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LA TRAMPA

Me desperté en medio de la nada. Mi cuerpo estaba entumecido y dentro de mi cabeza percibía un vacío estremecedor; como si todo lo que antes había allí dentro se hubiera evaporado, como si ya no tuviera momentos que arrancarle a la vida y algo se hubiera muerto dentro de mí.
 Lo que hubiera dado en aquel momento por devolverle la sabiduría a su dueño, por rescatar el misterio de la ignorancia, lo que hubiera dado por no haber deseado conocerlo todo y haber dejado que el destino me sorprendiera poco a poco... pero quise adelantarme a sus designios y he caído en su trampa. Ahora sé que no me sirve de nada, que no podré cambiar nada.. es desolador y a la vez irónico, pero es el precio que pagaré por mi insolencia.


Cada día de mi vida lucho incansablemente por olvidar aquella tarde en que quise jugar a ser Dios y adelantarme a sus planes y cada día compruebo lo necios que resultan mis desvaríos por intentar cambiar mi profecía. Todo lo que aquel fatídico día me anunciaron se está cumpliendo irremediablente sin que yo pueda hacer nada por evitarlo y mientras, yo juego a ser una oveja más del rebaño que vive la vida como si nada. Pero cada día sé lo que me va a ocurrir en cada momento; es como si un mecanismo en mi interior se activara más rápido que mis pensamientos y mis actos, es como si hubiera perdido totalmente el control, como si alguien manejara los hilos de mi vida y fuera sólo una marioneta en manos del destino; eso es lo que soy, un muñequito movido por hilos que ha perdido la capacidad de decidir.

Todo esto comenzó hace ya cuatro años; una tarde en que yo estaba aburrida y acepté la invitación de mi amiga para ir a ver a quien ella llamaba su consejera espiritual. Elisa no era muy dada a creer en fantasías pero sí le gustaba ser original, por eso siempre andaba metida en espiritismos y andanzas de brujerías aunque, nunca cruzaba la línea; ella siempre decía que no era bueno saber demasiado, en cambio yo ansiaba conocer lo que me deparaba la vida y, todavía no sé porqué.

Yo en aquella época dudaba si seguir con mi novio o dejarle e irme con mi amante con el que ya llevaba un tiempo clandestinamente; dudaba entre los dos porqué si los juntaba creía tener al hombre ideal, por eso no me decidía a cambiar nada y, pensé que tal vez una ayuda del más allá me ayudaría a elegir.
 Aun recuerdo las palabras de aquella mujer antes de irme de allí: "vete y no vuelvas, nada hay que puedas hacer por cambiar tu destino. Te he enseñado lo que va a ser tu vida pero nada puedo hacer ya, por ayudarte a cambiarla".

 Cuando salí de alli, las carcajadas de Elisa retumbaron en las estridentes paredes de la sala de espera, mi rostro debía de estar desencajado pero, ella que no se tomaba la vida muy en serio quiso restarle importancia y me acompañó a tomar un café ajena a lo que había ocurrido allí dentro.
 "Esta será la última vez que tomaremos un café juntas", le dije con el rostro inexpresivo mientras desde la terraza donde estábamos contemplaba los coches pasar de un lado a otro ajenos también a lo que iba a ocurrir diez minutos después. Elisa, sin prestarme demasiada atención pagó los dos cafés y cruzó la cafetería para ir al baño. Yo, me quedé mirándola pero no corrí tras ella, sólo lo hice diez minutos después como era lógico en una persona que se impacienta por la tardanza de alguien y no sabe lo que ocurre, pero yo sí lo sabía...
 Aquella fue la última vez que la ví con vida.
 Lejos de sentirme culpable, viví aquella fatídica desgracia con resignación y con la misma pena e impotencia del que ignora el porvenir. Mi cerebro no tenía tiempo suficiente para registrar los movimientos pertinentes para  adelantarse a todas las desgracias que hubiera podido evitar y lo mismo me ocurrió tan sólo dos meses después: yo había decidido dejar a mi novio y aunque sabía lo que eso me depararía, nada hice por evitarlo: una mañana empaqué mis cosas y me despedí de él para siempre: "serás muy feliz, te lo aseguro, te volverás a enamorar y dentro de poco te habrás olvidado de mí" le dije con el rostro impasible y sin derramar una sóla lágrima y, lo hice dos segundos antes de cruzar la puerta y saber que ya nunca más volvería a despertarme a su lado.
 Aquellas fueron las últimas palabras que le dije.

 Otra noche en que yo estaba en la cama con mi nueva pareja, escuchaba rutinariamente todas las patrañas que me contaba: viajes de negocios en que no podía acompañarle por lo aburridos que me resultarían, cenas de trabajo que de trabajo nada tenían y yo, sabiendo en cada momento lo que pasaba por la mente de quien en aquel momento compartía mi cama, nada hacía por evitarlo. Ni una sóla vez intenté cambiar sus planes, ni en una sóla ocasión quise adelantarme y jugar con el viento a mi favor, más bien al contrario: escuchaba sus retaílas con pasividad y esperaba con ansiedad los pocos momentos que me regalaba y le dejaban libres las otras mujeres; mientras, me llegaban aun sin quererlo  las buenas nuevas de mi anterior relación: los embarazos de su nueva novia, los éxitos profesionales que  se habían fraguado estando conmigo y que con el tiempo se materializaron en una vida estable; era como un castigo y yo que ya sabía todo eso, seguía caminando sin pararme por la línea torcida que era mi vida y que ya nunca se enderezaría. 

