justify">Evelyn, que no trabaja fuera de casa, y que tampoco lo necesita, se afana en dejar la cena preparada, y los niños acostados. Gregorio, su marido, que cuando la conoció le dijo que un cigarrillo, quedaba muy feo en los labios de una mujer, y ella, dejó de fumar para siempre; le dice y le repite que se vaya de una vez y se divierta, pero que sobre todo, no tenga prisa en llegar, y que para una vez que sale, no haga esperar a sus amigas. Ella muy crecida, se vanagloria de la suerte que tiene, de tener a su lado a un hombre tan trabajador, cariñoso, excelente padre y encima un craft en la cama. No me negarán que tanta perfección daría envidia a cualquiera.<br />
Par Evelyn, que todo el mundo supiera lo feliz que era, suponía la confirmación de que no podía ser de otra manera.</div><div align="justify"><br />
</div><div align="justify">Ya casi no quedan trozos de pastel en el plato, cuando Julia, que ha hablado muy poco hasta ahora; mientras saborea el café, les dice como quien no quiere la cosa, que lo suyo con Tomás, es una relación abierta, y que a él no le importa que de vez en cuando salga y haga lo que quiera; puesto que él también lo hace, siempre que le apetece. Marisa y Évelin, la miran incrédulas, pero no la ponen en duda, al fin y al cabo estamos en el siglo XXI.</div><div align="justify"> Pero en su casa y en su vida, el reloj se ha detenido en el siglo XVII, y Julia, por fuerza tuvo que aprender a mentir por necesidad, y a reinventarse cada día para esconder la verguenza. En su casa y en su mundo esto fue lo que ocurrió unas horas antes:</div><div align="justify"> </div><div align="justify">Julia plancha desganada, mientras Tomás, ya se ha tomado la quinta cerveza. La mesa del salón, se resiente del manotazo que dá, cuando le han metido un gol a su equipo. ¡El horno no está para bollos!, pero es muy importante para ella, ir a esa cena, y medita un poco mareada por el calor de la plancha, que excusa puede darle para salir esta noche. No es un buen momento para cabrearle, ni de dar lugar a una discusión; que tal vez acabe en algo peor, como otras veces. Aun así echa toda la carne en el asador y se acerca a él muy compungida. -Él que la nota cerca-, -la mira de reojo, sin dejar de concentrarse en el partido.<br />
-Acaban de llamarme al móvil, ¡tienes que haberlo oído! ¡era mi hermana!</div><div align="justify"> - No he oído nada ¡no me molestes ahora!</div><div align="justify"> - Tengo que salir, a mi madre le ha dado otro ataque, -te dejo la cena en el microondas.</div><div align="justify"> -Bien, ¡que no se te olvide! - pues pasarás allí la noche, que yo no tengo tiempo de ir a buscarte, -le contesta Tomás-, sin dejar de mirar la televisión.</div><div align="justify"> - No hace falta, -igual tenemos que internarla- ¡tú no te preocupes!</div><div align="justify"><br />
</div><div align="justify">Salvado ya el primer obstáculo, Julia revisa el poco dinero que ha logrado escabullirle a su marido en los últimos meses. Se pasa los días limpiando casas, pero tiene que entregarle todo el sueldo a Tomás, porqué él piensa que el dinero tiene que manejarlo un solo administrador y si necesita algo se lo dará.</div><div align="justify"><br />
</div><div align="justify">Sale de casa mal vestida y sin maquillar, y en una bolsa guarda un vestido negro y unos zapatos, y en su bolso un neceser con pinturas. Julia está acostumbrada a que le regalen ropa usada, las señoritas a las que sirve; que ella, nunca suele aprovechar; aun así, siempre la recibe con una sonrisa agradecida; porqué es eso lo que esperan cuando se la dan. No hay nada que les guste más a las señoritingas, que darle a la asistenta, la ropa que ya no quieren. Pero aquel vestido, era de su talla, y no estaba viejo del todo; tenía una etiquera raída de Dolce&Gabanna, y para Julia, que nunca se había puesto un vestido de marca, era el "no va más." LLega a la cafetería, donde ha quedado con sus amigas media hora antes. Tiene muchas ganas de ver a Evelyn; en el colegio eran inseparables, y espera de este encuentro la misma complicidad de siempre; aunque lleva por lo menos, cinco años sin verla. Cuando Julia sale del baño, luce radiante, y ninguna de las otras dos se imagina lo que ocurrió. </div><div align="justify">Porqué para ella que los demás vieran su dolor, sólo lo hacía mayor.</div><div align="justify"><br />
