LA MENTIRA ANTE EL ESPEJO
Caminaba lentamente, con un imperceptible bamboleo; si no la observabas demasiado; pero si te fijabas bien, podías palpar su inestabilidad.No le gustaba mucho rodearse de gente; paseaba casi siempre sola; si le decías algo, te contestaba con una media sonrisa, que no se acababa de completar y rápidamente bajaba la mirada.Sus ojos enormes, parecían salirse de sus órbitas; y cuando te miraba, sentías un escalofrío difícil de describir; sus silencios decían más que sus palabras; que cuando salían de su boca,sonaban cavernosas y vacías.Sus pómulos hundidos parecían un holocausto de violencia contenida; sus amplias ropas, pretendían esconder la evidencia; que se palpaba en cada uno de sus gestos; pero eran sus manos, lo que más la delataba; cuando las mirabas, tenías la impresión de estar viendo un muerto viviente; sus esqueléticos dedos arañaban cada cosa que tocaba; cada movimiento, era una coreografía grotesca de un drama del que ella no era consciente.
Te costaba aceptar, que debajo de sus ropas, hubiera carne que cubriera sus huesos; era tan alta, que por momentos temías, que se fuera a desintegrar, a cada paso que daba.
Y ella luchaba por conseguir sus metas; comer cada día un poco menos, morir cada día un poco más.
Se miraba y pensaba que todo se podía mejorar; que cada día su cuerpo podía ser más bello; pero su imagen le devolvía:"La mentira ante el espejo".