 Y aquí sigo, esperando... viendo pasar mi vida y sabiendo todo lo que me va a ocurrir. He pensado en fulminarla, romper con todo, rasgar la delgada línea que me ata a este mundo, pero es inútil, sé que moriré de vieja, me he visto así: desahuciada, sóla, porqué pronto voy a quedarme así, tampoco voy a hacer nada por evitarlo. Cuando él se muera dentro de muy poco, tampoco quedará mucho de mí, más que la condena y la penitencia de seguir en este mundo con los restos de mi cuerpo maltrecho. Si pudiera, debería tratar de  evitar lo que ese día va a ocurrir, pero es mi cerebro quien lo sabe; las palabras, los conatos de movimiento y los argumentos están anestesiados, desperdigados y no quieren aliarse con él.
 Soy sólo una marioneta, un muñequito movido por hilos muy finos, que ha perdido la capacidad de decidir...
                                                                  fin

6 comentarios:

STAROSTA dijo...

HOLA BETTY

Bueno sin duda la emocion mas grande es la de ver que volviste a publicar!!!!! Ufff definitivamente uno no se da cuenta de lo importantes que son estos espacios amados hasta que dejan de ser actualizados y uno quiere leer mas. Gracias por volver....y de que manera!!!


Es una historia que sin duda muestra los inexpugnables nudos que uno mismo se va atando en la vida, tarde o temprano terminados sumergidos en cadenas que arrastramos y ....por que?? Por que vamos arrastrando todo eso?? por que dejarnos casi morir de pena por esas cosas y esa gente que va y viene por nuestras vidas???? Si duda mañana es mejor....entonces??? Tu publicacion deja una reflexion importante. Todo el mundo deberia leerla. Todo el mundo deberia leerte

Te dejo un abrazo enorme beatriz y que alegria volver a leerte!!!! Ojala sigas publicando sin descanso....TQM Amada compañera de letras virtuales.

STAROSTA
(UN PRODUCTO DE TU IMAGINACION)

GABRIEL dijo...

Hola Bea: lo primero bienvenida de nuevo a estos mundos blogueros ya que se te echaba mucho de menos.
Has vuelto con una historia que estoy de acuerdo en que todo el mundo debería de leer, uno se puede dejar llevar por el encanto de tus letras y por tu sensibilidad que es incombustible pero si se lee detenidamente y se capta lo claustrofóbica que puede llegar a ser la situación pone a uno la carne de gallina, es como una cárcel de la que uno no puede salir: conocer el destino y no poder controlarlo, otra genialidad de mi bella dama de la prosa. En serio la he léído varias veces, rebosa frragilidad a la par de crudeza.
Un abrazo de corazón.

Marta dijo...

Hola amiga
No te puedes imaginar lo que rezaba ya para volver a comer chocolate mientras leía y releía uno de tus apasionantes relatos. Me gusta de éste sobre todo el párrafo en que la amiga se va al baño, resulta conmovedor leer entre líneas. Imagino la impotencia de conocer la verdad sin poder cambiartla, es aterrador. Otro éxito para mi amiga ah y me alegra comprobar que a pesar de no haber escrito en todo este tiempo no han dejado de añadirse seguidores. Me encanta ver como va creciendo esto.
Te dejo un beso y el mismo cariño de siempre.

Susana María dijo...

Hola tú... yo vine paseando desde mi blog porque tú blog llegó al mío de casualidad, uno de esos casuales, furtivos, sin espacio ni tiempo. Te he leído cuidadosamente para poder hacerte saber que estuve aquí, en silencio, conociendo otros parajes llenos de letras.

Tengo que decirte que conozco esa sensación. Casi toda mi corta e inexperta vida he jugado a ser Dios. Nunca resultan mis planes...La muerte, los sucesos intempestivos, todo lo que viene y siempre se va sin explicación. Nosotros, a veces, intentando cambiar todo como si retrasando cada movimiento la muerte, los sucesos llegaran más tarde. Tu escrito es crudo pero cierto, impecable. No me permitiría escribir una prosa de ese tamaño, no lo lograría.

Me gustan tus letras, quizás me pase más a menudo si me es permitido. Un abrazo.

Sus

Andy dijo...

hola bea: un placer como siempre

Si muchos de los que te comentan te conocieran en persona sabrían que nada bueno de lo que se te diga resulta exagerada, más bien al contrario no existen palabras suficientes para definir lo grande que eres como ser humano.
Me maravilla lo pulido que resulta tu escritura y me quedo con que en verdad no es bueno saber demasiado, hay que dejar un espacio para la incertidumbre

un abrazo fuerte reyna

Marcos dijo...

Hola Beatriz

Feliz regreso con un realto que aunque tiene un punto utópico resulta realista: ciertamente no podemos controlar el destino, la manera de enfocarlo crea en el lector cierta impotencia claustrofóbica. Todavía tengo en mis retinas "el hormiguero" ese relato tan genial que escribiste hace unos meses y al leer eso me pregunto porque al leer lo dos sé que lo ha escrito la misma peresona?
Ese es el concepto que yo tengo de tener estilo, reconocer al autor aunque los temas no tengan nada que ver
Abrazos y felicitaciones!