</div><div align="justify">Las chicas que ya han cenado, salen del restaurante y se van a un pub de moda a bailar; pero sería interesante ver por una mirilla que pasó con sus maridos ¿o no?</div><div align="justify"><br />
</div><div align="justify">Ya son las tres de la madrugada, y Luis se ha quedado dormido en el salón. Su equipo ha perdido al final, y su mujer se ha ido, sin despedirse. Cuando se despierta, nota las piernas agarrotadas, y todo el cuerpo entumecido. Pero ahora, sólo desea ver a Marisa entrar por la puerta, ni siquiera sabe porqué siempre le dice las mismas tonterías. Mañana le comprará un gigantesco ramo de rosas y todo se olvidará... </div><div align="justify"><br />
</div><div align="justify">A esa misma hora en casa de Evelyn reina el silencio. Alexia de diecisiete años, manosea divertida, un portaretratos con la foto de Gregorio y Evelyn, se les ve bien. En realidad toda la casa está llena de fotos de ellos, esboza una sonrisa, mientras piensa que son la típica pareja de yupis insoportables. Sobre la mesilla del teléfono, una laca de uñas medio abierta, denota descuido y prisas por salir; y en el interior de una agenda femenina, se leen multitud de anotaciones, y citas aplazadas, y en la última página escrita; una cena con amigas para hoy. No era la primera vez que hacía de canguro para tipos como Gregorio, pero esta vez, había sentido por él una antipatía desde el primer momento, a pesar de los cuatrocientos euros que le ofreció, por cuidar de sus hijos, durante dos o tres horas. Le había dejado muy claro, que los niños dormirían durante toda la noche, y era muy poco probable que se despertaran. Su misión, sólo sería vigilar que no se levantaran, y si oía algún ruído, o se destapaban, arroparles, sin encender las luces, y sobre todo que no se percataran de su presencia. Antes de salir, se había parado en la puerta, para recordarle que no se le ocurriera coger el teléfono. Alexia, que no tenía un pelo de tonta, enseguida entendió lo que pasaba; en realidad le daba igual, lo que pensara hacer aquel pijo presumido; pero resulta que cuando se dió cuenta, la niña ya estaba en el salón, con las manos sacudiendo el sueño de sus ojos. Alexia que sabía como hacer que se durmieran los niños, cogió un cuento de hadas que había sobre la mesa y Lorena, que tendría unos cuatro o cinco años, antes de llegar al final, se quedó dormida otra vez. Ya lleva un buen rato en su cama, y su hermano que no le calculaba más de dos años, no se había despertado en toda la noche. Mientras, sujetaba el cuento, contra su pecho, tuvo una idea genial, y ahora contemplando las fotos, no puede por menos, que echarse a reír. Cuando Gregorio llega, Alexia coge el dinero y olvida decirle que la niña se había despertado...</div><div align="justify"><br />
</div><div align="justify">Y en el mismo tiempo, en casa de Julia, se celebra una pequeña fiesta. El equipo de Tomás ha ganado y reina la alegría. Se ha reunido con sus amigos y han traído también a unas cuantas chicas. Todos brindan y celebran el triunfo de su equipo, mientras disfrutan de una especie de eufórica orgía. Tomás se da él solo, palmaditas, de la suerte que tiene de tener tan bien domesticada a su mujer ¡no fuera que algún día, acabara como las putas que tenía al lado!<br />
<br />
Pero la noche continúa...<br />
Marisa, se ha tomado un par de vodkas con naranja, y se dá cuenta que no está al cien por cien. Por alguna razón, la pretenciosidad de Évelin, durante la cena la había llegado a incomodar, y la relación tan liberal de Julia, le habia hecho pensar que la única estúpida era ella, por soportar tantas majaderías. Por mucho que se ríera, no era un payaso lo que ella quería tener en casa. Y aunque ha tenido oportunidades durante toda la noche de ligar, no se ha comido una rosca; por lo que llega a la conclusión, que a ella, ni lo de las relaciones abiertas, le iban a funcionar.<br />
<br />
