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MI PEQUEÑA FLOR (PRÓLOGO)


MI PEQUEÑA FLOR
La nomeolvides, es una flor pequeñita, pero muy bella; fácil de conseguir, difícil de conservar, imposible de olvidar; esta flor que aunque oriunda de Nueva Zelanda, es muy frecuente encontrarla en las zonas templadas de Europa, Asia y América; cuenta la leyenda que si arrancas una, caerá la maldición sobre tí.
Es tan frágil, que si la apartas de su habitat natural, para tu propio disfrute; la flor se empezará a marchitar y morirá en pocos minutos, en cambio si te complaces sólo con admirarla en los frondosos bosques donde crece y no la mancillas; ella te mostrará siempre toda su belleza y te protegerá  de por vida... 

 Sus delgados brazos, estaban a punto de desencajarse, sus venas, producto de mucho gimnasio, se marcaban descaradas en ellos; tan sólo una manta vieja, de cuadros rojos y verdes; que sintió muy familiar, le cubría su cuerpo( vestido tan sólo con una túnica azul) del pecho a los pies.
No recordaba exactamente, cuanto tiempo llevaba en aquella cutre habitación; pero las correas de sus muñecas, le recordaban que su permanencia allí, no era precisamente fruto de uno de sus frecuentes encuentros sexuales con chicos "malos".
Sentía su cuerpo, envuelto en un sudor frío insoportable; esa fue la primera sensación que tuvo al despertarse en aquel camastro estrecho y desvencijado; esa y aquel olor a humedad dulzón que envolvía toda la estancia.
El miedo agudizaba sus sentidos y hubiera querido no percibirlos con tanta intensidad; tenía sed y sentía la boca acartonada; la saliva se acumulaba en su interior, sin saber muy bien que hacer con ella; si la tragaba, tendría por unos segundos la sensación de ahogarse; pero si la escupía, sentiría asco de si misma; que unido a la situación en que se encontraba, no haría más que aumentar su estado de ansiedad.
Intentó a duras penas, poner orden en su cabeza; que en sus circunstancias , resultaba paradógico; creía recordar con bastante lucidez la noche anterior, sin embargo había un vacío en sus recuerdos que no lograba llenar, en que momento perdió la consciencia de sus actos?, si, era cierto que había bebido mucho y tomado alguna pastilla; pero no había sido una noche muy distinta a cualquier otra; y había pasado la mayor parte del tiempo con sus amigas, o eso creía...
Con todas estas cábalas, la cabeza estaba a punto de estallarle y cada vez se sentía peor; cuánto tiempo más iba a durar esto, cómo había llegado a este cubículo, quién la había traído, pero sobre todo qué le esperaba...?

Atada alos barrotes de la minúscula cama, como si fuera un animal, sintío una especie de rabia que minaba su frágil cuerpo de adolescente;
 intentaba llorar, pero no podía, sus ojos resecos de ira, recorrieron toda la habitación y por primera vez reparó en que no había ningún tipo de ventanas; eso no hizo más que acrecentar la sensación de ahogo que sentía, tal vez estuviera en un sótano o algo parecido; la incertidumbre se apoderaba de ella por momentos; necesitaba ir al baño y en aquella pocilga no había nada que se le pareciese, aunque de nada hubiera servido con las manos atadas.

De pronto unos ruidos exteriores la alejaron de sus pensamientos y con un ademán de soltarse de las correas, sólo consiguió hacer sangrar su muñeca derecha; aunque fue el miedo lo que motivó el impulso; las pisadas cada vez se oían más cerca, a qué le recordaba aquel soniquete acompasado?