Evelyn, mira de reojo como Julia no para de bailar; y se contrae la boca al recordar, la naturalidad con que había desaparecido, casi al momento de entrar; y ahora, había reaparecido moviéndose al ritmo de la música, sin parar de sonreir. Pero concreta en silencio, que el vestido que se ha puesto es una baratija ¡y no digamos los zapatos! Y será todo lo liberal que ella quiera, pero el sueldo de su marido, tampoco debe de dar para muchos caprichos. Está convencida que ella, es la más afortunada de las tres y se siente satisfecha al comprobar que ninguna de sus amigas está a su altura.<br />
<br />
Son casi las cinco de la madrugada; todo está a punto de cerrar y las tres chicas, salen un poco mareadas del pub. Marisa coge un taxi para irse al otro extremo de la ciudad, y Évelyn coge otro, que la lleve a la zona residencial, donde tiene su acogedora casa. Cuando se van, Julia siente un ligero malestar, al recordar que al final se ha olvidado dejarle a Tomás su cena en el microondas. Sabe que el olvido, tal vez lo tenga que pagar caro. Extrae del enorme bolso que lleva, la bolsa de plástico donde ha guardado su vestido de andar por casa y sus zapatos planos. Los saca y deja la bolsa de plástico olvidada en un banco; mientras camina con una energía inusual, por las solitarias calles de la ciudad. Mira a los grupos de gente que todavía quedan rezagados en la calle, y de lejos ve a una pareja de adolescente discutir acaloradamente. Se queda unos instantes observando como se zarandean y sigue caminando con paso firme y resolutivo. Lleva todo el rato con el vestido en una mano y los zapatos en la otra, y decide que le están comenzando a pesar demasiado. Sin detenerse a pensar, los arroja en el primer contenedor que encuentra. Nunca, se ha sentido mejor, saca un cigarrillo del bolso, y sigue caminando; no sabe muy bien a donde ir, pero ya nunca más volverá a casa.<br />
<br />
Cuando Marisa llega al portal de su piso, siente alivio al comprobar que está abierto; por alguna razón, siempre le cuesta mucho, encontrar sus llaves en el bolso; dislumbra desde fuera que no hay luz en el salón, y no tiene ningunas ganas de entrar en su casa. Sigue con la misma sensación, de ser un punto diminuto, atrapado en un ascensor. Su ánimo decae aún más, al comprobar que éste, está estropeado. Se quita los zapatos, y descalza sube a pie los cinco pisos. Al llegar, hurga en el bolso, hasta tantear las llaves, que al final logra encontrar, enroladas en la pitillera. Las introduce en la cerradura y comprueba que la puerta se abre, pero la vuelve a cerrar, y se queda unos instantes de espaldas a la puerta; sujetando el pomo con las dos manos; como si fueran a quitárselo, después se da la vuelta y lo suelta. Decide que no quiere entrar y baja a toda prisa, de nuevo las escaleras; tampoco sabe donde ir, sólo sabe que de momento no volverá.<br />
<br />
Evelyn, entra en su casa muy contenta, y se contempla en el espejo del recibidor, preguntándose si sus amigas se darían cuenta de lo caro que era su vestido. Tiene muchas ganas de acostarse, pero antes, echa un vistazo a los niños; y cuando ve a Lorena con la luz encendida, pasando páginas al cuento que ella, no tuvo tiempo de leerle; se lo quita de las manos con remordimiento. Cuando se percata de la nota que ha caído de su interior, la recoge con curiosidad de la alfombra de animalitos de disney. Poco a poco, su cara palidece, a medida que la lee:<br />
"<em>¡hola!, hace ya unas horas que me fui, pero no tuve tiempo de acabar de leerle el cuento a tu hija, Sólo quedan las dos últimas páginas; supongo que cuando se despierte, querrás contarle el final. Por cierto, tu marido llevaba esta noche una colonia muy fina, pero sólo tardó tres horas en llegar. Me despido esperando, que tú también te hayas divertido".</em><br />
<em> </em> FIN<br />
<a name='more'></a><br />
<br />
<br />
<br />
<br />
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</div>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/06026024478975184996noreply@blogger.com9tag:blogger.com,1999:blog-6578643415862184167.post-22675377353658961052010-09-09T11:23:00.000-07:002010-09-10T14:05:33.573-07:00LA BRISA DEL SUR.<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi79E1AWQGpSVPuliM-u2fDxniJT3GEe9qN8Ol_eRlv5yWAJEziBwT7P6hJUYpUZqCYEBNSdYYp3Q-81SVftfc8exh7PgRvMoYKwfEKC-318RLCuBQy3DEVLCLtaoRr7w19qEWJUlaD2tM/s1600/17.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; cssfloat: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" ox="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi79E1AWQGpSVPuliM-u2fDxniJT3GEe9qN8Ol_eRlv5yWAJEziBwT7P6hJUYpUZqCYEBNSdYYp3Q-81SVftfc8exh7PgRvMoYKwfEKC-318RLCuBQy3DEVLCLtaoRr7w19qEWJUlaD2tM/s320/17.jpg" /></a></div><div align="justify"><span style="font-size: large;">A</span> las once de la mañana, puntualmente, aparecía ella, con su carrito de la limpieza; el fuerte olor a desinfectante, percibía yo, aun antes de que ella abriera la puerta, y me regalara una sonrisa. Después se acercaba a la cama, donde mi madre semiinconsciente, movía ligeramente los párpados, dándome a entender que la reconocía. Complacido, me levantaba del sillón, donde solía leer el periódico, y todas las revistas que pillaba. Se trataba de matar el tiempo y esperar...</div><div align="justify"> - Hoy se la ve mejor, -solía decirme ella, mientras le cogía la mano con aquella delicadeza que sólo tienen las mujeres extremadamente dulces.</div><div align="justify"> -Tu crees? -yo cada vez la veo peor...</div><div align="justify"> Y yo salía de la habitación, y esperaba en el pasillo a que aquella mujer espectacular hiciera su trabajo.</div><div align="justify"> Todavía hoy, después de tantos años, no la he podido olvidar; tenía una mirada acuciante, que yo aprendí durante aquellos días, a traducir, a través de sus chispeantes ojos negros. Debía de haber nacido en el sur, entre flores de azahar y tablaos de flamenco, su presencia, despedía un sutil olor a manzanilla y a romero, se notaba su origen en la cadencia de su contoneo, en su piel aceitunada y uniforme, y en su acento... aquel seseo, que tanto me llegaba a excitar... </div><div align="justify">Yo acostumbrado a la palidez y frialdad de las mujeres del norte, no imaginaba que existieran chicas así. Al cuarto de hora se iba, y yo la veía inmiscuirse por aquel largo pasillo, y hacerse paso entre las estiradas enfermeras, que se paseaban con sus fonendoscopios, creyéndose modelos de pasarela, y entre los médicos, que deambulaban durante toda la mañana, andando y desandando, el largo pasillo de la planta sexta; siempre con las manos en los bolsillos y eso sí, la cabeza erguida a modo de avestruz.</div><div align="justify"><br />
</div><div align="justify"> Nunca me atreví a decirle cuanto me gustaba, me retraí de invitarla a un simple café, y tampoco supe, ni siquiera cortejarla; me limitaba sólo a cruzar tres o cuatro palabras con ella, muy breves, como he sido siempre yo. Breve y tedioso.</div><div align="justify"> Durante aquel tiempo, agradecía la enemistad entre mi esposa y mi madre; algo raro debe de pasar con la química que circula por el cerebro, para que uno siempre se enamore de la persona equivocada, y que con el paso de los años, ya no queden ni siquiera los rescoldos de la pasión que te hizo perder la cabeza, sin embargo, algo me decía, que podían existir mujeres que se incrustaran irremediablemente en la piel, y dejaran para siempre una huella imborrable, entonces lo presentía, y ahora, demasiado agotado y viejo, lo sé con certeza.</div><div align="justify"> En aquellos tristes, y a la vez inolvidables días; que ella no apareciera, suponía un gran alivio para mí, y yo me sumergía, cada vez más, en aquella atmósfera sureña, en aquella muchacha de pelo oscuro y curvas de infarto. Y el frenesí de mis impulsos, el devaneo de mi mente por aquella triste habitación, me hacía desear que mi pobre madre, permaneciese en aquel estado semicomático de por vida. Agradecía también, por primera vez, mi jubilación anticipada, y poder pasarme allí, todas las mañanas, esperando que llegaran las once y verla aparecer...</div><div align="justify"> Todo, por una mirada, por una sonrisa, todo por casi nada; eso es lo que fuí yo en su vida: nada.</div><div align="justify"> En cambio ella, se metió en mi mente sin avisar, rastreó en mi imaginación, todos los rincones permitidos, y los prohibidos, y los que yo mismo nunca me había molestado en buscar. A menudo, solía sentirla junto a mí; me hablaba con su acento andaluz; y yo, siempre rodeado de gente, sólo la oía decir, sin escucharla, pero era porqué no podía dejar de mirarla sin verla. </div><div align="justify">El día de la semana que tenía libre, la imaginaba igualmente, y veía su cara en las de las otras, que no miraban igual, pero a mí me daba lo mismo, ya tenía en mi mente, cada rasgo de aquel rostro perfecto y gracil <br />
Dos largos meses, pasó mi madre, atada injustamente a una vida que no era vida, los mismos que a mí me parecieron cortísimos, deseando injustamente que no se moviera de allí; a sabiendas, de que su vida dependía de un aparato, que ya no recuerdo como le llamaban, sólo sé que marcaba los biorritmos; las enfermeras lo observaban y hacían anotaciones en una libreta, y me decían que todo seguía igual<br />
Así, todos los días, después se iban, y allí me quedaba yo, entre la vida y la muerte, hasta que llegaba ella, y la muerte decidía esperar, y la vida me devolvía de nuevo al mundo, a su mundo, que yo apenas conocía, pero que lo sentía mío también<br />
Había llegado a la conclusión de que tan sólo existía durante aquellos quince minutos diarios, en que la tenía cerca, y que el resto del tiempo hibernaba, para aparecer al día siguiente más resplandeciente para ella, que ajena a mis fantasías, no hacía nada especial para fomentarlas.<br />
<br />
La mañana en que decidí dejar de hibernar para siempre, me levanté más temprano de lo habitual, pero antes, le había hecho el amor durante horas pensándola, y una media hora me la pasé tocándola sin tocarla, penetrándola sin rozarla, hasta que me hundí y refresqué en un pozo de sudor, saliva y semen insaciable, por hallarlo vacío, y por primera vez lloré al recordarla.<br />
No sabía su nombre, y decidí llamarla provisionalmente "brisa."<br />
Me afeité sin premura, y dediqué a la tarea más tiempo del que acostumbraba. La ducha me había dejado relajado, y las arrugas de mi cara, más expresivas, que de expresión, parecían aquella mañana estiradas, yo deduje que por la emoción de mi encuentro con ella. Elegí cuidadosamente la ropa que iba a ponerme, algo pretenciosamente juvenil que llamase su atención. Después, bajé las escaleras una a una, pausada, pero firmemente, como queriendo demorar el momento en que iba a dejar a mi mujer para siempre, pero decidido a enfrentarlo. Ella leía el periódico, y llevaba puestas sus gafas de ver de cerca; allí estaba, en la cocina, mientras saboreaba delicadamente sorbos de café muy negro, sin ni siquiera percatarse de la colonia cara que me había puesto. No me importó en absoluto, al fin y al cabo, el escaparate no era para ella. Le dije tantas cosas allí de pie, a intervalos, parecía sujetar el marco de la puerta, como si fuera a desprenderse de la pared de un momento a otro; le hice tantos reproches, había tanta ira contenida... A ratos, me exaltaba y gesticulaba torpemente con las manos, entonces soltaba el marco, sin preocuparme ya de sujetarlo. Ella debió de percibir mi estado enajenado, pero fingió no inmutarse, siguió paladeando el café, y cuando lo teminó, apartó la taza, y mirándome por encima de las gafas, ni contenta, ni afectada; me dijo que estaba bien, y que podía irme cuando quisiera. Yo respiré aliviado de que no pusiera pegas, teniendo en cuenta lo ambiciosa que era. <br />
<br />
Tampoco, me importaba demasiado que los abogados me desplumaran. Podía vivir humildemente, no me importaba si iba a pasar el resto de mis días con ella, si iba a respirar todos los días aquella agradable brisa del sur.<br />
<br />
Conduje muy despacio, los veinte kilómetros que distaban entre mi acogedora casa y el hospital. Por primera vez, no me cabreé en los semáforos. Repetí, cuidadosamente en mi mente, cada cosa que le iba a decir; iría paso a paso, con ella, y procuraría no meter la pata, tenía que conseguir como fuera que aquella mujer se fijara en mí. Era joven, y podría darme hijos, sanos y fuertes como ella; sería el arco iris que nunca aparecía en mis tristes días de lluvia, y cuando el sol asomara por el horizonte, los dos bailaríamos abrazados al amanecer; baladas lentas que yo le susurraría al oído, o flamenquito si ella quería. <br />
Tomé el ascensor, sonríendo, y muy animado por lo que pensaba decirle, y todas las gentes allí dentro, en aquel espacio tan reducido se me antojaban aquel día, encantadoras.<br />
Así es la vida, cuando la imaginación se adueña de los sueños.<br />
<br />
Se me hizo eterna la espera, mientras yo trataba de hablarle a mi madre, que aquella mañana, parecía haber empeorado. La enfermera entró puntualmente a las diez, con sus adornos reglamentarios, y aquel gesto condescendiente, que tanto me exasperaba.<br />
-Creo que está peor, -me atreví yo a decir.<br />
-Todo está controlado, -me contrarió ella. Y salío sin decir nada más, altiva y distante.<br />
-Pija insolente... balbuceé yo, en cuanto ví que se cerraba la puerta.<br />
Conservaba en mi cara esa expresión impaciente que nos da la esperanza, pero cambió de inmediato por otra de incertidumbre, cuando a las once en punto de aquella mañana, el carrito de la limpieza, me despertó de mi sueño, y ví que la chica que lo sujetaba, no era ella. Me levanté del sillón respingadamente, como si una ortiga, me hubiera rascado en el trasero. <br />
-Tiene que salir, -y sus palabras taladraron mis oídos.<br />
Pero... No podía ser, ella había descansado el día anterior, hoy tenía que venir, pensé yo, mientras las facciones se me contraían y notaba un escalofrío en mis miembros, debido al sudor frío que había comenzado en mi frente, y se estaba deslizando por todo el cuerpo. <br />
-Perdone... Y la chica que limpia esta planta? -le ha ocurrido algo?<br />
-Algo muy bueno, -respondió ella, divertida.<br />
-Es que Rocío, se casa hoy, y en quince días, no la veremos por aquí, algo bueno tenía que tener el casarse: El permiso, claro.<br />
Salí de allí, y deambulé por los pasillos cabizbajo, de repente me sentí muy viejo y cansado; la gente se cruzaba conmigo, y a veces me empujaba sin querer, yo ni me daba cuenta. Me pasé casi una hora en ese estado, entregado todavía a su recuerdo, que me taladraría las neuronas de por vida. <br />
Cuando regresé a la habitación, mi madre acababa de morir, y yo hacía ya un rato que había comenzado a dejar de vivir.<br />
<br />
Me separé de mi mujer, y me pasé estos últimos veinte años solo, solo y triste. diez años atrás, volví a ver a Rocío, que así se llamaba, aunque ella, nunca me lo dijo, llevaba cogidos de su mano a un par de críos de entre cinco y ocho años. Ella por supuesto, no me reconoció, yo desde aquel día, preferí aferrarme aun más a su recuerdo, intacto a como era cuando la conocí, y muy distinto al que tenía ahora, estaba muy deteriorada, había perdido toda su gracia y frescura, y se había convertido en una mujer vulgar; ya no se respiraba en ella, la brisa del sur... Pero aquella chica que limpiaba hace ya veinte años las habitaciones de la planta sexta, se quedará para siempre en mi recuerdo, a ella, no la olvidaré nunca. <br />
FIN.<br />
<br />
<a name='more'></a><br />
<br />
<br />
<br />
</div>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/06026024478975184996noreply@blogger.com10tag:blogger.com,1999:blog-6578643415862184167.post-55994560567922214342010-09-01T08:04:00.000-07:002010-09-02T10:41:35.365-07:00S.O.S<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div><div align="justify"></div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjLSIDOsSVBsEthldd4JssL4FrUZfyEuBm5sNTTZfLOCmTthaXnemxa5YdCjv8sUqomoRctHFxVr4Rfov4EVf1CBH_VoooSq_oFcMln9fcK52Mz9suDInwDQSAlDt4QU8UPpot_Gga2T9c/s1600/0033.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; cssfloat: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" ox="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjLSIDOsSVBsEthldd4JssL4FrUZfyEuBm5sNTTZfLOCmTthaXnemxa5YdCjv8sUqomoRctHFxVr4Rfov4EVf1CBH_VoooSq_oFcMln9fcK52Mz9suDInwDQSAlDt4QU8UPpot_Gga2T9c/s320/0033.jpg" /></a><span style="font-size: large;">B</span>ajas laa escaleras sin mucha energía, pero aún así haces el último exfuerzo; sólo quedan cuatro escalones, pero estás acostumbrada a pararte un poco antes del final, lo haces para tomar fuerzas, sabes que de todos modos, te verás abajo, te vendrás abajo; es cuestión de segundos... Pero dás un paso más y te detienes... Sientes un ruído, alguien anda por ahí; el típico vaso de leche a las dos de la madrugada.</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;"> O eso te gustaría pensar, pero nadie tiene ganas de leche hoy. Piensas que te ayudarán, a bajar?, no, ya te advrtieron que eran muchas, pero tú entonces las bajabas en volandas y no quisiste escuchar. Ahora, ya nadie te escucha a tí, por más que grites, te has vuelto invisible. Ya nadie te oye, y ya nadie te ve.</div></div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;">Ya estás abajo y todo te dá vueltas; será quizás que la cena no te ha sentado bien, o será que la habitación donde te han confinado cuando empezaste a enfermar, no está bien ventilada. Que ironía... Antes decían que tu eras el aire.</div></div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;"><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;"> Pero te has pasado de la raya, siempre enseñas tus cartas antes de tiempo, no tienes paciencia, y así te va... No quieres que nadie sepa que te estás debilitando por momentos, no quieres entender que ya no existes, sigues empecinada en bajar un día y otro día, y al final siempre estás arriba. </div></div></div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;"><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;"> Oyes ruídos en la cocina, murmullos, están hablando de tí, seguro. Ahora ya no tienes donde esconderte, será mejor que vuelvas a subir, que te vuelvas a encerrar en tu cuarto, mañana será otro día... Pero esta noche piensas que tienes algo que decir, como si alguien fuera a oirte, a pesar de que lleves ya un año sin abrir la boca. </div></div></div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;">Mira que poco valor tienes... Porqué no coges y simplemente te vas, claro, ya lo has pensado, pero dime, dónde irás?, todos los trenes han pasado, los dejaste ir, porqué te quedaste mirando los estantes del puesto de souvenirs de la estación. Cruzaban por delante de tí todo el rato, y tu estabas tan entretenida con tonterías...</div></div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;"> Y ahora tienes que sentarte a esperar. No pierdas el tiempo en hablar ahora, que nadie te cree ya. Sólo eres un dibujo animado desdibujado, apenas la sombra de lo que fuiste. De verdad crees que alguien se creerá tus patrañas, no.. Se reirán y como no dejes de estorbar y sigas cruzada por el medio, simplemente desaparecerás, y nadie te echará de menos. Hace tiempo que nadie te ve.</div></div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;"> Él, seguro que duerme, porqué nada le quita el sueño, está esperando que te recuperes, que la comida deje de sentarte tan mal, está esperando que desaparezcan las ojeras, pero tú cada día tienes más, a cada momento palideces, y te vuelves más y más invisible... </div></div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;"> Ya viste las cara que puso, cuando le dijiste que querían acabar contigo; ese es tu heroe de cartón, no le culpes, no dá más de sí. No ves que él es un dibujo animado también, pero es el que se lleva los cacharrazos y siempre se recupera ileso, aquel dibujito que bota y rebota, una y otra vez.</div></div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;"> Si te hubieras quedado callada, y hubieras aprendido también a rebotar, no estarías como estás. Y ahora que?, no mires más por la ventana, que todos los trenes han pasado ya, tu los dejaste ir, mientras te probabas ropa y comías caviar. Ahora la fiesta terminó, has dejado de brillar. La carroza se ha convertido en calabaza, el momento pasó, y tú todas las noches, que quieres bajar... <br />
<br />
Si es que ya no puedes ni entrar en la cocina, ves, te dije que hoy tampoco ibas a poder. Sabes que te están vigilando, te preguntas donde están, el ruído ha parado, pero no los has visto aún... No te quieres acercar, tienes miedo, serás babosa! mucha labia, pero a la hora de la verdad, te escondes; siempre te has creído la mujer alacrán. Que patética!, tanto que ibas a decir, te diré lo que harás.... Volverás a subir y mañana volverás a desayunar, y pasado a lo mejor ya no puedes bajar esas escaleras, total... </div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;"><br />
</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;">Tu sigue ahí, esperando que ese par de sanguijuelas acaben contigo, cuando ocurra, nadie te echará de menos. No es la película del genio del suspense, no habrá final feliz para tí. No pueden verte, y no van a sacarte de ahí, tendrás tu misma que abrir esa puerta y salir. No estarán toda la noche al acecho, ponte a salvo, escóndete en algún lugar, como haces siempre. Y después sal... Pero no lo harás.</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;"> Mírate, te han visto ya, estás agazapada, pero se han mirado, han sonreído y te han visto, son los únicos que te ven. Y él que sigue durmiendo, igual que siempre, y tú que no duermes, pero tampoco estás depierta, dónde estás?, eso acércate, que te vean bien, a ver lo que dices, cuida tus palabras, que se trata de escapar... Se acercan ya.</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;"> Tu tiempo se acaba, la etiqueta dice que estás caducada; ves con que aplomo caminan los dos hacia a ti, otra vez te entretuviste demasiado, otro tren que perdiste.</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;"><br />
</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;"> Se acaba... Ahora, te llevan los dos, cogida del brazo; tendrás suerte si sales de hoy, subes los peldaños despacio, mejor dicho, casi te suben a empujones, y tú que te resistes a subir, respiras, tomas aire, te comprimes... Y ellos que te animan hacia arriba. Y tú, ahora te vas a poner a llorar bonita? dejas esas melindres para otro día, y concéntrate en la escalera, todavía falta mucho, apenas vas por la mitad...</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;"> Tus zapatillas descalzas te hacen tropezar. La vieja arpía mira hacia arriba, pero te aprieta el brazo, es fuerte, la muy cabrona, que más dá un moratón más o menos, igual te vas a morir un día de estos... O estás muerta ya?</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;"> Y el guardián del imperio, cuidado!, sabes que está armado, no te hagas la valiente ahora, mira hacia arriba y sube, levanta bien los pies... Primero el derecho, mientras impulsas tu pecho hacia adelante, despues el izquierdo, sube... Sigue con el cuerpo hacia adelante, otra vez la zapatilla, ves que ya les estás hartando con tu torpeza, vas aconseguir que te tiren escaleras abajo. Él te está rozando con su reloj, y ella te está pinchando la muñeca, igual sangras, y su sangre se mezcla con la tuya, al final. La vieja debe de afeitarse los pelos de los brazos y la piel te arde, ardes, y sangras... Vas a conseguir que te encierren en ese cuarto, y tiren la llave para siempre. Y si mañana no puedes bajar? </div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;">El estómago te duele, ya lo sé, no seas quejica anda... Ya falta poco, igual te dejan dormir esta noche en el ala oeste, en ese cuarto tan oscuro; así como estás, ya no eres un peligro, sabes?, no creo que te maten hoy, no hay prisas, ya te morirás... Si es que no te has muerto ya.<br />
</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;">Ya estás arriba, pasas al lado de su cuarto y quieres detenerte, pero ellos no dejan que lo oigas respirar; tu te quieres parar ante su puerta, pero son dos, y tu ya casi no eres una. Ves como te arrastran, no sea que él lo perciba, se despierte y se cruze por el pasillo... Tu déjate llevar, no ves lo sola que estás?, no, tu ya no ves nada, te vas a desmayar, te ha entrado la flojera. El pasillo es largo, pero llegarás, aguanta mujer, aguanta... Que mañana será otro día, un día más.<br />
<br />
Ya estás llegando, ahora no vayas a hablar, que llevas un año sin hacerlo, ahora deja que te acuesten, y duerme, duerme una noche más. <br />
Mañana, tal vez puedas volver a bajar... O no.<br />
FIN<br />
<a name='more'></a></div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;"> </div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;"><br />
</div></div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"><br />
</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;"> </div></div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"><br />
</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;"> </div></div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"><br />
</div><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: justify;"><div style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none;"> </div></div><div class="separator" style="border-bottom: medium none; border-left: medium none; border-right: medium none; border-top: medium none; clear: both; text-align: center;"></div>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/06026024478975184996noreply@blogger.com12